Estos son los 10 errores que cometemos en verano sin darnos cuenta: del bañador mojado a cenar solo fruta

Macarena Poblete / U.R. LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Mujer tomando el sol en la playa.
Mujer tomando el sol en la playa. Juan Herrero | EFE

Evitar estos descuidos es clave para cuidar tu salud y disfrutar del verano sin riesgos

08 jul 2025 . Actualizado a las 11:25 h.

El verano suele ser sinónimo de descanso, ocio y desconexión. Pero entre la playa, las terrazas, las vacaciones y el calor, muchas veces bajamos la guardia sin darnos cuenta. Cambiamos de rutina, adoptamos hábitos más flexibles y cometemos errores que, aunque parecen inofensivos, pueden tener un impacto negativo en nuestra salud. 

1. Creer que estás a salvo del golpe de calor en interiores

Uno de los errores más comunes durante el verano es pensar que el golpe de calor solo puede producirse en exteriores. Sin embargo, también puede ocurrir en espacios cerrados si no están bien ventilados o carecen de una temperatura adecuada. «En condiciones normales, con temperaturas más propias del lugar en el que vivimos, normalmente sudamos, transpiramos y, de esa manera, el cuerpo regula el exceso de calor. Cuando las temperaturas en el exterior son tan elevadas, nuestra temperatura corporal sube y entonces nuestro sistema termorregulador falla, no funciona como debería», explicaba la doctora Ana Salgado Portabales, coordinadora de Urxencias Sanitarias de Galicia-06 en entrevista con La Voz de La Salud.

 Esta disfunción puede provocar daños en órganos vitales como el cerebro, el hígado o los riñones. Los grupos más vulnerables son los menores de cinco años y los adultos mayores, ya que sus mecanismos para regular la temperatura son menos eficaces y, en muchos casos, dependen de otros para mantenerse hidratados.

2. Olvidar las gafas de sol

Otro error frecuente en verano es olvidar proteger los ojos con gafas de sol adecuadas. Aunque aplicar protector solar ya forma parte de la rutina veraniega, muchas personas no consideran que la exposición prolongada a la radiación ultravioleta también afecta a la salud ocular. Según la American Academy of Ophthalmology, los rayos UV pueden contribuir al desarrollo de cataratas, cánceres oculares y lesiones como el pterigion, especialmente en quienes pasan muchas horas al aire libre o cerca de superficies reflectantes como el agua o la arena. La protección debe comenzar desde la infancia, usando gafas con filtro 100 % UV o UV400, y sombreros con ala ancha, para reducir el riesgo acumulativo de daño ocular a largo plazo.

3. Nadar con lentillas

Bañarse con lentes de contacto es otro error habitual que puede tener consecuencias graves para la salud ocular. Aunque muchos usuarios optan por mantener sus lentillas en playas o piscinas por comodidad, esto incrementa significativamente el riesgo de infecciones corneales. «La lentilla es como una pequeña esponja, que absorbe ese líquido que no es puro, que tiene conservantes, restos y químicos, sobre todo el agua de la piscina que tiene cloro», advirtió en este artículo el Dr. Joan Pérez, óptico-optometrista.

 Incluso si la infección no aparece de inmediato, el patógeno puede quedar atrapado en la lentilla y provocar problemas días después. El riesgo se multiplica en balsas, pantanos o piscinas mal mantenidas. Como medida de precaución, se recomienda evitar el uso de lentillas en el agua o, en caso necesario, combinarlas con gafas de natación que impidan el contacto.

4. Quedarte con el bañador mojado

 Pasar muchas horas con el bañador mojado es un hábito veraniego que puede tener consecuencias para la salud, especialmente en mujeres y niñas. Aunque el traje de baño es clave para disfrutar del agua, mantenerlo húmedo sobre la piel favorece la proliferación de microorganismos en la zona genital. Esta humedad constante altera el equilibrio natural y puede facilitar la aparición de infecciones como la cistitis, una inflamación de la vejiga causada por bacterias, que provoca molestias como escozor o dolor al orinar. Según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), esta afección es frecuente en mujeres debido a la anatomía de su aparato urinario. La prevención pasa por cambiarse el bañador lo antes posible tras el baño y mantener una higiene íntima adecuada.

