Putin y Xi se unen ante el «acoso hegemónico» de Occidente

Rafael M. Mañueco MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

Xi y Putin se estrechan las manos, sosteniendo la declaración conjunta, tras su reunión en el Kremlin.
Xi y Putin se estrechan las manos, sosteniendo la declaración conjunta, tras su reunión en el Kremlin. Evgenia Novozhenina | REUTERS

Los presidentes de Rusia y China escenificaron su «amistad sin límites» y ratificaron su objetivo común de crear un nuevo orden global

08 may 2025 . Actualizado a las 20:35 h.

Los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping, que presenciarán juntos este viernes el desfile militar en la plaza Roja con motivo del 80 aniversario de la victoria contra la Alemania nazi, escenificaron ayer en el pomposo marco de los oropeles del Kremlin la ratificación de la «amistad sin límites» que les une. Xi le regaló a su interlocutor palabras de apoyo «ante el unilateralismo y el acoso hegemónico», en evidente alusión a las denuncias de Occidente por desencadenar la guerra en Ucrania.

Pekín trabajará con Moscú «para asumir las responsabilidades especiales de las grandes potencias mundiales», dijo el presidente chino al anfitrión al comienzo de la reunión. Según sus palabras, «la confianza política mutua entre China y Rusia es cada vez más profunda, y los lazos de cooperación pragmática son cada vez más fuertes». Tras el encuentro, los dos mandatarios firmaron varios documentos de carácter bilateral, entre ellos una declaración conjunta para «profundizar aún más las relaciones de asociación integral e interacción estratégica entre Rusia y China en la nueva era».

En la comparecencia ante los medios, al final de las conversaciones, Putin aseguró que los dos países «hemos alcanzado el nivel más alto en la historia del desarrollo de nuestras relaciones, que no dependen de factores políticos internos ni de la situación global actual». A su juicio, «los enfoques de Moscú y Pekín en cuanto a los problemas clave a nivel internacional y regional coinciden plenamente o son muy cercanos».

El jefe del Kremlin señaló que ambos países «siguen políticas exteriores independientes, autónomas y están interesadas ??en crear un orden mundial multipolar más justo y democrático». Xi, por su parte, subrayó la importancia de «intensificar la interacción estratégica» entre sus países y declaró que «juntos resistiremos cualquier contratiempo y superaremos cualquier obstáculo pese a las turbulencias de la actual situación internacional».

Todos estos aspectos están recogidos en la declaración firmada este jueves en el Kremlin, cuyo texto ha difundido el departamento de prensa de la Presidencia rusa: «En el contexto de una situación internacional turbulenta y cambiante, Rusia y China, manteniendo una determinación estratégica y considerándose mutuamente como socios prioritarios, resistirán conjuntamente cualquier intento de injerencia y de socavar la amistad tradicional y la profunda confianza mutua entre nuestros países (…) que promoverán el desarrollo, el crecimiento mutuos, y aportarán estabilidad y energía positiva al mundo». La declaración califica de «profundamente desestabilizadores» los planes del presidente Donald Trump de dotarse de un sistema de defensa contra misiles disparados desde el espacio, ya que exige «un refuerzo significativo de los arsenales». 

Protección mutua de inversiones

Entre los acuerdos suscritos, el más comentado por la prensa rusa ha sido «la actualización del convenio para la promoción y protección mutua de inversiones», rubricado por el ministro de Economía ruso, Maxim Reshétnikov, y el de Comercio chino, Wang Wentao. Según la directora del Centro de Exportación de Rusia, Verónika Nikíshina, «China sigue siendo uno de los principales destinos de las exportaciones rusas gracias a su amplio mercado y a la creciente demanda de productos nacionales», especialmente gas, petróleo, minerales, madera y otros recursos naturales, cuyos precios son especialmente ventajosos para el gigante asiático a causa del aislamiento internacional que padece Rusia.

