Oda a la feminidad

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CAMARIÑAS

BASILIO BELLO

22 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Es difícil contar las estrellas una a una. Tan complicado como adivinar las vueltas de cada labor de encaje tejido por manos anónimas que aprendieron un arte forjado siglo a siglo. Auténtica aristocracia creativa. El alto valor emanado de rincones humildes y sin nombre que cotiza en los mercados más sublimes. Las herederas de Penélope palillan día y noche para sacar su labor inmortal. Ese mar de puntillas llevó estos días su marea a la Mostra do Encaixe de Camariñas. Las randas siempre cotizan al alza. Son valor refugio en tiempos de guerra arancelaria. Ahora que Trump aprieta el cuello de la cartera a medio mundo nos acordamos de «compra lo tuyo, defiende lo nuestro». A buenas hora se acuerdan después de tanto tiempo admirando baratijas en los grandes escaparates. Las cegadoras luces de neón que hacen confundir calles y caminos. Este mundo loco aconseja parar el paso y detenerse. Echar una ojeada a lo que de verdad vale la pena. Llegó ya el tiempo de dejar de mirar con desdén a lo más profundo de nuestra esencia. A la forja alimentada con el fuego de la pasión medida del pueblo. El encaje conquistó la pasarela esta pasada Semana Santa en el corazón de la Costa da Morte. Una oda a la feminidad y a la primavera, como se pudo oír en alguno de los pases. Como aves que volaban o como diosas de la antigüedad. Un canto a la libertad, a las puestas de sol y a las olas del mar. No conviene llegar a tarde a los recuerdos, pese a que Santiago Alba Rico diga que nunca llegamos a tiempo. Las manos de las abuelas sabían modelar el oro de las cosas sencillas. Lo efímero es caro y acaba en ruina. Lo eterno tiene un valor incalculable.