Diego Lis: «Nuestra ensaladilla sin patata, atún ni aceitunas es adictiva»

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

El propietario de La Teresa cuenta la evolución del negocio de la calle Troncoso «de cervecería a restaurante gastronómico» en diez años

08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace 10 años abrió una cervecería en la calle Troncoso. «Quería hacer algo diferente a lo que había en ese momento en la zona. Apostamos por una comida callejera, por los nachos con guacamole, los fingers de pollo y platos de ese estilo. Fue evolucionando y hace cuatro años dimos un cambio a una cocina más elaborada que incluyó en el 2023 una ampliación del espacio para cocinar. Se puede decir que en una década pasamos de cervecería a restaurante gastronómico. Y de un tique medio de unos 20 euros a uno de 45. Estamos muy contentos», resume Diego Lis Cidranes, propietario de La Teresa.

Charlamos en la terraza del bar Quintela de la calle Alameda. «Creo que en A Coruña hay muy buen nivel de hostelería. Tenemos de todo y te podría nombrar 30 o 40 locales de un gran nivel», analiza este empresario de 53 años y dos hijas, una de 22 y otra de 17, que esta semana se enfrentó a la selectividad. Sus recuerdos infantiles se sitúan entre la plaza de María Pita y la parroquia de Dexo, Oleiros. Se le ilumina la cara cuando recuerda la casa de la abuela Teresa, que murió hace poco, a los 101 años, y que es la que da nombre al negocio. «Lo de verse nombrada en el toldo no le gustaba al principio, pero después se convirtió en clienta fiel y estaba pendiente de todo», rememora Diego, exalumno de Santa María del Mar. 

La calle Troncoso, la mejor

De pequeño quería ser bombero o futbolista. «Me gusta mucho el fútbol. Al final, estudié Turismo y trabajé durante 15 años en la agencia de viajes de El Corte Inglés y después en una empresa de logística. «En el 2014 se produjo un cambio en mi vida. Necesitaba trabajo y coincidió que a mi hermano le gustaba la cocina y que quedaba libre el local del Galatea, en Troncoso, que era de mi abuela. No teníamos ni idea de hostelería, pero pedimos presupuestos y en julio del 2015 abrimos La Teresa», explica.

«Troncoso es la mejor calle de la ciudad para este tipo de locales. Es ancha, de ocho metros y medio, y hay una oferta variada, desde bares de pimientos de padrón, calamares y zorza a Pablo Gallego o el Omakase. Cierto que se trabaja principalmente los fines se semana porque es una zona a la que hay que ir. En la Ciudad Vieja hay poca gente a diario», asegura. 

«Dancing in the dark»

La semana pasada celebró el décimo aniversario del local haciendo una de las cosas que más le gusta de siempre, cantar. «Soy bastante cantante», asume sonriente. «Siempre me gustó la música y en mi casa siempre está sonando algo. Soy de Dylan, los Stones, Bruce... El día 21 iré a verlo al estadio de Anoeta, en San Sebastián», avanza Diego, que forma parte del grupo de aficionados The Incidents con los que tocó en el cumpleaños de La Teresa.

«Ensayamos todos los miércoles de 9 a 12 de la noche en un estudio del barrio de las Flores. Somos seis y lo pasamos genial. Tocamos, hablamos, tomamos algo... No nos hace falta el móvil. Los que van a nuestros conciertos dicen que lo hacemos muy bien, pero claro, son todos familiares y amigos. Nuestra canción estrella es Dancing in the Dark, siempre la tocamos y lo seguiremos haciendo», sentencia.

Me habla del atún rojo, que ofrecen en gilda y en tataki. Cada semana nos llegan cinco kilos de solomillo de Balfegó, es una pasada. También tienen mucho éxito nuestros arroces y una fideuá de calamar de la ría. Tenemos un muy buen equipo de cocina. Y posiblemente nuestro plato estrella sea la ensaladilla, que es de raya escabechada y lleva boniato, batata morada, pepinillo y alcaparras cortadas muy finitas... Nuestra ensaladilla sin patata, atún ni aceitunas es adictiva», asegura Diego. Dicen que apuestan por los productos de proximidad y de calidad, y por una carta de 12 a 14 sugerencias como mucho. Son casi las tres de la tarde y nos despedimos. Qué bien entraba ahora una tapa de ensaladilla.