El Gobierno reparte culpas en el apagón entre Red Eléctrica y las empresas

Beatriz García Couce
Beatriz Couce REDACCIÓN

ECONOMÍA

La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, en la rueda posterior al Consejo de Ministros
La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, en la rueda posterior al Consejo de Ministros JJ Guillén | EFE

La ministra de Transición afirma que el organismo de Beatriz Corredor no había activado suficientes plantas para regular la sobretensión que causó el fallo, y las centrales activas tampoco funcionaron como debían

17 jun 2025 . Actualizado a las 19:46 h.

El mayor apagón en la historia del país, registrado el pasado 28 de abril, fue debido a una «combinación de factores», según explicó este martes la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen. Como ya apuntó el Gobierno en las últimas semanas, la causa que llevó al cero energético en la Península fue la sobretensión, que no fue controlada ni por el operador del sistema -Red Eléctrica-, ni por las empresas generadoras. Así se desprende el informe elaborado por el Comité para el análisis de las circunstancias que llevaron al fundido de los plomos en la Península Ibérica, presentado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Sara Aagesen apuntó a tres factores principales: el sistema no disponía de la suficiente capacidad de control de la tensión dinámica; las medidas tomadas para controlar las oscilaciones que se produjeron en la red causaron una tensión adicional, y algunas de las desconexiones de instalaciones de generación que empezaron a producirse para protegerse del incidente tampoco se efectuaron conforme a los requisitos establecidos.

Los fallos

De acuerdo con la información analizada en estos 49 días que han transcurrido desde el apagón, el programa aprobado en la jornada del 27 de abril por Red Eléctrica -tras la casación del mercado diario- incluía diez centrales, repartidas por todo el territorio nacional, a las que se solicitó que estuvieran disponibles para funcionar en el caso de que así fuese necesario. Pero a las ocho de esa tarde, una instalación comunicó su indisponibilidad, y el operador del sistema decidió hacer ajustes, pero sin sustituir la central», explicó Aagesen. «El programa final del operador del sistema para ese día con grupos de capacidades de control de tensión fue el menor desde que empezó este año 2025», añadió la ministra, quien advirtió también que las nueve centrales activadas -y retribuidas económicamente por ello- tampoco absorbieron toda la reactiva» que se esperaba para un momento crítico como el que derivó en el fundido a negro del país.

El desencadenante

El desencadenante del apagón fue, según el Gobierno, un episodio de oscilaciones en la red, sobretensiones y desconexiones de centrales en cascada.

El relato de los hechos realizado por la ministra evidencia, pues, fallos en la prevención —es decir, en la planificación del sistema— y en la ejecución. La inestabilidad en la red ya dio señales los días anteriores, pero fue a partir de las 10.30 horas del fatídico 28 de abril cuando las oscilaciones de tensión fueron más acusadas. Tanto, que el centro de control de Red Eléctrica recibió llamadas de algunas empresas para avisar de las deficiencias.

A las 12.03 minutos se registró una oscilación, denominada por la ministra de Transición Ecológica como «atípica», ya que tenía «una frecuencia de 0,6 hercios, es más alta, y vibra más de lo normal que las habituales y las naturales». Aunque se deja notar en Francia y Alemania, su origen es en una central en la península ibérica. Ni el nombre ni la ubicación ha sido reflejados en el informe —se incorporan de forma anónima, por petición de las empresas— pero según valoró Red Eléctrica, esa instalación presentó un comportamiento «anómalo».

Ante ese incidente, el operador actúa de acuerdo a los protocolos: cierra circuitos para reforzar el mallado de la red y también reduce la exportación de electricidad con Francia —con el consiguiente recorte en la generación—. Sin embargo, esas medidas tienen una cara B, ya que ambas intervenciones implican un incremento de la tensión, que ya era alta en ese momento.

