El Gobierno indio investiga las causas del accidente del vuelo AI171, mientras las familias se despiden de sus muertos

A. A.

INTERNACIONAL

Un grupo de personas observan los restos del accidente aéreo ocurrido cerca del aeropuerto internacional de Ahmedabad
Un grupo de personas observan los restos del accidente aéreo ocurrido cerca del aeropuerto internacional de Ahmedabad RAJAT GUPTA | EFE

La tragedia ha dejado 274 víctimas mortales y ha conmocionado al país

15 jun 2025 . Actualizado a las 09:50 h.

Un minuto bastó para que el vuelo AI171 de Air India se convirtiera en el peor desastre aéreo en décadas en territorio indio. La aeronave, un Boeing 787 Dreamliner con 242 personas a bordo, despegó el jueves a las 13:39 hora local desde el aeropuerto de Ahmedabad con destino a Londres-Gatwick. Apenas alcanzó los 200 metros de altitud cuando comenzó a perder altura de forma repentina. El piloto declaró una emergencia total y sesenta segundos después, a las 13:40, el avión se estrelló en la zona residencial de Meghaninagar, a solo dos kilómetros del aeropuerto. El impacto provocó un incendio masivo y dejó un rastro de destrucción que se ha cobrado 274 vidas.

Este sábado, el Gobierno de la India ha prometido esclarecer las causas del siniestro en un plazo máximo de tres meses. En una comparecencia oficial, el secretario de Aviación Civil, Samir Kumar Sinha, detalló por primera vez el minuto a minuto de lo ocurrido. «El avión alcanzó una altitud inicial de unos 650 pies y, segundos después, comenzó a hundirse. A las 13:39, el piloto notificó al control de tráfico aéreo que se trataba de un Mayday. A las 13:40 perdimos todo contacto», afirmó. Según los informes disponibles, el avión había volado sin incidentes en los tramos previos de su ruta, entre París, Delhi y Ahmedabad.

Las posibles causas del accidente

Las primeras hipótesis apuntan a un fallo técnico grave en los momentos críticos del despegue. Se investiga si hubo problemas con los motores, los flaps o el tren de aterrizaje. Y se analizan otras otras posibilidades como un error de procedimiento, una avería estructural no detectada o incluso un impacto externo, como una bandada de aves. Las condiciones meteorológicas eran favorables en el momento del despegue, por lo que se descarta esa hipótesis. La caja negra ha sido recuperada y trasladada a la ciudad de Delhi, donde expertos indios, junto con técnicos de Boeing, y de agencias internacionales —entre ellas la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Rama de Investigación de Accidentes Aéreos del Reino Unido (AAIB)— ya analizan el registrador de voces y datos que graba todo lo que ocurre dentro de la cabina. Se confía en que aporten información decisiva sobre los segundos posteriores al Mayday. La magnitud del choque ha llevado al Gobierno a ordenar inspecciones urgentes de todos los Boeing 787-8 operativos en el país, en un intento por restablecer la confianza en el aparato.

Un comité de expertos y una investigación en curso

Mientras tanto, la investigación técnica avanza. El Ministerio de Aviación Civil ha conformado un comité de alto nivel presidido por el secretario de Interior, que incluirá a representantes de la Dirección General de Aviación Civil (DGCA), la Oficina de Seguridad Aérea (BCAS), las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia. El comité tendrá acceso ilimitado a todos los registros: desde las cajas negras, ya recuperadas, hasta los documentos de mantenimiento y las comunicaciones del control aéreo. Su mandato no solo consiste en identificar las causas del accidente —sean mecánicas, humanas o meteorológicas—, sino también en redactar nuevos protocolos y normas para evitar catástrofes similares.

El impacto del aparato contra un edificio residencial del BJ Medical College amplificó la tragedia. A los 241 fallecidos dentro del avión, entre pasajeros y tripulación, se suman al menos 33 muertos en tierra, incluidos estudiantes de medicina y personal sanitario que se encontraban en la residencia universitaria. Las autoridades han confirmado 274 víctimas mortales y más de sesenta heridos.

En este escenario de devastación emerge un único superviviente: Vishwas Kumar, un ciudadano británico de origen indio que ocupaba el asiento 11A junto a una salida de emergencia. Según las primeras investigaciones, su butaca habría sido proyectada fuera de la cabina antes del impacto. Rescatado entre los escombros y actualmente hospitalizado, su testimonio podría resultar clave para reconstruir lo que ocurrió a bordo en los últimos instantes del vuelo. 

Las familias lloran a sus muertos

A la espera de respuestas técnicas, el país entero asiste ahora al inicio de otro proceso más lento, más íntimo y más doloroso: el de las familias que llegan desde todo el mundo para despedirse de sus muertos. Es el caso de Preeti Pandya, hija de Ramesh Patel, un jubilado de 77 años que viajaba a India desde Londres. «Hemos venido a identificar a mi padre y cumplir con sus últimas voluntades», explicó entre lágrimas en el aeropuerto de Ahmedabad. Su historia simboliza la inversión de la ruta que seguía el avión: si muchos pasajeros eran miembros de la comunidad gujaratí radicada en Reino Unido, ahora son sus familias quienes viajan a India para cerrar un círculo marcado por la tragedia.

El duelo, sin embargo, no es inmediato. Muchos de los cuerpos requieren identificación por ADN, lo que ha obligado a familiares como los Pandya a someterse a pruebas genéticas. Hasta que se confirmen los resultados, no podrán iniciar los trámites de repatriación ni celebrar los ritos funerarios. Las morgues improvisadas, los centros forenses, los corredores de consulados y embajadas se han convertido en el nuevo escenario de estas despedidas.