Cultivan más de tres mil kilos de arándanos en dos meses para cubrir una demanda al alza

TABOADELA

La explotación familiar Pazos de Soutomaior fue pionera en Taboadela
21 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La ilusión de Miguel Blanco siempre había sido tener una plantación propia. Pudiendo decidirse por la agricultura más tradicional, se planteó otros frutos no tan extendidos por Galicia como el aguacate o los arándanos. En el 2018 apostó por el fruto rojo, siendo un acierto total por responder a la perfección al clima ourensano y al bum en la demanda de este producto. Junto a su mujer, María Campos, comercializa como Pazos de Soutomaior unos 3.500 kilos de arándanos cultivados entre julio y agosto en una explotación de más de 3.000 plantas. «Cada vez hai máis mercado sobre todo entre os particulares porque queren un sabor natural», asegura María.
La plantación se encuentra en el núcleo de Soutomaior, en Taboadela, en una finca de una hectárea que pertenece al Obispado y que la familia recuperó y acondicionó. Mantienen el mismo tamaño que cuando empezaron hace ya siete años, de una superficie considerable para ser un negocio familiar. «Teñen que ser plantacións grandes para que sexa rendible, os primeiros anos case non había produción, as plantas eran pequeniñas, foi crecendo pouco a pouco», recuerda la agricultora. Tuvieron que enfrentarse a numerosos problemas con los pájaros, para lo que instalaron una red que cubre todo el cultivo, o con el jabalí, al que frenan con pastores. Tras unos inicios duros, las cosechas empezaron a ser muy productivas. «Incluso nós pensabamos que non sería viable, pero fixemos un estudo da terra previo e danse de marabilla», explica María. El fruto recibe el calor suficiente para madurar y la tierra tiene las propiedades que necesita.
Pazos de Soutomaior trabaja con tres variedades: duke, bluecrop y aurora. La primera comienza a estar lista en junio y las últimas las recogen a finales de julio, aunque si hace mucho calor se adelantan. No llevan ningún tipo de insecticida ni producto, son totalmente naturales, aunque no tienen el sello oficial de producto ecológico. «Iso é o que lle da o sabor tan rico, sempre nos din que non teñen nada que ver cos que se poden comprar no supermercado», asegura la agricultora. A los particulares de la zona les entregan las cajas de frutos recién recogidas, sin necesidad de almacenarlos o refrigerarlos antes. «Pódense comer directamente da planta, sen lavar e sen nada», asume María.
Precisamente los particulares son casi los principales clientes de la explotación, sobre todo de las zonas de Allariz, Celanova y Ourense. También trabajan con una distribuidora de Vigo y están en tiendas de las mismas comarcas o en el Mercado Reserva da Biosfera de Allariz los sábados. «Nesta zona hai un bum de demanda de arandos moi grande», asegura. Su explotación es de las pocas de la zona e incluso de la provincia. Eso sí, sigue siendo un complemento económico. María y Miguel conservan sus trabajos porque para llegar a ser una dedicación exclusiva tendrían que aumentar considerablemente el terreno o buscar otras variedades: «Teríamos que complementar con outros tipos que madurasen no resto dos meses para ter cuberto todo o ano». Por el momento se mantienen con la misma superficie.

Para asumir la campaña de recogida, María se pide vacaciones en el trabajo y les ayuda su hijo. Los dos meses de recolecta suponen la parte más dura. Además en pleno verano. En enero realizan la poda y el resto del año tan solo tienen que encargarse del mantenimiento. La finca cuenta con un sistema de riego diario que se instaló bajo tierra. Asumen la labor de apañar los frutos de 3.000 plantas en familia. «Estamos aquí de luns a domingo», asume María. Pese al intenso esfuerzo, aseguran que merece la pena por la gran rentabilidad y los buenos comentarios que reciben: «Estamos súper contentos sobre todo polas valoracións dos clientes, encántalles o noso sabor». La agricultora relata que muchos de los particulares no se imaginan el meticuloso trabajo que supone, hasta que visitan la plantación y lo ven en primera persona. Entonces lo valoran incluso más porque es de proximidad y natural. Para ella también tiene una parte positiva a mayores: «Estar aquí é totalmente anti estrés, agora xa nos gusta a toda a familia».