Claudio Giráldez abre la era de la ilusión

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El Celta inicia en Sevilla una nueva y decisiva etapa apostando por un técnico de la casa que a su vez encara la cita con nueve canteranos en la convocatoria

17 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta está con el agua al cuello, con dos puntos sobre la zona de descenso y con unos pésimos números tan solo maquillados por el paso de tortuga de sus acompañantes en la zona roja. Pero la llegada de Claudio Giráldez al banquillo ha cambiado por completo el ambiente de crispación por la ilusión. El de O Porriño se ha convertido en una especie de mesías para el celtismo aun sin debutar en Primera. El Imanol celeste.

Esta sobremesa vivirá su primer día de fuego real y lo hará en un partido con connotaciones importantes para la clasificación. Primero, porque enfrente estará un Sevilla que tampoco hizo los deberes de la permanencia pese a tener el cuarto tope salarial de la liga y porque la derrota del Cádiz permite al Celta jugar con un pequeño colchón al saber que esta jornada no caerá en puestos de descenso. Al contrario, un buen resultado significaría ampliar la ventaja con respecto a la zona roja.

Giráldez repitió que no entrará como un elefante en una cacharrería, pero ya comenzó a cambiar cosas en el staff, con la recuperación de la figura del psicólogo. Sus ayudantes son todos de casa, sin excepción. Los que estaban y los cuatro que le acompañan. Del mismo modo, anuncia riesgos para el partido al decantarse por la presión alta y apuesta por vivir con el balón en los pies, todo lo contrario que hizo el Celta en las 28 jornadas anteriores. También dejó claro que no teme a dejar espacios entre la espalda de la defensa y el portero, algo que preocupaba sobremanera a su antecesor. Y, sobre todo, quiere que su equipo juegue al fútbol con descaro sin mirar el rival que está enfrente.

Su declaración de intenciones se completa con una convocatoria en la que aparecen nueve canteranos, con la incorporación de Damián Rodríguez, un hombre al que tiene en alta estima, como principal novedad. De esa casi decena, seis tienen ficha del B. De los nueve, además, tres apuntan al primer once del porriñés: Carlos Domínguez, en el centro de la defensa; Hugo Sotelo, en la sala de máquinas (los dos serían novedad), y Iago Aspas, en la punta del ataque. Uno por línea y todos ellos en la columna vertebral, un dato más de lo que significa la cantera para el nuevo entrenador del primer equipo.

El partido del Pizjuán, campo donde también debutó Eduardo Coudet en su día, será la ópera prima del porriñés en la élite, pero su sello en el Celta quizás tendrá que esperar a la final ante el Rayo Vallecano del 31 de marzo. Para entonces, acumulará más de dos semanas con el equipo y su idea, que de entrada ha tenido buena acogida en el vestuario, ya podría estar engrasada.

Por ahora, quiere dejar destellos de su ideario y aprovechar la corriente de ilusión. El motor que mueve desde el pasado martes al celtismo.