5. Pensar que el agua del mar cura las heridas

 Aunque su salinidad puede tener cierto efecto desinfectante, el agua marina no está esterilizada y puede contener bacterias, virus y protozoos capaces de infectar una lesión abierta, como se advierte en un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

 Además, la sal puede causar escozor, enrojecimiento e incluso retrasar la cicatrización, especialmente en heridas recientes o sensibles. Un estudio realizado por el departamento de quemaduras del Hospital Nanfang en China ha demostrado que la combinación de agua salada y lesiones, como quemaduras, puede intensificar la respuesta inflamatoria. Por ello, exponer una herida al mar debe evitarse o, al menos, valorarse con precaución en función de su gravedad.

6. Beber alcohol para refrescarte

 Aunque una cerveza fría en una terraza pueda parecer una forma de refrescarse, lo cierto es que el alcohol favorece la deshidratación. En días de altas temperaturas, es fundamental priorizar alimentos ricos en agua, vitaminas y minerales, como frutas, verduras o gazpachos caseros, para compensar la pérdida de líquidos y nutrientes, así lo explicó en esta entrevista Sheila Castiñeira, dietista-nutricionista y miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Galicia (Codinugal). Además, el consumo habitual de alcohol no solo interfiere con la hidratación, sino que también se asocia con un mayor riesgo de enfermedades como el cáncer de colon.

7. Confiar en un bronceado base como protección solar

 Confiar en un bronceado base como forma de protección solar es un error común que puede tener consecuencias importantes para la salud de la piel. Aunque la pigmentación generada por la exposición al sol actúa como una barrera natural, esta defensa es limitada. «La pigmentación protege a la piel como un escudo y permite que entre menos radiación. Pero aún así, sigue entrando la radiación. Por eso, a nivel científico y dermatológico, no hay un bronceado saludable, porque la pigmentación es una respuesta biológica a una agresión», afirmó el doctor Josep González Castro, dermatólogo y miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) en esta entrevista

Cristina Ciudad, dermatóloga de la Academia Española de Dermatología (AEDV), subrayó que incluso sin quemaduras visibles, la radiación solar provoca mutaciones en el ADN de las células de la piel, lo que a largo plazo puede derivar en cáncer cutáneo, envejecimiento prematuro y «elastosis, que es un estado en el que la piel se hace más finita a medio o largo plazo».

8. Mantener la misma intensidad en tu rutina de ejercicio

 Durante el cambio de temporada, mantener la misma intensidad en tu rutina de ejercicio sin considerar las condiciones climáticas puede poner en riesgo tu salud. Según el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM, por sus siglas en inglés), el ejercicio intenso o prolongado —incluso en ambientes fríos— puede provocar calambres musculares y agotamiento por calor, especialmente cuando hay una pérdida importante de agua y electrolitos. En contextos de altas temperaturas, el cuerpo sufre un estrés térmico mayor, se eleva la frecuencia cardíaca y aumenta la posibilidad de sufrir un golpe de calor. Por eso, es fundamental ajustar la intensidad del entrenamiento y elegir horarios más frescos para evitar complicaciones.

9. No proteger tu cuero cabelludo del sol

 Olvidar proteger el cuero cabelludo del sol es un descuido más común de lo que parece y, sin embargo, puede tener consecuencias graves. En un país como España, donde el sol forma parte del estilo de vida y muchas personas trabajan al aire libre, la exposición prolongada sin protección ha contribuido al aumento de casos de cáncer de piel. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), solo en 2025 se esperan más de 9.400 nuevos diagnósticos de melanoma en el país,un incremento significativo con respecto a años previos. 

 Usar sombreros, gorras o fotoprotectores específicos para el cuero cabelludo puede ser una medida sencilla pero crucial para prevenir este tipo de enfermedades.

10. Cenar solo fruta

 Cenar solo fruta es una costumbre muy común en verano, pero no es la opción más equilibrada. Aunque aporta fibra y agua, la fruta no cubre por sí sola todas las necesidades nutricionales del cuerpo. «Tampoco es conveniente excederse ya que pueden desplazar otros alimentos igual de saludables», explicó la doctora Ana Isabel Sánchez, vocal del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) en esta entrevista con La Voz de La Salud. Por lo tanto, abusar del consumo de fruta puede llevar a desequilibrios nutricionales si, por ejemplo, se dejan de lado las fuentes proteicas.