![Cáscada de Ézaro (Dumbría), en la desembocadura del río Xallas, un monumento natural único en Europa, por ser la única que cae en el mar](https://img.lavdg.com/sc/7tvSPDaJ_gSYA2bRfrjnK8RarLM=/480x/2017/03/17/00121489774384917471450/Foto/SEM22P1F5_191222.jpg)
Un tsunami es un terremoto que genera una ola inundando el continente. Las olas marinas las produce el viento, un volcán submarino, el desprendimiento de un acantilado, y también un tsunami generado por la rotura de uno o varios embalses fluviales. La avenida de agua al llegar al océano genera una onda que se propaga mar adentro hasta chocar con otro continente. En Galicia, la subida del nivel del mar ha invadido las rías gallegas poniendo el fondo de estos profundos entrantes al alcance de los tsunamis marinos. Pero hay otro efecto no considerado hasta ahora. La colonización de la red fluvial gallega durante la dictadura franquista transformó los ríos en cadenas de embalses donde se acumulan más de 3.220 hectómetros cúbicos a los que hay que añadir los 695 hectómetros cúbicos de As Pontes y Meirama que transfirió a Galicia la minería del lignito.
Aunque es casi imposible que sea simultáneo, imagine la rotura de todas las presas y la generación de un tsunami en todas las rías que iría al mar, que es el morir, arrasando las ciudades fluviales de Galicia. El furor por la energía limpia ha devastado a la Consellería de Industria de Galicia causando la floración eólica de sus montes, que ahora se complementa con el peligro de las centrales de bombeo (vaya nombre). Esto multiplica la capacidad de embalsamiento de Galicia incrementando la potencia de un tsunami fluvial. Y esto lo vigila cualquiera, pues construida la red de embalses, se revenden al que tenga dinero para comprarlos.
Me preocupa el río Xallas mártir. Con sus 65 kilómetros de longitud bate todos los récords: cuatro embalses que almacenan 222 hectómetros cúbicos que quieren ampliar con otro más, en A Ruña, destruyendo el patrimonio natural y aumentando la potencia del tsunami amigo procedente de Ézaro. Mientras Fisterra, Corcubión y Cee miran al Atlántico esperando por el tsunami marino, los pillará por la retaguardia el que venga del Xallas. Recomiendo a sus habitantes que tomen clases de surf.