Dormir más de nueve horas puede afectar a la salud cerebral, según un nuevo estudio

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Dormir bien mejora el sistema inmune y nos protege contra las infecciones
Dormir bien mejora el sistema inmune y nos protege contra las infecciones getty

Un reciente trabajo de la Universidad de Texas encontró descansar de más puede provocar problemas de deterioro, algo que se agrava en personas con síntomas depresivos

18 may 2025 . Actualizado a las 17:44 h.

Hace unas semanas, la presidenta de la Sociedad Española de Sueño (SES), la doctora Ainhoa Álvarez, explicaba la importancia del sueño en la salud con una frase: «Para vivir noventa años, hay que dormir treinta».

En la actualidad, nadie duda de que el impacto del descanso en el bienestar es indiscutible. No dormir lo suficiente es un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, problemas neurológicos y deterioro cognitivo a largo plazo. Por eso, los expertos en salud insisten en la relevancia de mantener una rutina y unos hábitos de higiene del sueño adecuados.

Ahora bien, todo tiene un límite. Hasta el momento se sabía que tanto descansar menos de siete horas al día, como superar el umbral de las diez, podía suponer un problema para la salud.

Un reciente estudio, publicado por la Universidad de Texas Health San Antonio, viene a confirmarlo. Los investigadores encontraron que dormir más de nueve horas al día puede relacionarse con un peor rendimiento en memoria, funciones ejecutivas y capacidades espaciales y visuales.

El trabajo, publicado en la revista científica Alzheimer's & Dementia, analizó los datos de 1.853 personas que no tenían demencia ni habían sufrido ictus, registradas en el conocido Framingham Heart Study.

Además, la investigación observó que este deterioro cognitivo era más agravado entre los participantes que reconocían tener síntomas depresivos, con independencia de seguir o no un tratamiento con antidepresivos. Precisamente, Vanessa Young, directora de proyectos de investigación clínica del Instituto Glenn Biggs para el Alzheimer y Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad de Texas Health San Antonio, destacó que «el sueño puede ser un riesgo modificable para el deterioro cognitivo en personas con depresión».

Los participantes se dividieron en cuatro grupos: uno que no presentaba síntomas depresivos ni antidepresivos; otro con síntomas, sin antidepresivos; otro sin manifestación clínica que seguía un tratamiento, y un cuarto con ambas condiciones.

Así, descubrieron que dormir mucho cada noche, en concreto, más de nueve horas, se asocia a una reducción de la función cognitiva general, teniendo efectos mayores aquellos quienes presentaban síntomas depresivos, tanto si tomaban medicación como si no.

De igual forma, el equipo de investigación observó efectos más leves, aunque también significativos, en quienes no presentaban síntomas depresivos; y no vieron asociaciones de importancia en los los participantes que recurrían a los antidepresivos sin síntomas.

A partir de los resultados, concluyeron que la asociación entre la duración del sueño y el rendimiento cognitivo era mayor en individuos con síntomas depresivos, independientemente del uso de medicación. «Quienes dormían mucho eran más propensos a mostrar síntomas de depresión», añadía Young.

«Una duración de sueño prolongada, pero no corta, se asoció con un deterioro cognitivo global y de capacidades cognitivas específicas como la memoria, las habilidades visoespaciales y las funciones ejecutivas», aseguró Sudha Seshadri, directora del Instituto Biggs y autora principal del estudio. «Estas asociaciones fueron más fuertes en personas con síntomas depresivos, independientemente del uso de antidepresivos».

Con estos resultados sobre la mesa, los investigadores detallaron que se necesitan futuros estudios longitudinales «que incluyan enfoques multimodales a gran escala para dilucidar mejor la relación temporal entre los trastornos del sueño y los cambios cognitivos».

¿Cuánto debe dormir un adulto?

Investigaciones aparte, los expertos en sueño tienen un truco infalible para que una persona sepa si el sueño es o no adecuado. «Si el tiempo dedicado a dormir no es suficiente para sentirnos descansados al día siguiente, si hay interrupciones por la noche, o nuestro sueño no es tan profundo como para que lo consideremos restaurador, es que no tenemos una buena calidad del sueño», indica el doctor Hernando Pérez Díaz, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología, en un documento de la entidad.

La necesidad de más o menos horas cambia según la persona, su contexto e, incluso, genética. «El tiempo ideal es aquel que nos permita hacer nuestras actividades diarias con normalidad», indicaba la doctora Álvarez en este reportaje.

Juan A. Madrid, pionero de la cronobiología, reconocía que, en general, un adulto debe oscilar entre las siete y nueve horas de descanso: «Solo hay un 1 % de la población que son dormidores cortos, dormidores de seis horas o menos que pueden funcionar bien. Pero en general, suele oscilar entre las siete y las nueve, aunque no todos precisen lo mismo».

Las fases del sueño

El sueño es algo cíclico que, al contrario de lo que se suele pensar, dura unas 24 horas. Por la noche, se divide en ciclos más pequeños. «Tenemos un sueño superficial, luego uno profundo, después volveremos un poco al superficial y tras eso, se alcanza el sueño REM», describía la presidenta de la SES, que añadía: «Al principio, dentro de los ciclos, el sueño REM es más cortito y el sueño profundo, más largo. Después se alternan».

Cada ciclo dura unos 90 minutos y se repiten de cuatro a seis veces por jornada. La primera fase es la de adormecimiento o transición, y comprende los diez primeros minutos. A continuación, comienza la del sueño ligero. Esta ocupa aproximadamente el 50 % de los ciclos de descanso, la respiración y el ritmo cardíaco se vuelven más lentos.

La tercera fase es la de transición, pues da paso al sueño profundo, y no dura más de tres minutos. La cuarta, ocupa un 20 % del total y se denomina la fase delta o la etapa de sueño profundo. De dormir a pierna suelta. Es la que tiene un papel más relevante porque determina la calidad del descanso. Y, finalmente, está la fase de sueño REM (rapid eye movement), que ocupa un 25 % del ciclo y va de 15 a 30 minutos. Es aquí cuando se produce una alta actividad cerebral.