La tensión no cede en Francia mientras se redoblan los dispositivos policiales

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Acusan de homicidio voluntario al policía que mató de un disparo a Nahel M.

29 jun 2023 . Actualizado a las 21:32 h.

La tensión no cede en Francia tras dos noches de grandes disturbios a raíz de la muerte de Nahel M. por el disparo de un policía. Este jueves, unas 6.000 personas respondieron a la llamada de la madre del joven que convocó una marcha blanca en recuerdo del fallecido. «Hacemos una revuelta por la memoria de mi hijo», dijo en un vídeo, a sugerencia de la persona que lo grababa.

Durante las dos primeras horas, la madre desfiló subida a un camión rodeada de personas con camisetas blancas o negras que portaban un eslogan pidiendo «Justicia para Nahel», hasta llegar cerca de la prefectura, en el lugar donde el agente mató al adolescente el martes. Allí se guardó un minuto de silencio.

A pesar de las peticiones de los organizadores reclamando que todo transcurriera «con calma», el ambiente estaba electrizado y antes de que terminara el acto estallaron los primeros actos de violencia urbana por tercer día consecutivo con la destrucción de mobiliario urbano, coches quemados y varias fachadas de agencias bancarias y comercios destrozados. Las autoridades locales decidieron la interrupción de los servicios de autobuses y tranvías desde las 21 horas para evitar que se convirtieran en pasto de las llamas, y la ciudad de Clamart decidió instaurar un toque de queda hasta el lunes por la mañana. «Estamos sobre una olla a presión», comentó la antigua ministra de Justicia Rachida Dati en una entrevista en BFMTV.

Mientras tanto, continúan las investigaciones. El fiscal de Nanterre anunció por la mañana que el policía autor del tiro mortal iba a ser presentado ante dos jueces instructores para su inculpación por homicidio voluntario. También aportó algunas precisiones sobre los hechos que llevaron a la muerte de Nahel, confirmando el relato de los policías hasta que detuvieron el coche que conducía el joven de 17 años, pero cuestionando la legitimidad en el uso del arma por parte del agente. «La Fiscalía considera que las condiciones legales del uso del arma no estaban reunidas», señaló. Por ello el agente fue más tarde procesado y encarcelado. Los sindicatos policiales denunciaron las «presiones» del Ejecutivo para que el fiscal pidiera la inculpación y encarcelamiento de su colega, sometiéndose así a «la justicia de la calle y las redes sociales».

La primera ministra, Elisabeth Borne, se desplazó a Garges-lès-Gonesse, donde unos manifestantes habían prendido fuego al ayuntamiento la víspera. Allí aseguró comprender «la emoción que suscita» la muerte de Nahel, pero condenó con firmeza los disturbios por todo el país. «Nada justifica las violencias que han tenido lugar», dijo la primera ministra al mismo tiempo que expresó su apoyo a las fuerzas del orden que durante dos noches consecutivas tuvieron que hacer frente a múltiples actos de violencia.

Numerosas voces de la derecha y la extrema derecha reclamaron al Gobierno la instauración del estado de urgencia. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, se limitó a asegurar que «la respuesta del Estado será extremadamente firme» frente a los que alteran el orden público y anunció el despliegue de un dispositivo excepcional de seguridad para la pasada noche, 40.000 policías y gendarmes, de los que 5.000 debían asegurar la región parisina, donde la noche previa fueron detenidas 87 personas.