Si la foto es el espejo del alma, la del Obradoiro es la de la esperanza

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

19 may 2025 . Actualizado a las 22:17 h.

Si una imagen vale más que mil palabras, la que acompaña este texto invita a creer en el Obradoiro. Porque el grupo está comprometido y quiere. Y tiene por delante una semana para descifrar los porqués que más preocupan.

El partido del domingo deja dos lecturas. La de la segunda parte es para echarse a temblar. Sobre todo la del tercer cuarto. Ni dureza ni fluidez. El Palencia ganó bien y ahora tiene la mano en la eliminatoria, dispone del factor cancha. Las caras de la expedición morada iban más allá, se ven por delante.

La lectura del segundo cuarto es la optimista. En esos diez minutos el equipo sí encontró la intensidad y sus puntos. Anotó 24, sacó al colectivo de Guil de su baloncesto dinámico y lo dejó en solo 12. Y a ese tramo de contienda corresponde la instantánea de Xoán Soler. Esa foto es espejo del alma, de un vestuario que rema al mismo compás, que quiere seguir superando escollos. Los gestos de Galán, Barcello, Álvaro Muñoz, Stevic e incluso el inexpresivo Brodziansky denotan que hay mucha vida detrás. Y ese es el mejor punto de partida pensando en los dos exámenes complicados que esperan este fin de semana en uno de los pabellones más difíciles de la categoría.

Cualquiera que revise la historia de las eliminatorias en la antes llamada LEB Oro puede encontrar ejemplos a los que agarrarse, porque caben todos los guiones: equipos que arrasaron con el factor cancha, colectivos que lo tenían y no les bastó, favoritos que levantaron situaciones casi imposibles... Hay de todo.

Para el Obradoiro la clave está en dar con la tecla y en saber adaptarse a lo que va requiriendo el partido. Necesita fabricar sus tiros, sobre todo para los especialistas en la larga distancia. Otra cosa es el acierto, ahí habrá momentos y días mejores y peores. Necesita dar un paso adelante en la pelea por el rebote ofensivo. E igualar el nivel físico que propone el rival, con la ventaja de disponer de doce jugadores cualquiera de los cuales puede entrar en las rotaciones. Son ajustes que tienen que ver con la pizarra, el bagaje táctico. Pero hay un aspecto que no se debe volver a repetir, y ese está más relacionado con la voluntad y la concentración. Ahí los fallos son menos admisibles, y no se puede llegar al final de un cuarto, como fue el tercero, con solo dos faltas cometidas.

Para no enredar en exceso. El pronóstico es sencillo. El Obradoiro de la segunda mitad no tendrá nada que hacer y no merece el ascenso. El del segundo cuarto, sin embargo, puede llegar muy lejos. Y, sea como fuere, la eliminatoria está empatada, queda mucha piedra que picar. Todo está por decidir.