A las 12.19 se produce otra oscilación, y nuevamente se aplican las mismas medidas. Para controlar la tensión del sistema y mejorar el amortiguamiento, Red Eléctrica ordena que se conecte una central en el sur del país, pero precisa de una hora y media para operar, por lo que se programa para las 14 horas. A las 12.32, el sistema registra una subida de tensión de forma rápida, sostenida y lineal. Comienzan entonces las desconexiones de centrales. Granada, Badajoz, Sevilla, Huelva y Segovia son los emplazamientos en los que empiezan a desenchufarse instalaciones energéticas. «Con la información disponible, también podemos afirmar que algunas de estas desconexiones ocurrieron de manera indebida», añadió Aagesen.

Da paso así a la fase del colapso, con una cadena de desconexiones de plantas de generación, después de aquellas que consumen energía —como las centrales hidráulicas de bombeo— y finalmente, de la demanda. España y Portugal se fundieron a negro exactamente a las 12.33 minutos y 30 segundos.

Después, llegó la fase de recuperación que, para el Gobierno, fue «ágil y un éxito», con la práctica totalidad del servicio eléctrico repuesto en el país a las siete de la mañana.

Capacidades suficientes

Con el análisis ya sobre la mesa, que será enviado a la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC), la ministra de Transición Ecológica despejó algunas dudas. Como la composición del mapa de generación del país, después de que el apagón pusiese el foco en las tecnologías renovables. En este sentido, subrayó que «había parque de generación disponible suficiente para responder», tras dejar claro que se falló en su planificación para esa jornada. También descartó que se produjese ningún ciberataque, aunque afirmó que los estudios realizados para esclarecer el apagón evidenciaron algunas debilidades en la materia, que puede exponer la red a riesgos futuros.

Presentación de un paquete de medidas para evitar nuevas bajadas de plomos

La ministra de Transición Ecológica puso cifras al trabajo realizado en los 49 días desde que el país se fundió a negro. Así, se cursaron al sector eléctrico más de cien solicitudes de información y fueron analizados unos 170 gigavatios de datos en este ámbito, además de otros 133 en el de la ciberseguridad. El estudio servirá para extraer lecciones de lo sucedido, reforzar aquellas cuestiones en las que han encontrado debilidades y para enmendar errores.

La ministra anunció que presentará al próximo Consejo de Ministros un decreto ley con un paquete de medidas. «La primera que consideramos fundamental es el refuerzo de la supervisión y la verificación del cumplimiento de todas y cada una de las obligaciones por parte de todos los agentes» del sistema, afirmó, a la par que anunció la agilización de los trámites para poner en marcha la Comisión Nacional de la Energía y la activación de mecanismos para reforzar los elementos de control de la tensión, no solo a través de centrales síncronas, sino también de las plantas renovables.

Dinamizar la demanda de electricidad, mejorar los mecanismos de ajuste —que actúan como en la seguridad del suministro— e impulsar el almacenamiento energético son otras de las actuaciones que se incluirán en ese paquete anunciado por la ministra de Transición Ecológica, que también contempla otras en materia de ciberseguridad.

José Bogas, consejero delegado de Endesa, teme que el cero energético acabe en los tribunales

El consejero delegado de Endesa, José Bogas, teme que el apagón acabe «en los tribunales» por «unos y otros», si bien ha afirmado que le gustaría que «no hubiera» acusaciones a nadie. Realizó estas declaraciones, recogidas por Europa Press, en la mesa de diálogo ¿Cómo compite España? El reto empresarial ante la nueva economía, junto al presidente de CEOE, Antonio Garamendi.

Aseguró que en la mañana del apagón, Endesa y otras energéticas llamaron a Red Eléctrica «bastantes veces», porque se estaba gestionando el sistema con una «tensión muy alta» que, aunque «no era crítica», sí estaba «por encima de lo normal», lo que a su juicio debería haber llevado al operador a tomar «algún tipo de decisión».

Dio por «seguro» que también pudiese «fallar alguna central», aunque incidió en que no es motivo para responsabilidad a las instalaciones de generación del apagón. En su opinión, es preciso invertir más en los sistemas de flexibilidad de la red.