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«He tenido que cumplir 92 años para que se acuerden de mí»

Manuel Alejandro

El autor de la banda sonora de un país

«He tenido que cumplir 92 años para que se acuerden de mí»

Es el compositor más grande de la historia de la música ligera hispanoamericana. Oculto detrás de las estrellas que ha encumbrado con sus canciones, Manuel Alejandro recibe a los 92 años merecidos reconocimientos. Raphael, Rocío Jurado, Plácido Domingo, Luis Miguel... Charlamos con él en su casa de Madrid y descubrimos que tiene tantas anécdotas, y tan intensas, como sus canciones.

Viernes, 15 de Noviembre 2024, 13:08h

Tiempo de lectura: 13 min

Desde que a los 14 años escribiera su primera canción, Para ti, Conchita, enamorado de una niña de Jerez que acompañó a su madre a tomar aguas termales en Galicia y que volvió ennoviada de otro, han sido más de 600 canciones las que lo han convertido en el compositor de música ligera hispanoamericana más grande del último siglo. Los reconocimientos se han hecho esperar, pero hace como que no le importara: «He tenido que cumplir 92 años para que se acuerden de mí –ríe–, pero he aguantado bien». Elegante y con un punto de coquetería masculina que no quiere perder, nos recibe en su casa de Madrid, junto al piano de cola; sobre su tapa de madera brillante, nos muestra más de una docena de pequeñas fotos familiares alineadas cuidadosamente.

Manuel Alejandro. La mayoría son de mi mujer, mi gran amor, las cambio por otras cada semana. 

XLSemanal. Usted se casó dos veces.

M.A. Sí, mi primer matrimonio duró tres años y medio y me dio tres hijos. Un año después conocí a Purificación Casas, que era taquimecanógrafa en la misma editorial musical en la que yo trabajaba y ya no nos separamos nunca.

XL. Para ella compuso el famoso Yo soy aquel, que luego inmortalizaría Raphael.

M.A. Así fue. Éramos muy jóvenes, tuvimos que esperar muchos años para poder casarnos porque no existía el divorcio en España. La parte contraria me denunció por abandono de familia, encima Purificación era menor de edad, hasta pasé una noche en un calabozo de la DGS, en la Puerta del Sol. Vivimos en Portugal, en México… Cuando por fin pudimos casarnos, teníamos ya cuatro hijos.

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Las canciones de nuestra vida. De amor, despecho y desamor pocos sepan quizá tanto como él. Manuel Alejandro siempre tuvo y tendrá una canción para cómo nos sentimos. Más arriba, en la imagen que abre esta entrevista, el genial compositor en su estudio. Muchas de las fotos que lo acompañan sobre el piano son de su segunda mujer, Purificación Casas, fallecida de covid en 2021, a sus 75 años. | Carlos Carrión / Mekakushi

XL. ¿Y qué pasó al final?

M.A. Los dos nos contagiamos de covid en febrero de 2021 y los dos teníamos EPOC, la suya algo peor que la mía. La tuvieron que ingresar en un hospital, se la llevaron y murió el 11 de marzo [sus ojos se llenan de lágrimas].

XL. Como no quiero que llore, vamos a hablar de sus canciones.

M.A. A mis 92 años he compuesto más de 600 temas, así que tienes donde elegir [sonríe]. Yo vengo del conservatorio, del estudio de los clásicos, Chaikovski, Mahler, Bruckner…

XL. En España, hasta hoy, apenas tenía una calle en Jerez (allí nació); a los 82 años recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes; a los 90 fue nombrado Hijo Predilecto de Cádiz, y ahora le han dado el Premio Ondas de la Música y la Medalla Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid. ¿Se siente suficientemente reconocido?

M.A. Totalmente, incluso demasiado. Otra cosa es que te den premios y distinciones. En mi mundillo se los suelen dar a los cantantes de la música ligera, nunca le echaron cuenta al autor de una canción.

XL. ¿Y es justo?

M.A. No, no es justo.

XL. Los grandes compositores que ha citado se morían de hambre.

M.A. ¡Todos! Y hoy casi todos también; lo que pasa es que hay más salidas adheridas a la composición en las que poder trabajar. A mí me ha costado mucho vivir de la música.

XL. ¿Qué hubiera sido de Raphael sin ese Yo soy aquel y todas las canciones que compuso para él?

M.A. ¡No sé! La cantidad de canciones que yo le he hecho a Raphael, como suelo decir, es una ordinariez [ríe].

XL. Raphael era como su 'niño'.

M.A. Por supuesto, empezamos juntos, aunque él con diez años menos que yo, y lo llamábamos todos así: «el niño».

XL. Una amistad de tantos años…

M.A. No, no somos amigos, nunca lo hemos sido. Creo que el autor no debe ser amigo de aquel que describe, porque, si lo tratase mucho, lo bajaría del pedestal.

