00031716490130614581302
00031716490130614581302

El encierro por Palestina en la Facultade de Historia de la USC obliga a realizar exámenes en otros centros

La Voz SANTIAGO

GALICIA

Varias tiendas de campaña en los pasillos de la Facultade de Historia de la USC, en una imagen de este martes.
Varias tiendas de campaña en los pasillos de la Facultade de Historia de la USC, en una imagen de este martes. XOAN A. SOLER

La movilización en aulas y pasillos compromete la realización de pruebas previstas para la próxima semana

24 may 2024 . Actualizado a las 14:58 h.

El encierro de la Facultade de Xeografía e Historia de la USC por estudiantes que exigen el fin de los ataques israelíes en Gaza está comprometiendo la seguridad del centro universitario y alterando gravemente la actividad docente, hasta el punto de que los exámenes de los grupos de alumnos más numerosos, a partir de ochenta, tienen que realizarse en otras facultades porque las cinco aulas más amplias están ocupadas y otras dos bloqueadas.

Este jueves se cumplió el décimo día de encierro en la facultad del casco monumental de Santiago, iniciado el día 14 tras una asamblea convocada por la organización estudiantil Erguer, que el pasado miércoles obtuvo del gobierno de la USC la publicación de un comunicado, firmado por el rector, Antonio López, en el que insta a Israel a «deter o xenocidio practicado contra o pobo palestino» y se compromete a intensificar la colaboración con las universidades palestinas para contribuir a recuperar su normalidad y a no firmar acuerdos de colaboración ni mantener relaciones científicas o académicas con universidades e instituciones israelíes ni con investigadores y docentes, así como relaciones económicas con empresas de ese país, que no compartan las mismas reivindicaciones.

Sin embargo, esta declaración de la USC no ha servido para frenar la protesta, que ha derivado en una situación insostenible en la Facultade de Xeografía e Historia, cuyo decano, Marco Virgilio García Quintela, tras los primeros contactos con los estudiantes encerrados, expresó comprensión con los objetivos de la protesta e incidió «na necesidade de que fora compatible coa marcha relativamente ordinaria da facultade» en dos puntos que son estatutariamente responsabilidad del decanato: mantener la seguridad del edificio y de las personas que se encuentran en él y garantizar la actividad docente, que en este momento consiste principalmente en la realización de los exámenes finales.

Para hacer un seguimiento de la situación e insistir sobre aspectos concretos que afectaban al cumplimiento de estos objetivos, el decanato y la representación estudiantil —esta cambiaba y no se identificaba— mantuvieron reuniones diarias a las diez de la mañana, pero este jueves se rompió este vínculo y los responsables académicos ya no tuvieron interlocución con los encerrados, entre los que había, afirman, alumnos ajenos a la Facultade de Historia e incluso a la USC.

Nuevas exigencias

«Na canle de comunicación que tiñamos cos pechados insistimos durante varios días desta semana nos dous puntos anteriores sen resposta positiva, ao tempo que aparecían novas esixencias sobre a mesa como a necesidade dunha aula de "baixa intensidade" e un "punto lila"», explicó el decano en un comunicado remitido este jueves al conjunto de la comunidad de su facultad para dar cuenta de la situación.

Mientras tanto, lo que comenzó como una pequeña acampada con unas pocas tiendas de campaña y sacos de dormir en algunos pasillos fue creciendo hasta sumar en torno a 150 personas según fuentes no oficiales, y el pasado lunes fueron ocupadas dos aulas, lo que impidió ya la celebración allí de los exámenes de los grupos más numerosos y obligó a buscar alternativas en otras facultades, inicialmente las de Filosofía y de Medicina, cuya colaboración fue públicamente agradecida por el decano de Historia a los responsables de ambos centros. Estas aulas ajenas fueron reiteradamente utilizadas durante esta semana. Además de dos aulas con las puertas saboteadas para impedir abrirlas, fueron ocupadas tres más, y el decano expresó en su escrito a la comunidad de la facultad que «non temos garantía de ubicar todos os exames da semana próxima», aun contando con la ayuda de Medicina y de Filosofía.

Los problemas de seguridad que causa el encierro, con pasillos ocupados y acumulación de material inflamable, se agravan por los estructurales del edificio, con un plan de rehabilitación integral por 24 millones de euros pendiente de ejecución y urgencias como la amenaza de hundimiento del suelo del depósito de la monumental biblioteca de la facultad, que exige el traslado inmediato de gran parte de los 145.000 volúmenes allí almacenados, operación que ahora no se puede realizar.