Incendios y gestión del medio rural

A MARIÑA

PACO RODRÍGUEZ

08 sep 2025 . Actualizado a las 13:52 h.

La industrialización trajo consigo movimientos migratorios. Regiones de la península ibérica en las que la oprobiosa apostó por la industria y centralizó los equipamientos y servicios al ciudadano fueron causa socio-cultural que pagó el medio rural, donde poco a poco solo quedaron los románticos trabajadores, emprendedores y autónomos del sector primario, mientras sus hijos tomaban pasaje para irse a las ciudades, en lo que podemos considerar tercera etapa de la emigración española. América- Europa-Regiones industriales y barrios urbanitas en las capitales de provincia con recursos.

Es la historia de un desequilibrio territorial. Es la escalada de una política que conduce a las desigualdades entre residentes, habitantes, ciudadanos fuente de derechos sociales. Es un modelo más que obliga a las gentes a dejar sus orígenes y hacerse residente en grandes urbes, ni siquiera en las pequeñas capitales de provincia. Prueba de lo que digo es que de aquel centralismo de Madrid hemos construido un centralismo en cada comunidad autónoma donde la mayor de las urbes se impone, entre otras razones por el erróneo modelo que en vez de redistribuir las Instituciones del poder político y civil, lo centró en las nuevas capitales del Estado de las Autonomías. Casos de: Sevilla, Valladolid, Mallorca, Barcelona, Valencia, Zaragoza. Se salvan Toledo, Compostela, Vitoria. Mérida. Además, son las comunidades uniprovinciales las que mejor mantienen el respeto para el medio rural, casos de Cantabria, Asturias, La Rioja y Murcia. Amén del régimen especial de Canarias basado en los Cabildos.

La Galicia a la que considero mi hogar natal y deseado donde quiera que el destino me llevó, fue, es y debe seguir siendo un conjunto de parroquias, no por motivos o creencias religiosas, pero sí por tradición que me lleva a la añoranza del antiguo reino cada vez que mi amigo Nando Blas toma la gaita e interpreta tal himno. Pero en este verano 2025 deberíamos reflexionar sobre dos hechos que afirmo muestra nuestro propio fracaso en la gestión del medio rural. El insoportable coste de la vivienda en el medio urbanita. La oleada de incendios por ausencia de población que ha vaciado de vida activa una parte muy importante de nuestra geografía.

Mis experiencias personales en Cataluña y Euskadi me llevan a compartir como en tales regiones de la península los pueblos -comarcas y juntas administrativas- están más pobladas que en Galicia y ello es por tres motivos. Buenas comunicaciones por tren con las capitales. Buena organización de servicios y equipamientos en el mapa de la ordenación de recursos para el territorio. Buena gestión del sector primario y desarrollo de un sector industrial derivado del primario -industrias agro alimentarias de calidad y buena comercialización-. El modelo liberal que contempla y deja al pairo la distribución de los recursos o solo interesa atender el número de habitantes como posibles votantes partidarios es injusto e ineficiente. Necesitamos un Estado que intervenga, organice la solidaridad y evite la huida del medio rural por carencias en los derechos sociales de sus habitantes.

La despoblación del medio rural se ha convertido en un problema de Estado que como tal requiere un debate donde los políticos se hagan a un lado y sean los expertos de la sociedad civil los que acudan a los Parlamentos para establecer un gran acuerdo de Estado sobre la cuestión que no puede ser como el Guadiana que descubrimos en verano bajo la angustia del fuego o bajo las inundaciones por gotas frías cada vez más amenazantes por el cambio climático.