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Raphael, la factoría. Entre 1962 y 1984, Manuel Alejandro participó en ocho filmes. En el primero, Las gemelas, debutó, con un pequeño papel, un jovencísimo Raphael, cuya carrera iría después a la par de la del músico: le compuso hasta 120 canciones. Nunca fueron amigos.

XL. Pero he leído que se iban de parranda por los bares…

M.A. No, no, yo no me he ido de parranda con Raphael, porque Raphael no se presta a las parrandas. Él iba a cantar a los bares de prostitutas y yo, a tocarle el piano; y las prostitutas lo besaban y los chulos se molestaban con él por eso [ríe]. Pero íbamos a ganar dinero: 'al granero', no de parranda. A Raphael le costó muchísimo salir adelante y que la gente entendiera esos ademanes suyos, que lo captaran… no lo comprendían.

XL. ¿Qué había que entender?

M.A. Sus ademanes, su forma de moverse en el escenario, se lo veía amanerado, histriónico, era un paso por delante de lo que hacían otros cantantes. El conjunto de Raphael, fíjate lo que te digo, era una mezcla de Bécaud, Juanita Reina y Modugno [ríe]. Raphael era exactamente un mimo en el escenario.

«Yo iba con Raphael a los bares de prostitutas. Él cantaba y yo tocaba el piano, íbamos a ganar dinero al granero. No de parranda. Raphael no es de parranda»

XL. También compuso decenas de canciones para Julio Iglesias. Diga la verdad, ¿entre ellos había piques?

M.A. Sí, sí, siempre los hubo, ¡jajaja! Yo componía para los dos, pero estaba al margen de eso; podía tener a la vez quince cantantes de primera línea entre España y América. Cuando yo escribo para alguien, me olvido de todos los demás.

XL. A veces llegan cartas la compuso para Raphael y, apenas tres meses después, la cantó Julio Iglesias, mójese: ¿cuál de las dos versiones le gustó más?

M.A. ¡Ay, amiga!, yo no voy a descubrir ahora esas cosas. Cada uno la adaptó a su estilo y los dos lo hicieron muy bien. Por eso, Raphael tiene sus seguidores y Julio, los suyos; son públicos muy diferentes.

XL. ¿Representaban las dos Españas?

M.A. ¡No! La prensa se empeñó en etiquetar a Raphael como el cantante del Régimen, porque en Navidad lo llamaba doña Carmen Polo para que cantara en el Teatro Calderón para los niños pobres, pero eso era lo único que podía unir a Raphael con Franco, lo único.

XL. ¿En qué se diferenciaban sus públicos?

M.A. El público de Raphael en España era de clase muy alta, también por su relación con la familia de Natalia Figueroa. En aquella época, Julio tenía conquistados África del Sur y Asia; pero Raphael fue el tipo que mejor pitó de todos los cantantes españoles en América Hispana. Fue el que dio paso a todos: a Víctor Manuel, Serrat… Allí fue el primero y el número uno absoluto.

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Rocío, la modista. Con Rocío Jurado, el músico inmortalizó el ya clásico Se nos rompió el amor, de 1985. De ella, dice: «Rocío no era ninguna Paloma Brava. Era lo más modoso del mundo y se ruborizaba por nada, pero en el escenario se convertía en otra».

XL. Más de seis décadas componiendo para 'el niño' y me dice que ha convivido más con Julio Iglesias.

M.A. ¡Por supuesto! Me he tomado muchas copas con Julio, hemos viajado juntos, he vivido temporadas largas en su casa… En casa de Raphael he estado solo una vez.

XL. ¿En sesenta años?

M.A. Tiene una explicación: yo soy un andaluz típico, de copa, de barra, de vivir, de amigos… Y Raphael no. Él es andaluz extremo, es de Linares, no de Jerez [ríe].

XL. Si es por eso, Julio es gallego.

M.A. Bueno, gallego criado en Madrid y con otro temperamento y educación. A Raphael nunca le ha gustado una charla larga, para él toda su vida es su escenario y su camerino. Solo al principio lo acompañé una vez en una gira por América. Le había compuesto las canciones, lo acompañaba al piano, le dirigía la orquesta… pero él solo vivía para actuar. Y punto. Nunca tuvo el deseo de ir a cenar conmigo ni de hacer cualquier cosa juntos: ha vivido y vive exclusivamente para lo suyo.

XL. Un hombre serio y formal si lo compara con las juergas que montaría con Julio en Miami.

M.A. En casa de Julio había invitados y de todo, era otra cosa, sí. Julio es muy aficionado a tener una gran bodega: vinos franceses, chilenos… Y cada noche nos reuníamos en el office y nos proponía diferentes vinos para elegir.

