
Martín Fernández Ramos, de 8 años, y Desmond Peter Eke, de 16, ganaron los premios del Círculo Poético Ourensano
01 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Uno de los abuelos de Martín Fernández Ramos falleció recientemente. Él quiso escribirle una despedida y su obra ha recibido el primer premio de la categoría infantil de la décimo tercera edición de los galardones del Círculo Poético Ourensano, que preside su otro abuelo, José Ramón Fernández Morgade. El reconocimiento, aclara, no es fruto del nepotismo, sino de la enorme sensibilidad y talento del chaval. «Hay cantera. Se nota que cada año las poesías van mejorando y la verdad es que nos resulta difícil valorarlas sin saber siquiera la edad de las personas que las están escribiendo», explica Fernández Morgade. Él y otros seis jurados son los encargados de leer y puntuar todas las obras —este año recibieron 139— pero no saben ni el nombre ni el curso exacto en el que están los autores y realizan esa tarea de manera individual, cada uno desde su casa.
Siguiendo ese sistema, el elegido en la categoría de educación primaria resultó ser Martín Fernández Ramos. Con ocho años, acaba de terminar el tercer curso y con muy buenas notas. Presume de un 9,30 en Lengua y le gusta leer, el teatro y los dinosaurios, cuenta. Sus padres le sugirieron participar en el concurso del Círculo Poético Ourensano y la obra, titulada El latido de mi corazón, está dedicada a su abuelo y a su perrita, que fallecieron recientemente. Conseguir el premio fue toda una alegría para él. «Yo no sabía que iba a ser el ganador, pensaba que sería uno de los del medio», cuenta entre risas. Ahora no descarta escribir más poesías en el futuro. «Depende de cómo esté, de si estoy bien, porque no quiero escribir una poesía cuando me encuentre mal».
Así es la obra con la que ganó el galardón: «Cuando el sol se va a dormir / y la luna empieza a brillar / siento el latido de mi corazón / que no deja de pensar. / Pienso en mamá y papá, / en los abuelos y en ti, / en todos lo que quiero tanto, / y que siempre están aquí. / El latido de mi corazón / late fuerte, lleno de amor, / porque mi familia es mi tesoro, / mi alegría y mi calor. / Aunque a veces no te vea, / sé que me cuidas desde allí, / y el latido de mi corazón / me dice que nunca te irás de mí. / Cuando juego y me caigo, / o cuando me siento triste, / el latido me recuerda / que siempre me queréis, y existe. / Y como dice la canción: / ‘‘Amor verdadero / nos une por siempre / en el latido de mi corazón’’».

Voleibolista y escritor
Desmond Peter Eke, de 16 años, acaba de terminar tercero de la ESO y suspendió Lengua y Lingua. No se le dan demasiado bien los estudios, pero sabe utilizar bien las palabras, tanto que él ha sido el ganador del premio de Círculo Poético Ourensano para alumnos de secundaria y bachillerato. A él lo animó a participar Marila Abad, profesora suya en el colegio Cardenal Cisneros. Por su intermediación ya ha participado en varias ocasiones en las Tardes de Poesía que organiza el círculo ourensano. «Nos insistía mucho y le empecé a tomar un gran cariño», dice sobre su afición a escribir.

Al principio a sus padres, que emigraron desde Nigeria, no les hacía mucha gracia. «Les molestaba que llegase de noche teniendo 12 o 13 años solo por estar haciendo poemas. Él quiere ser voleibolista profesional —juega en cadetes actualmente— pero también se propone seguir escribiendo. La obra con la que ganó, Un mundo, está dedicada a un amor juvenil. «Cuando hago poemas me gusta contar mis propias experiencias y me gusta mucho cómo lo estoy haciendo. Ya había hecho muchos poemas, pero esta vez había algo más, le di mucho sentimiento», cuenta. Así es:
«Ahora fantaseo / un mundo donde compartamos minutos juntos, / un mundo donde podamos darnos la mano de nuevo, / un mundo donde no hubiéramos cometido esos errores, / esos de los que ahora nos arrepentimos, / un mundo donde nuestras malas decisiones, / nuestras inseguridades, / no hicieran que esta relación no florezca. / Estoy cansado de abrigar este sentimiento / que me carcome el alma cada día. /Solo un mensaje tuyo y mi corazón no para de arder, / son miles de sentimientos que no puedo controlar, / al verte, no puedo parar de sonreír. / Daría cualquier cosa por tus besos, / por tus furtivos abrazos. / Soy tan joven aún, / y ya me habitan tormentas que no sé nombrar, / emociones que arden como si llevara siglos sintiéndolas, / es sorprendente para mí / demostrar estas desesperantes emociones. / Gracias a esto comprendí la frase / «el amor te vuelve loco»; y la hice mía. / Ella es tan pequeña cómo una flor, / tan ligera cómo un pétalo a la deriva del viento. / No sé por qué me atrae / al igual que un imán al cobalto. / De pronto caí, / tal y como lo hizo la manzana de Newton, / con palpitantes latidos mi corazón danza / al contemplar una preciosa sonrisa / más radiante que el sol, / que pudo eliminar la oscuridad»