
La llamada Gambito de Rey es una apertura de ajedrez. El movimiento consiste en ofrecer un peón al adversario (el peón está del lado del rey, de ahí su nombre). Las blancas ofrecen esa pieza a cambio de obtener la iniciativa y el dominio en el juego. Hoy en día apenas se utiliza esa apertura, pero todavía mantiene a fieles que la practican. En política, pocos valoran el Gambito de Rey. Es un riesgo. Sin embargo, algunos sí juegan con el Gambito. Feijoo es uno de ellos. No le importa ceder peones a cambio de dominar la partida. Su última cesión, la más inteligente, ha sido afirmar que gobernará en solitario. Y ha hecho muy bien. A lo largo de los últimos años he hablado en esta columna del principal aliado de Pedro Sánchez. Es Vox. En nombre de Vox hemos padecido al peor gobierno de la democracia. Y seguimos. Por eso el PP no debe dejar de repetirlo: Feijoo gobernará solo.
Esta última afirmación, obviamente, tiene sus escollos. Sin embargo, es el peón que Feijoo debe entregar para dominar la partida. Y lo está haciendo. Será el próximo presidente del Gobierno, más pronto que tarde. No esperen de él grandes alharacas ni extravagancias. Su lema es el sentidiño y en nombre de ese sentidiño ha ganado todas las elecciones a las que se ha presentado. Sánchez, contrariamente, las ha perdido casi todas: solo ha ganado las celebradas en el 2019. Aun así, se revuelve contra su inminente derrota. Lo hace de un modo tosco.
La sesión parlamentaria del pasado miércoles ha sido el espejo exacto de su rudeza. Sumido en el mayor escándalo de la democracia, con una mano derecha en la cárcel (Santos Cerdán) y otra gravemente imputada (Ábalos), no se le ha ocurrido mejor defensa que encender el ventilador de la corrupción. ¿Autocrítica? Ninguna. ¿Medidas realmente eficaces para combatir la mugre política? Ninguna. Él no puede sacarnos de este infierno de reputación. Y no puede sacarnos porque ha sido él y solo él quien nos ha metido en el báratro más patético de nuestra historia democrática. Antes solo conocíamos unos cuantos esta certeza. Ahora ya lo sabe todo el mundo. Desde los americanos a los europeos. Desde el cinco por ciento en gasto de defensa que firmó pero dijo no firmar, hasta los fondos que nos congelan en Europa por no cumplir los requisitos exigidos. Esa es la verdad de Sánchez. En realidad, esa es su mentira. En ella hemos vivido desde el año 2018. Incluso antes. Cuando él era el cuarto ocupante de un vehículo que tiene a los otros tres en prisión o camino de ella.
A España le sentará bien Feijoo. Un gobierno de Feijoo en solitario. No se burlará de los ciudadanos, especialmente de aquellos que no piensen como él. No vulnerará nuestra inteligencia. Tratará con respeto a las instituciones. Hará del sentido común su bandera. Y no mirará el pasado con rencor, porque el rencor hay que apearlo de nuestra democracia. Ya ha entregado el peón. Ahora solo queda ganar la partida.