A Tropa de Moncha a Caralla, una comparsa con la gaita por bandera

letica castro O GROVE / LA VOZ

AROUSA

LETICIA CASTRO

Se fundó en el año 2017 y nunca falta en su disfraz la bata de cuadros

25 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Quedan apenas dos semanas para que O Grove celebre su fiesta más preciada, el Entroido, y eso se nota en el ambiente, sobre todo en los locales donde ensayan las comparsas que se preparan para una nueva edición del festival en el auditorio municipal el próximo 10 de febrero. Algunas de ellas, viendo que la fiesta coincidía tan temprano, comenzaron a reunirse antes de Navidad. No es el caso de A Tropa de Moncha a Caralla, una agrupación formada por cuarenta y dos mulleres bravas, que inició su andadura en 2017, con la mitad de componentes y una fuerte apuesta por la música tradicional, algo poco común entre las agrupaciones mecas, donde abundan las guitarras, cajones flamencos e incluso las bandurrias.

A ellas les vino medio impuesto, porque cuando decidieron juntarse era lo que sabían tocar, y a la larga aquello se convirtió en toda una seña de identidad que las diferencia, al igual que la bata de cuadros que tomaron prestada de las ilustraciones de Dávila. De hecho su primer disfraz era uno de eses icónicos personajes con las botas de goma y el sacho a cuestas. Así que lo del vestuario no les resulta demasiado complicado. «Sempre imos de monchas, pero poñémolas en distintos escenarios», explican, señalando que adaptan el disfraz a la crítica y siempre es por algo relevante que sucedió en el pueblo que luego dará pie a sus incisivas letras. Hasta ahora han tocado varios palos, como la moncha limpiadora y la moncha profesora. «Hai que fiar ben fino para que se entenda o disfraz, aínda que unha vez escoitas a letra xa o deduces», explican.

Hacen honor a su nombre, una tropa guerrera y muy meca, “pois a Caralla era unha muller de Lordelo, que tiña moitos fillos polo visto”, explican. O al menos eso es lo que una de las madres de estas comparseiras les contó en su día, mientras buscaban nombre. «Semella que en pequenos círculos, cando había grupos de pouca xente pero moi ruidosa, chamábaselles A Tropa de Moncha a Caralla», dicen, y se ve que les venía al pelo. Ocho años dando guerra, con pandemia de por medio, dejando claro que las gaitas y los tambores tenían lugar en el comparseo meco.

Después de Reyes

Con todo y a pesar de que prepararse para el Entroido supone mucho trabajo, la primera quedada de las monchas es siempre el primer lunes después de Reyes, cuenta Andrea Menéndez, una de sus integrantes. «Canto máis tarde caia o carnaval máis tempo temos», dice entre risas. Este año, un mes justo para afinar las letras, poner a punto los instrumentos y empezar con la costura y las pistolas de silicona. Aseguran que darán lo mejor de sí mismas en el festival, aunque lo de ganar no les preocupa en absoluto. Nunca se han hecho con la bandera del Entroido de hecho, aunque el año pasado la rozaron. Su única misión es divertirse y el mayor orgullo, que a la gente le gusten tanto las canciones que se las sepan y las acompañen en los bares. «Iso é tremendo», aseguran.