«Yo, quince años antes, vi lo que se estaba cociendo entre Paloma Cuevas y Luis Miguel. Había tema. Y le escribí a él la canción 'Si tú te atreves'»

XL. ¡Acabáramos! Le pierde la sangre jerezana [risas].

M.A. ¡Son maneras de ser! Julio me invitaba a viajar con él. A la mínima cogía el avión y nos íbamos a cualquier ciudad, y te presentaba a sus amigos y a todo el mundo. A Raphael solo le conocí un matrimonio amigo suyo a lo largo de su vida. Julio y él no tienen nada que ver en absoluto.

XL. ¿Sabía Raphael entonces que Yo soy aquel era usted declarándose a Purificación?

M.A. No lo recuerdo [ríe]. La mayoría de las cosas que escribo son deseos, fantasías y temores míos, pero los adapto al momento de ese cantante. Pero si yo le escribo a Julio Iglesias «Lo mejor de tu vida me lo he llevado yo», estoy hablando de Isabel Preysler, claro.

XL. Mire por dónde, ¿no le parece este un buen momento para hacer un mea culpa por semejante letra y pedirle disculpas a Isabel?

M.A. No, no, ya he dicho que es la única canción en la que me he equivocado de plano porque Isabel Preysler sigue exactamente igual que entonces.

XL. ¿No le parece muy feo presumir a los cuatro vientos de haberle robado 'la inocencia primera' a una mujer, sobre todo después de haberle sido infiel mil veces? Me parece una reacción muy machista.

M.A. ¡Jajaja! En absoluto, eso no es así. Isabel Gemio me dijo algo parecido una vez [ríe]. Julio no era un ligón, iba a lo suyo y nada más. Mucho bla-bla-bla y bli-bli-bli, pero luego nada, te lo aseguro.

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Julio, el colega. «Yo (y no Julio Iglesias) era el que quería ir de juerga». Su clásico Que no se rompa la noche nació yendo juntos en coche por Concha Espina, en Madrid... «Mañana por la mañana, si no se rompe la noche, haremos locuras nuevas con el amor que nos sobre».

XL. Ahora va a resultar que Julio Iglesias es un monje cartujo.

M.A. Un cartujo tampoco. Es un hombre normal al que no le resultó el matrimonio bien y nada más; esa leyenda que se cuenta de Julio con las mujeres no es cierta. Yo he viajado con él y el que tenía más ganas de juerga era yo, no él.

XL. Solo le falta decir que Rocío Jurado era vergonzosa y que se ponía roja si le contaban un chiste subido de tono.

M.A. ¡Total y absolutamente! ¡Jajajaja! ¡Has dado en el clavo! Lo has dicho en broma, pero has acertado de plano: así era Rocío, ninguna Paloma Brava. La única verdad que tenía Rocío en su boca era su Virgen de la Regla y párate ahí.

XL. Pero la veíamos disfrutar en el escenario con esa fuerza...

M.A. Exacto, porque se transformaba y se convertía en otra. Fuera del escenario, Rocío era lo más modoso del mundo y se ruborizaba por nada. Muchas veces se escandalizaba al leer las letras que le escribía y me decía con estas palabras justas: «Pero, chiquillo, ¿yo voy a poder decir eso?». Cuando le compuse una canción en la que se masturbaba en la playa, pensaba horrorizada que era incapaz de interpretarla. Y yo le decía: «El público quiere esto de ti y esto es lo que le vas a dar, porque el público te ve avasalladora e increíblemente fuerte». Y se transformó, y la cantó e interpretó muy bien.

XL. ¿Su estado mental/hormonal es el de un adolescente en actividad constante?

M.A. Totalmente, soy un absoluto inocentón o un retorcido y todo lo que quieras, con las hormonas en constante ebullición, sí. Este ha sido un defecto mío: he sido una persona de lo más sensitiva para todas esas cosas del amor. ¡Tela, tela! Soy un carpetovetónico total y absoluto de la selva española.

«Lo que escribo son deseos míos que adapto al momento del cantante. Si yo le escribo a Julio Iglesias 'Lo mejor de tu vida me lo he llevado yo', estoy pensando en Isabel, claro»

XL. Mejor volvamos a sus intérpretes, que casi podríamos llamarlos sus 'personajes' creados a partir de unas letras que muchas veces son pura fantasía suya.

M.A. Yo solo soy el farsante que escribe la canción según la gente ve a la persona. ¿Por qué crees que yo le escribo a Raphael la canción Qué sabe nadie?, dímelo tú.

XL. ¿Porque se chismorreaba sobre su orientación sexual?

M.A. Exacto, pero yo conocía bien su relación con Natalia. Yo nunca dudé sobre ese tema y por eso escribí Qué sabe nadie para Raphael, y por eso Raphael la cantó. Raphael en el escenario es una fiera, mucho más blando que él es Julio, pero de Julio nadie decía nada, ¡jajaja!

