
Durante casi cuatro décadas Baltasar Jamardo fue el saxofonista de la formación de Rianxo
22 abr 2025 . Actualizado a las 15:10 h.«Con 13 anos xa ía co instrumento ao lombo». Esa era una frase que no se cansaba de repetir Baltasar Jamardo Fungueiriño, más conocido como Saro de Roque, para quien la música era toda su vida y el saxofón el corazón con el que entonaba los latidos. Desde pequeño, en la escuela de Asados, ya mostró su interés por tocar y ganarse la vida con ello y, tras aprender las nociones básicas, se acabó formando por su cuenta, «porque foi moi autodidacta», recuerda su hijo Jose Jamardo.
Saro era feliz sobre el escenario, y no dudó en unirse a otros compañeros para fundar su primera orquesta, Gran Peña; que más tarde —en el año 1962— daría paso a la Gran Parada, nombre que copiaron de un programa de televisión de la época. Su fama no paró de crecer, y viajaban por toda Galicia, Asturias y Portugal para actuar en verbenas y salas de baile donde cosecharon grandes éxitos.
Cuando estaban en su momento más dulce vivieron la peor desgracia del grupo. Volviendo de madrugada de un concierto de Caldelas de Tui, el vehículo en el que viajaban parte de los músicos colisionó en Caldas con un camión cargado de pinos y fallecieron dos integrantes de la Gran Parada y el resto quedaron heridos. Saro iba en otra furgoneta y salió ileso, pero «ese episodio marcou a todos os membros da orquestra».
Jamardo Fungueiriño estuvo cerca de cuarenta años de escenario en escenario hasta que, cuando iba a cumplir 65 años, un ictus le obligó a retirarse. «Afectoulle ao lado esquerdo e pasouno moi mal porque non podía tocar. Aos fillos deunos os instrumentos porque non quería nin velos diante». Esta jubilación forzosa de la música no impidió que Saro siguiese llevando una vida muy activa, cultivando la huerta y la lectura, «porque era un apaixonado dos libros e dos refráns antigos», y mantuvo la lucidez hasta que el domingo se despedía a los 91 años dejando medio huérfana a la orquesta a la que dedicó su vida.