
El atleta de Viveiro, con una carrera inteligente y un excelente final, fue segundo en su semifinal
15 sep 2025 . Actualizado a las 16:11 h.Adrián Ben no para de hacer historia y cada vez que divisa una final en el horizonte, la atrapa. En Tokio, en su estreno mundialista en el 1.500 metros lisos, lo hizo a lo grande, siendo el gran protagonista de la segunda semifinal, cruzando la línea de meta en la tercera posición con un tiempo de 3.36.78, tan solo por detrás de dos miuras como Cheruiyot y el favorito Hocker. FInalmente el americano fue descalificado y el gallego fue oficialmente segundo.
El mediofondista gallego sacó a relucir parte de su táctica habitual en el 1.500, quedándose a cola de pelotón en la primera vuelta, sorteando un par de caídas cuando la carrera se puso dura y sobre todo, demostrando su destreza táctica.

A diferencia de la primera ronda, no quiso meterse en la cuerda para no verse encerrado y tuvo la valentía suficiente para irse dos veces a la calle libre con el objetivo colocarse de la mejor manera. En la primera maniobra progresó hasta la séptima plaza, con la que entró en la última vuelta, y cuando divisó la recta de meta pegó un cambio demoledor, lleno de energía y de fuerza para entrar en la línea de meta sabiéndose finalista.
En esta ocasión no pudo reprimir su felicidad. Gritó a cámara su mítico «¡vamos carallo!», se arrodilló, le dio un beso al tartán y sacó a relucir toda su rabia con un par de puñetazos.
En la madrugada del sábado al domingo el atleta gallego había superado la criba de la primera ronda metiéndose como quinto en la tercera serie confirmando el buen momento de forma con el que llegó a Tokio. Ahora, tiene poco más de un día para descansar. El miércoles le espera una final en la que no tiene nada que perder. Él ya ha ganado.