
La opción de mear en el mar, que en otras latitudes se contempla, en este océano Atlántico, con el nordeste soplando a todo soplar, la tenemos que descartar
04 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Una de las muchas cosas buenas que da cumplir años es que empiezas a aligerar la carga del kit playero. Desaparecen los cubos y las palas de tus hijos, los bañadores «por si acaso», las meriendas, los pañuelos de papel para sonarles los mocos y todos esos extras que hacen que un día cualquiera las madres parezcan Mary Poppins sacando artilugios de una maleta sin fondo. Pero a medida que pasan los años, cuando ya somos capaces de abrir el paraguas y volar como ella, la magia se hace y acabamos de pronto bajando a la playa con solo el bikini puesto, una toalla, la crema, el móvil y el libro. Una ligereza que —¡uf!— nos hace flotar de camino al Orzán o a Matadero. Porque es cierto que, en este modelo de playa urbana, solo aquellos que viven enfrente del mar se atreven a bajar además con la silla en la mano, en un confort extra que yo asocio más al veraneo largo. En Coruña, para una mañana o una tarde de sol (cuando sale) no llega con ese mínimo kit que alivia. Sin embargo, hay un ritual que cumplimos los coruñeses por lo que pueda pasar. El requisito indispensable para ir a la playa es hacer pis antes, no vaya a ser que nos entren las ganas. La opción de mear en el mar, que en otras latitudes se contempla, en este océano Atlántico, con el nordeste soplando a todo soplar, la tenemos que descartar porque ni disimulando nos agachamos en esa orilla congelada. Lo digo como lo siento. Pero, claro, ¿la otra opción cuál es? ¿Subir de nuevo la rampa que tanto nos ha costado bajar, las infinitas escaleras que hemos descendido, recoger y volver a subir para meternos en una cafetería? No, no. Los coruñeses no tenemos más opción que esa y aguantar las ganas, porque este verano, en Coruña, seguimos sin baños en nuestras playas más céntricas. ¡Será por necesidad!