La vez anterior que Putin y Xi se reunieron fue en octubre del año pasado en la ciudad rusa de Kazán, en el marco de la cumbre de los BRICS y, de una u otra manera, siempre emerge el conflicto ucraniano. Pekín afirma estar por la paz y la integridad territorial de Ucrania, pero no ha reprochado a Moscú el uso de la fuerza y, aunque reitera que no envía armas a Rusia, lo cierto es que ayuda a que ciertos componentes de uso militar burlen las sanciones occidentales. Según Putin afirmó este jueves, su homólogo chino «está de acuerdo en la necesidad de eliminar las causas primigenias del conflicto en Ucrania», a saber, el origen «golpista» de los actuales dirigentes ucranianos, las ansias de adherirse a la OTAN, el rearme efectuado tras la anexión de Crimea y la «xenofobia» supuestamente mostrada en contra de la población prorrusa de Dombás y de la cultura y tradiciones rusas.

Mientras tanto, la tregua de tres días decretada por Putin, que entró en vigor en la medianoche del miércoles y deberá extenderse hasta la medianoche del sábado para garantizar la seguridad de los fastos del Día de la Victoria, no se está cumpliendo de forma total, según denuncias de las dos partes. No obstante, este viernes no se registraron los habituales bombardeos rusos de gran intensidad ni las incursiones masivas de drones ucranianos como las de los tres primeros días de esta semana.

El Ministerio de Defensa ruso deploró este jueves que «las Fuerzas Armadas de Ucrania no han cesado las operaciones de combate contra las tropas rusas. Han llevado a cabo dos intentos de atravesar la frontera estatal de la Federación Rusa en la región de Kursk, así como un ataque en la zona de la localidad de Dzerzhinsk en la República Popular de Donetsk». Ucrania, por su parte, también ha denunciado violaciones del alto el fuego de las tropas de Moscú, en concreto, bombardeos contra la región de Sumi. 

Los aeropuertos rusos tratan de recuperarse del caos causado por drones de Ucrania

Las sucesivas oleadas de aparatos aéreos no tripulados lanzados por Ucrania causaron en los últimos días un verdadero caos en los aeropuertos rusos, con retrasos, anulaciones de vuelos y pasajeros abandonados a su suerte en las terminales e incluso encerrados durante horas dentro de los aviones que había sido desviados y que, como consecuencia del colapso de los servicios, no podían salir por falta de personal y de escalerillas, ya que los túneles o pasarelas de acceso estaban todas ocupadas. 

También se formaron enormes colas para devolver los billetes de los vuelos cancelados, que continuaban este jueves así como otras secuelas de la debacle. Muchos vuelos seguían este jueves retrasados, especialmente en Moscú y San Petersburgo, afectando, según información oficial, a 14.000 personas. No obstante, las compañías aéreas rusas han prometido que la situación se normalizará en las próximas horas. 

El miércoles, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, tuvo que dar un enorme rodeo para llegar a Moscú, al desfile de la victoria, debido a la prohibición de vuelo que le impusieron los países bálticos. Por la ruta báltica, Vucic hubiera tardado tres horas en volar a Moscú desde Belgrado, pero su avión tuvo que dirigirse hacia Turquía y acabo aterrizando en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Allí tuvo que esperar varias horas hasta esperar que los aeropuertos moscovitas levantaran las restricciones de tráfico por la incursión de drones ucranianos. Al final, llegó por la noche a la capital rusa, tras seis horas de vuelo, en lugar de tres si hubiera volado por la ruta norte, y atrapado otras tantas horas en Bakú.

El primer ministro eslovaco, el populista Robert Fico, también tuvo que realizar un largo rodeo para llegar a Moscú ante el cierre del espacio aéreo de tres socios de la UE, Lituania, Letonia y Polonia. Tras despegar esta tarde, la aeronave tenía previsto sobrevolar Turquía y Azerbaiyán antes de entrar en Rusia por Daguestán y dirigirse hacia el norte hasta Moscú.