Lo bueno no caduca en O Son do Camiño

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Amaral y Estopa, que triunfaron hace 25 años, demostraron que la música incluso puede detener el tiempo

15 jun 2025 . Actualizado a las 13:58 h.

Con la buena música ocurre lo mismo que con las grandes películas: no importa el tiempo que pase por ellas que siempre parecen frescas, como si se hubieran grabado ayer mismo. Quien hoy tenga la fortuna de ver El Padrino por primera vez podrá creer que Francis Ford Coppola filmó la película hace meses, aunque se estrenara en 1973, hace medio siglo. Con lo sublime ocurre siempre lo mismo: jamás huele a caduco, porque las buenas letras, como los mejores guiones, continuarán siempre hablando de nosotros, de la condición humana, del mundo. En definitiva, de la vida, pasen los años que pasen.

El Son do Camiño echó el cierre bajo esa atmósfera: el tiempo, aunque a veces golpee como un martillo, por momentos se detiene. En el Monte do Gozo lo congelaron Amaral y Estopa, dos grupos que triunfaron en la década de los 2000 y que ayer demostraron que sus canciones, la gran mayoría con 25 años a las espaldas, todavía las cantan adolescentes, treintañeros, padres y abuelas. No pasa el tiempo sobre Marta, Sebas, Guille y los demás. Tampoco por La raja de tu falda. Miles de almas las cantaron ayer con la misma fuerza que hicieron la primera vez.

Pero antes del colofón final hubo teloneros. Los primeros, The Rapants, directos desde la ría de Muros, que demostraron por qué están en plena forma. Miles de personas se desplazaron a primera hora hasta el Monte do Gozo para no perdérselos. Mereció la pena quedarse sin siesta porque Lia Kali, con sus ritmos latinos, mantuvo la velocidad después de que Marlena mandara un claro mensaje: «No hay verano sin beso». La La Love You aportó un pequeño regusto a Pignoise y dejó su gran hit: El fin del mundo. ¿Será por Fisterra? De terminar de caldear la tarde se encargó Dani Fernández, que triunfó entre público femenino.

Faltaban los dos nombres propios del día. Sobre las tablas saltó primero la banda de Eva Amaral y Juan Aguirre. Hora y media de pop-rock español, que provocó incluso llantos entre el público con ese mítico verso: «Son mis amigos, por encima de todas las cosas». ¿Quién no iba a sentirse identificado? La rumba guasona de Estopa terminó de coronar la noche, pero lo importante del cierre de este Son do Camiño fue que una cuestión quedó clara: las grandes canciones de hace 25 años se cantan hoy y se seguirán jaleando dentro de otros 25. Como El Padrino, no caducan.