
El mismo que salvó al Celta del descenso a Segunda B en el 2009, cumple la profecía lanzada tras la maldita noche de Mánchester del 2017
25 may 2025 . Actualizado a las 00:00 h.No podía ser otro. Iago Aspas Juncal (Moaña, 1987) escribió un capítulo más en el cuento de hadas que se ha empeñado en escribir con el Celta al erigirse en el gran protagonista de la clasificación europea en la agónica última jornada de Primera División. Dio la asistencia del primer gol de Borja Iglesias y marcó el segundo, en una memorable remontada en Getafe justo cuando el cántaro de la lechera amenazaba con caer derramada.
Iago lo ha vuelto a hacer. Como aquel 6 de junio del año 2009 en el que sostuvo al equipo de caer a Segunda B con un doblete frente al Alavés (2-1) con el que inició su leyenda. Entonces solo era un chaval del filial, que saltaba al campo en el minuto 59 (en lugar de Óscar Díaz), para golpear por partido doble en la recta final del duelo (80 y 89). Cerca de cumplirse la efeméride, Aspas redimensionó aquella mágica historia, amplificando el horizonte hacia la Liga Europa.
Sus aliados en la hazaña
Alfon González para Iago Aspas, que cede a Borja Iglesias como solo los genios saben hacer, para que el santiagués busque en la red el oxígeno que le había quitado su tocayo Mayoral. Los protagonistas del primer gol del Celta en el Coliseo no lo fueron por casualidad. Los tres fueron los que dinamitaron al Getafe con ataques repletos de veneno durante todo el encuentro, cada uno aportando su principal virtud al servicio del equipo: Alfon, movilidad; Iago, calidad en el pase; y Borja, finalización. Si el Celta está en Europa la próxima temporada, gran culpa es de estos tres atacantes.
Catorce minutos duró la zozobra celeste. Casi un cuarto de hora en el que se vio fuera de Europa, porque Borja Mayoral había marcado en el 11 después de un regalo defensivo vigués y tanto el Osasuna como el Rayo empataban sus duelos. Y el triple empate mandaba a la odiada novena plaza a los de Giráldez.
Pero Iago acudió al rescate, otra vez. Con esa asistencia que devolvió la fe a un equipo que fallaba más que una escopeta de feria en la salida de balón, seguramente también influido por los nervios; pero sobre todo con el segundo tanto, el de la remontada, que llenó de tranquilidad a todo el celtismo. Para los amantes de la numerología, también en el 80. Como en el 2009.
Lo prometido era deuda para él
Se da también la circunstancia de que Iago Aspas es el único superviviente del último partido europeo del Celta. Aquella maldita noche de Mánchester, el 11 de mayo del 2017, en la que los vigueses se merecieron jugar la final de la Liga Europa. Aquel día jugaron: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia, Jonny; Radoja (Bongonda, min. 68), Tucu Hernández; Sisto (Beauvue, min. 79), Wass (Jozabed, min. 45), Guidetti y, por supuesto, Iago Aspas. «Estoy seguro de que volveremos. Me voy a dejar la piel para que eso ocurra», vaticinó aquella amarga noche.
El genio de Moaña anotó en el Coliseo su 214.º gol con el primer equipo celeste. Seis de ellos fueron en Europa. El último, ante el Genk el 13 de abril del 2017. Cifras que podrá ampliar para seguir agrandando su leyenda.