
Lo de Cerdán, presunto Santos súbito de las mordidas, está dando dentro y fuera del Gobierno Pedro para distintos niveles de enfado, más o menos sinceros, pues en la sinceridad también hay niveles, que pregunten si no en Ferraz. Luego de la conmovedora tristeza mostrada ante las cámaras por el hombre que aparcó su peugeot en la Moncloa con la misión de «regenerar la Democracia» (sic) faltaba escuchar las reflexiones de Yolanda, alias vicepresidenta Díaz. Lo hace el día después de que Cerdán ingrese en esa Isla de las Tentaciones de los Corruptos llamada Soto del Real. Su mano y su dedo índice no presagian nada bueno para Pedro. Su cara es un poema. Es como si fuese a recitar, en plan Neruda, puedo romper los pactos más tristes esta noche. Pero no caerá esa breva. En su lugar, Yolanda relatará cómo andan las gentes de Sumar, vocación Multiplicar, realidad Restar: «Muy enfadados». Tentación, irse del Gobierno; realidad, a dónde diablos.