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En familia. El genial compositor (a la izquierda) con su segunda esposa, Purificación Casas, madre de sus cuatro hijas. A la derecha, el músico con una de ellas, Alejandra Beigbedere, que acaba de publicar su nuevo libro: Una pluma en el aire, editado por Grijalbo.

XL. ¿Y el Puma?

M.A. El pobre era todo lo contrario: ¡no era ni un puma ni nada parecido! Era el tipo más religioso de todos, creo que por entonces pertenecía a los evangelistas. En las canciones lo pongo que parece una bestia y tiene las canciones más verdes del mundo, ¡jajaja!

XL. Compuso para Alfredo Kraus y Plácido Domingo, cuéntenos alguna anécdota.

M.A. A Plácido Domingo alguna vez le he dicho que no cantara tan fuerte, y él, con mucha gracia, me contestaba: «Para eso ya tienes a Jeanette».

XL. ¿Plácido no admite 'sugerencias'?

M.A. Sí [ríe]. Plácido es una persona muy cercana. En otra ocasión, él estaba en el estudio grabando y en el control estábamos el técnico de sonido, mi hermano José María y yo, y vimos que Plácido estaba desafinando tela marinera. Así que lo llamé y le puse la grabación para que la oyera él mismo, y le pregunté con risas: «¿Qué te parece?». Y Plácido se dio cuenta, claro, y dijo riéndose: «¡Uy, uy, qué horror!».

XL. A Isabel Pantoja también le compuso algunas canciones.

M.A. Apenas tuvimos relación. La casa de discos fue quien me hizo aquel encargo. Una sola vez presentamos juntos en el Teatro Lope de Vega un álbum que le hice, que se llamaba De nadie, pero de aquel día solo recuerdo que la acompañé al piano para que cantara Háblame del mar, marinero, que compuse para Marisol, y que Isabel la cantó preciosa. En otra ocasión, la acompañé a América y actuamos en televisión... y poco más.

XL. De la rivalidad Pantoja-Jurado ni hablamos.

M.A. Nada que decir, estaban en caminos completa y absolutamente diferentes en todos los aspectos: no eran comparables.

XL. Así que a usted no le hace falta poner un confesionario en su casa para que los cantantes le cuenten sus cuitas antes de escribirles las letras.

M.A. No, no, mejor que no me cuenten lo que quieren, porque yo solo escribo lo que veo en ellos.

«Rocío Jurado se escandalizaba al leer mis letras. Compuse una en la que se masturbaba y decía que era incapaz de interpretarla. Pero se transformó y la cantó bien»

XL. Pero los artistas también quieren utilizar sus canciones como altavoces para desahogarse, y a veces sus despechos son bombazos. Pienso en Shakira.

M.A. Si fue un éxito, será porque el público también deseaba ese despecho. A lo mejor yo le hubiera escrito a Shakira la canción de Se nos rompió el amor de tanto usarlo que le hice a Rocío Jurado, ¡jajaja! Pero te digo aún más: muchas veces me anticipo, veo lo que va a ocurrir y acierto. Que se lo pregunten a Luis Miguel…

XL. ¿Teniéndole a usted aquí? [Risas].

M.A. En 2006 o 2007, cuando yo estaba en su casa componiéndole un álbum, vi de lejos su relación con Paloma (Cuevas) y le escribí una canción que se llama Si tú te atreves, describiendo las cosas exactamente como las vi.

XL. Le hago un resumen: «Si tú te atreves, por mi vida que te sigo. Si tú me olvidas, te prometo que te olvido. Si tú te atreves, yo renuncio al paraíso». ¿Qué es lo que vio?

M.A. Vi llegar a casa de Luis Miguel a un torero con su mujer y a los suegros del torero, que vinieron con ellos, y yo vi que allí había tema [ríe]. Unos días después volví a verlos y yo, que pienso muy bien, me dije: «Aquí hay tomate». Le escribí la canción y se la di sin decirle nada, él la leyó, tampoco me comentó nada, la cantó y fue un gran éxito.

XL. ¡Vaya! Y el riesgo de 'atreverse' que lo corra Paloma, que luego ya se verá lo que pasa…

M.A. ¡Jajaja! Yo vi lo que allí se estaba cociendo quince años antes que los demás. Y fue un álbum muy importante para Luis Miguel, que hasta ese momento cantaba boleros y con este álbum adelantó su mañana.

XL. Una curiosidad: si todas esas frases que escribe las hace suyas como dice, ¿cómo se acuesta cada noche?

M.A. Pues hecho un pendón, porque quizá en el fondo lo sea [risas].