Cada gallego gasta 222 euros más que en el 2019 en 50 kilos menos de comida

Sara Cabrero
S. Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Stephane Mahe | REUTERS

La inflación ha llevado a muchas familias a recortar la cantidad de alimentos

26 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Comer menos pero gastar mucho más. Esa es una de las consecuencias que ha traído consigo la espiral inflacionista en la que se zambulló la economía hace ya tres años. El Informe Anual del Consumo Alimentario (referente al año 2023, último del que hay datos) que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, refleja cómo se han tenido que apretar el cinturón los gallegos para poder hacer frente al inevitable ejercicio de hacer la compra. Y la realidad es que, desde que terminó la pandemia, han tratado de pertrechar las despensas con menos cantidad pero, eso sí, incluso con este ejercicio de contención, han tenido que gastar bastante más.

En el 2019, cada gallego consumía de media a lo largo de todo el año un total de 653,86 kilos de comida, para lo que se veía obligado a invertir cerca de 1.633 euros. Ahora, los ciudadanos de la comunidad han reducido lo que ponen sobre la mesa a 603,41 kilos (casi un 8 % menos que antes de la pandemia). Y a pesar de que comen 50 kilos menos de viandas, tienen que pagar 222 euros más por ellas. La inversión que tuvieron que hacer para llenar la nevera, ascendió el año pasado a los 1.855 euros por cabeza, un 13,6 % más.

Uno de los casos más paradigmáticos de lo que está sucediendo es el del aceite de oliva. Las etiquetas de este oro líquido llevan varios meses dando sonados disgustos a los bolsillos de los consumidores, que han optado en muchos casos por reducirlo o incluso eliminarlo de su dieta. Los gallegos consumen hoy algo más de 8 litros de aceite de oliva (en todas sus variantes), mientras que en el 2019 aderezaban sus platos con más de 10. Esto supone un descenso del 15 % en el consumo de este producto. Sin embargo, menos cantidad no implica (ni mucho menos) un gasto más reducido. Al contrario. En el 2023, los ciudadanos tuvieron que invertir un 63 % más en la compra de aceite que antes de la pandemia. Cada gallego gastó, de media, 54 euros, frente a los 33 que desembolsó cuatro años antes.

Tampoco ha proporcionado alegrías la alternativa del aceite de girasol, aunque el castigo a los consumidores ha sido algo menor. En el 2019, cada gallego se llevó 6,77 litros de esta opción, mientras que en el 2023, el carro tan solo se pertrechó con 5,34, lo supone una reducción de casi un litro y medio.

Pero en lo que al precio se refiere, la escena se vuelve a repetir. Menos litros, pero más dinero. Porque los gallegos invirtieron casi dos euros más a pesar de llevarse un litro y medio menos a casa. En el 2019, el gasto que acometían en esta partida era de 7,25 euros, mientras que en el 2023, la inversión subió hasta los 9,37 euros.

7 euros más, un huevo menos

Los huevos son una mercancía básica en la alimentación de las familias gallegas, sobre todo por su coste y por la versatilidad que ofrecen. Pero tampoco han escapado a esa reducción de consumo. En el 2023, cada ciudadano consumió un huevo menos que en el 2019 (141,97 unidades antes de la pandemia, frente a las 140,65 del año pasado). Sin embargo, el coste también se disparó de manera importante. El tique de esta vianda ha experimentado un alza del 25,52 %. A pesar de comernos un huevo menos, invertimos siete euros más (cuestan casi 32 euros, frente a los 25 de hace cuatro años). En la partida de las proteínas la carne y el pescado también han padecido con virulencia los efectos de la inflación. En el caso de las primeras, los gallegos comen hoy un 14 % menos que antes de que el covid irrumpiera en sus vidas (42 kilos frente a los 49 del 2019), pero gastan 10 euros más, lo que supone un encarecimiento del 3 %. La cantidad de pescado sentada a la mesa ha caído un 18 % (que se traduce en casi tres kilos menos de alimento), mientras que el gasto ha subido algo más de dos euros.

Más cerveza

Mención a parte merece la cerveza. Que es una de las pocas partidas que ha visto cómo su consumo en cantidad aumentaba en los últimos cuatro años. En el 2023 se bebieron casi 1,3 litros más de este no destilado (cada gallego consumió una media de 13,06 litros, frente a los 11,73 del 2019. Aunque, en este caso, la cifra está todavía algo alejada de la media nacional, ya que se calcula que, a lo largo del año pasado, cada consumidor se bebió casi 19,5 litros de este producto.

Más patatas que en cualquier otra comunidad

Pan y patatas. Son dos de los alimentos a los que se rinde el estómago de los gallegos. Sobre todo, las segundas. No en vano, Galicia es la comunidad que más cantidad de este tubérculo por cabeza consume a lo largo del año.

Según los datos que maneja el Ministerio de Agricultura, cada gallego se llevó al estómago 30,15 kilos de patatas en el 2023. Eso supone dos kilos y medio al mes. Y a este alimento también le ha hecho mella la inflación, puesto que en los últimos años, su consumo ha decrecido de manera importante. En el 2022, cada gallego consumía más de 31 kilos y en el 2020, la cantidad escalaba hasta los 38.

Con estos números sobre la mesa, los consumidores de la comunidad son los únicos de toda España que en el 2023 superaron la barrera de los 30 kilos. Les siguen muy a la zaga los asturianos, segundos en consumo de este tubérculo, con 29,7 kilos por persona y año. Y ambas regiones sitúan su gusto por la patata bastante por encima de la media nacional, que se queda con 26,6 kilos.

El pan, el otro ganador

«Á mesa sen pan non te poñas a xantar», reza el refranero gallego. Y parece que la máxima se sigue a pies juntillas. Cada ciudadano se lleva a la boca 32,64 kilos de pan al año. Unos cien gramos al día que les permiten convertirse en los cuartos que más lo ingieren.

Y en esto del pan, el Atlántico parece ser seña de identidad, porque algunas de las regiones más paneras son las regadas por este océano. Asturias y el País Vasco se quedan en la segunda y tercera posición del ránking con más de 34 kilos por barba y año.

Aunque el primer puesto recae en manos de los navarros, con una media que supera los 35 kilos.