Putin y Trump «avanzan» para llegar a la paz en Ucrania, pero sin un acuerdo firme

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

INTERNACIONAL

Putin y Trump llegaron al mismo tiempo al aeropuerto de Anchorage.
Putin y Trump llegaron al mismo tiempo al aeropuerto de Anchorage. Kevin Lamarque | REUTERS

El magnate promete que los socios europeos se sentarán en la mesa de negociaciones

16 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacía seis años que el presidente de EE.UU., Donald Trump, no se veía las caras con su homólogo ruso, Vladimir Putin. Con las relaciones más tensas que nunca entre ambos, el inquilino de la Casa Blanca recibió a su contraparte en la base aérea de Anchorage (Alaska) con todos los honores antes de la cita clave para poner fin a la guerra en Ucrania. Una llegada simultánea de los dirigentes por una larga alfombra roja, aplausos y el vuelo de un avión B2 agasajaron al jefe del Kremlin. La sintonía llegó, y el mandatario ruso aseguró que llegaron «a un acuerdo para «allanar el camino hacia la paz en Ucrania». Pero el multimillonario subrayó que es tan solo «un inicio» y que, de momento, no habrá fin a la guerra.

El arranque diplomático, que traía noticias positivas como la discusión de un nuevo tratado sobre control de arma nucleares o la promoción económica entre ambos países, acabó en elogios entre ambos líderes. Putin reconoció a Trump no como rival, sino como «vecino». No tuvo, no obstante, el mismo tono con Europa, porque sobre el asunto central, el fin de la guerra de Ucrania, Putin añadió que «es necesario eliminar las raíces» que impiden la paz, en referencia al Gobierno de Zelenski. Trump, sin embargo, se limitó a comentar: «Aún no lo hemos logrado, pero hemos avanzado. No hay acuerdo hasta que haya un acuerdo». Por haber, tampoco hubo detalles sobre qué acordaron.

El Kremlin se esforzó en llegar con buena cara a Alaska. Ya con una invitación de parte de Washington que obviaba que sobre el mandatario ruso pesa una orden de arresto internacional, Putin realizó un homenaje floral al monumento de la amistad entre ambos países en Magadán, en el Lejano Oriente ruso, antes de llegar a EE.UU.. Un lugar dedicado a los pilotos soviéticos y estadounidenses que colaboraron en la Segunda Guerra Mundial en la derrota de los nazis.

El presidente ruso llegó con un séquito de alto nivel: los ministros Serguéi Lavrov (Exteriores), Andréi Beloúsov (Defensa) y Antón Siluanov (Finanzas), además de contar con Kiril Dmitriev, el director del Fondo Ruso de Inversión Directa que ya se vio con el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, en Moscú.

Tras esta reunión, parece que una cita similar con Zelenski quedará en suspenso. Anticipándose a la Unión Europea y a Washington, el Kremlin había anunciado a través de su portavoz, Dmitiri Peskov, que «si el resultado de la reunión es positivo» para Moscú, «es probable una reunión» con Kiev.

Con amenazas previas

A pesar de los gestos simpáticos hacia su invitado, Trump lanzó numerosas advertencias al Kremlin antes de reunirse con Putin para contentar a los ausentes europeos. Asumió gran parte de las peticiones de Zelenski y amenazó con que, de no dialogar sobre el fin de la guerra, el país euroasiático sufriría consecuencias «económicamente severas». Todo ello bajo una máxima: «Deseo ver un alto el fuego rápidamente. No sé si será hoy, pero me gustaría que fuera hoy». Además, descartó que su país fuera a hacer negocios con Moscú sin acabarse antes la guerra en Ucrania.

Porque a pesar de haber renunciado a tener una voz europea en la mesa, el multimillonario aseguro que la tendrán: «Europa no me dice qué hacer, pero van a estar involucrados». Y es porque, cuestionado por periodistas sobre si discutiría cesiones de territorio ucraniano, respondió: «Tengo que dejar que Ucrania tome esa decisión, y creo que tomarán una decisión adecuada, pero no estoy aquí para negociar por Ucrania. Estoy aquí para traerlos a una mesa». Y sobre las promesas de la futura seguridad de que el país eslavo no vuelva a ser atacado por Rusia, apuntó que garantizaría su seguridad. «No en la forma de la OTAN, porque eso no va a suceder, ya sabes. Pero sí, junto con Europa, existe la posibilidad», especificó.

Trump estuvo acompañado por el secretario de Estado, Marco Rubio, Witkoff, el secretario de Comercio, Howard Lutnik, y el director de la CIA, John Ratcliffe, que acogieron a Putin bajo el lema Persiguiendo la Paz.

La UE y Anchorage, marginadas de la cita

Las esperanzas de paz en Ucrania tras la cita entre Trump y Putin eran escasas. Sobre todo por el hecho de que el país invadido no estaba presente en la reunión. Por ello, los líderes europeos y los habitantes de Anchorage formaron un frente común contra el encuentro bilateral.

Las caras más visibles de los Veintisiete se encontraron con la resignación de tener que lanzar mensajes que esperaban ser escuchados en la cita de Alaska, así que se limitaron a arropar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y presionar por un futuro asiento en la mesa de diálogo. El canciller alemán, Friedrich Merz, sostuvo que tanto Trump como Putin debían «acordar un alto el fuego», ya que «Ucrania necesita garantías de seguridad sólidas». Y resaltó también que «las cuestiones territoriales solo pueden decidirse con el acuerdo de los ucranianos» como refuerzo a las posiciones europeas que querían tener voz en Alaska.

El propio Zelenski se expresó en un tono similar a Merz, pero más acusatorio: «Lo fundamental es que esta reunión abra un camino real hacia una paz justa y un debate sustancial entre los líderes en un formato trilateral. Es hora de poner fin a la guerra y Rusia debe tomar las medidas necesarias», enunció, aunque también aprovechó para decir al respecto de su invasor que «En el día de las negociaciones siguen matando». Por ello, pidió a Trump «una postura de firmeza durante la reunión» para cesar la guerra.

Un encuentro criminal

El presidente francés, Emmanuel Macron, registró por su parte que se telefonearía con el presidente ucraniano tras finalizar la reunión para trasladarle su apoyo y prever más medidas de presión europeas contra Rusia. La Presidencia del Elíseo además aseguró que ambos se darán cita personalmente «en el momento en que sea más útil y eficaz», sin arrojar más detalles al respecto.

Pero la oposición a la reunión entre Trump y Putin tuvo su filón más grande en la propia población de Anchorage. Una manifestación en la ciudad más grande de Alaska reunió a miles de personas con carteles y símbolos en apoyo a Ucrania. Uno de ellos, Christopher Kelliher, comentó para la BBC que «Putin no necesita estar en nuestro estado, y mucho menos en nuestro país». Especialmente porque considera que Trump acabará por ceder ante el dirigente ruso. «Tenemos un idiota en la Casa Blanca que se doblegará ante este tipo», agregó.