Mobclub estrena una colaboración con Oysho en A Coruña: «Para nosotros es una satisfacción muy grande»

Y.G.

VIVIR A CORUÑA

Lucía Rodríguez y Diego Páez, propietarios de Mobclub.
Lucía Rodríguez y Diego Páez, propietarios de Mobclub. EDUARDO PEREZ

El centro de pilates celebra este sábado una sesión especial con la firma deportiva del grupo Inditex

15 jun 2024 . Actualizado a las 22:38 h.

Para este sábado ya no quedan plazas, pero habrá más oportunidades en unas semanas. El centro Mobclub se ha aliado con Oysho para desarrollar sesiones gratuitas de pilates. «Para nosotros es una satisfacción supergrande que una marca reconocida de este calibre quiera contar con nosotros para este tipo de colaboraciones», afirma Diego Páez, cofundador del establecimiento.

La firma del grupo Inditex redobló el año pasado su apuesta por la moda deportiva, camino en el que se inserta esta nueva colaboración con el centro coruñés, que destaca por el desarrollo del pilates bajo el paradigma original. «A nivel conceptual y a nivel de lo que ellos ofrecen y cómo lo ofrecen, compartimos los mismos valores y la misma forma de ver el deporte», dicen desde la firma del grupo Inditex, nacida en el 2001.

Mobclub vio la luz en Sada en el 2020 como un espacio deportivo centrado en el pilates, pero en el 2023 dio el salto a la calle San Andrés, en A Coruña, en lo que un día fue la Casa de las Máquinas, que comenzó a vender máquinas de coser y de escribir en 1922. Esos artilugios desaparecieron en el 2019, pero quedó algo de ese espíritu. Mobclub practica la disciplina que desarrolló Joseph Pilates y que se sirve de aparatos para trabajar el cuerpo.

«Nosotros lo que hemos hecho es mantenernos fieles a ese método, que es superefectivo y funciona, porque lo comprobamos con nuestros clientes. Confiamos en el producto y nos especializamos en ello», explica Diego. A través de unas máquinas, la meta que persigue esta fórmula es rehabilitar, restaurar, corregir y tonificar el cuerpo. «Intentamos influir y que los movimientos que se realicen en nuestras clases se los lleven a su día a día y alcancen esa corrección postural», añade.

Esta disciplina, además, es un trabajo controlado. La máquina es solo una herramienta, quien trabaja la fuerza y los estiramientos es la persona. Así, el dolor que se puede sentir es el dolor placentero de poder llegar a estirar esos músculos. «El método es practicar fuerza y flexibilidad a partes iguales y lo que se diferencia de otras disciplinas es que nosotros trabajamos la fuerza en elongación, es un trabajo diferente al gimnasio. Yo cuando hago una sesión, salgo como si flotara», afirma el experto.