Lourdes Vázquez, catedrática de nutrición: «La cantidad de carne que comemos es muy superior a las recomendaciones»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Lourdes Vázquez, catedrática de nutrición.
Lourdes Vázquez, catedrática de nutrición.

La codirectora del curso de oncología integrativa de la USC y Talaso Atlántico pone el foco en la importancia de la alimentación en el paciente oncológico

23 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El curso de oncología integrativa, que ofrece la Universidad de Santiago de Compostela en Talaso Atlántico, puso de manifiesto un año la importancia de poner al paciente en el centro de todos los cuidados que deben rodearle. La profesora Lourdes Vázquez, catedrática de Nutrición de la USC y codirectora del programa, se centra en explicar la importancia que tiene la alimentación en la prevención, tratamiento y recuperación.

—Una edición más del curso de oncología integrativa que ha llegado a su fin.

—Sí. Cuando empezamos con el término oncología integrativa, la idea es integrar y poner el foco en el paciente, que está en el centro de todo lo que le puede ayudar en su proceso. El oncólogo, por supuesto, pero también el nutricionista, la actividad física o el fisioterapeuta; en resumen, todo lo que le pueda ayudar a superar su enfermedad o a llevar a lo mejor posible o a tener una mejor calidad de vida. Esa es la idea de la oncología integrativa, no es ninguna cosa extraña ni mágica.

—¿Cómo se relaciona la alimentación y el cáncer?

—La evidencia científica es amplísima, no es que sea ninguna novedad, se sabe ya desde hace muchísimo tiempo que la alimentación es un factor de riesgo en muchísimas patologías, muchas de ellas hoy en día son muy prevalentes, entre ellas, el cáncer. Una cosa tan sencilla como una alimentación saludable supone una reducción de riesgo muy importante de estas enfermedades. Hay que ponerse a trabajar sobre ello y definir lo que es una alimentación saludable, está claro.

—¿En qué se traduce para usted?

—Yo diría que, la base, es una cosa muy sencilla. Un porcentaje elevado de alimentos de origen vegetal, hortalizas, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas, frente a un menor consumo del que tenemos hoy en día de alimentos de origen animal, sobre todo carnes rojas, alimentos procesados. Después, hay que intentar reducir o no incluir alimentos ultraprocesados en la dieta. Digo intentar, porque están muy introducidos en el día a día de la población general. Cuanto menos ultraprocesados, muchísimo mejor, y cuanto más alimentos de origen vegetal, también mejor. Que no queremos demonizar ningún tipo de alimento, aunque haya algunos que son mejores y otros peores, pero lo que cuenta es el conjunto de la dieta. En la teoría es sencillo, en la práctica, si no tenemos buenos hábitos, no lo es tanto.

—¿Qué beneficios tienen los alimentos de origen vegetal para que su consumo deba primar tanto en la dieta? A veces, escuchamos que el «homo sapiens» es carnívoro y que, como tal, podemos consumirla sin miedo.

—Claro. Eso es un mito, podemos vivir perfectamente sin comer carne. Eso no quiere decir que la tengamos que dejar de consumir si no queremos, todo tiene cabida en una dieta saludable. Ahora bien, es cierto que la cantidad de alimentos de origen animal, y sobre todo de carne, que incluimos en nuestra dieta es muy superior a las recomendaciones de organismos como la Organización Mundial de la Salud. Por eso se intenta hacer más hincapié en el incremento de alimentos de origen vegetal, porque nos van a aportar nutrientes esenciales que no los aportamos con otros alimentos, como vitaminas, minerales, fibra y compuestos antioxidantes. Eso es lo que va a hacer de nuestra dieta que sea más o menos saludable.

—Antes mencionaba la importancia de la dieta en la prevención, ¿qué hay de su relevancia durante el tratamiento contra el cáncer o en la etapa de recuperación?

—Si la dieta te ayuda a que una persona sana esté bien, imagínate en alguien que está enfermo. Va a ayudar a poder llevar mejor el tratamiento, a que el paciente se recupere mejor. Después, podemos concretar en cada caso. A cada persona hay que explicarle qué es una alimentación saludable; eso sí, sin culpabilizar a nadie por no llevarla y estar padeciendo un cáncer. Hay que enfocarlo desde la mejora, aunque sea lo mínimo, porque tendrá efectos inmediatos. Si no incluyo ninguna fruta en mi dieta, pues mañana voy a empezar a tomar media manzana. Poco a poco, y lo mismo con el resto de alimentos. También eliminar los que no necesito para nada. Y, después, hay que concretar con cada paciente, su caso y su momento. Por ejemplo, si tiene náuseas o vómitos, hay que enfocar la dieta en función de estos síntomas. Pero también lo digo para etapas posteriores, en las que el cáncer se ha curado. Una dieta saludable reduce el riesgo de padecer una recaída. Si tengo sobrepeso va a influir en que yo tenga un calidad baja de vida, o a tener una mayor predisposición a padecer diabetes, o algún tipo de cáncer. Si yo intento reducir ese peso, y lo acompañado con ejercicio físico disminuyo el riesgo de recaída y tengo una calidad de vida muchísimo mejor, porque estaré más activa y tendré más ganas de hacer cosas.

—¿Un superviviente de cáncer debe incluir algún alimento de su dieta?

—No se trata de demonizar ningún tipo de alimento, ningún tipo de nutriente, pero sí saber que, por ejemplo, que hay que eliminar el azúcar de la dieta. Al final, lo estamos consumiendo al tomar fruta, verdura o cereales, por lo que deberíamos no añadirlo nosotros mismos. Si alguien lo hace por sistema, por ejemplo, se bebe el café con leche con dos cucharadas de azúcar, que intente reducirlo. Poco a poco se va a ir adaptando, y no solo a tomar ese café con menos azúcar, sino a que las frutas, que antes le resultaban insípidas, ahora le sepan más, porque reduce su umbral de detección del dulzor. Todo ayuda. Ojo, que el azúcar no es un veneno, es un nutriente más. Pero se debe aportar con alimentos y ser nosotros los que lo echemos con el azucarero. Hay muchas estrategias para conseguirlo, pero insisto, sin demonizar ni obsesionarse con ello. Si todos los días me tomo 20 cucharadas, no tiene sentido pasar a no tomarme ninguna, porque voy a crear un estrés que me resultará imposible hacerlo bien. Los cambios tienen que ser pequeños para convertirse en permanentes.

—La SEOM explica que una de las consecuencias de los tratamientos oncológicos es que el paciente tenga falta de apetito y energía. ¿Qué se podría plantear en estos casos?

—Es complicado generalizar. A lo mejor el paciente no tiene apetito al levantarse. En ese caso, puede intentar darse un paseo, airearse un poco y luego tomar algo, poco a poco. También deberíamos darles opciones. Facilitarles las cosas para que no les cueste mucho comer sumado al no tener apetito.

—En programas anteriores ya pusieron el foco en la dieta. ¿Se conoce su importancia desde hace tiempo o es una cosa reciente?

—Nosotros estamos haciendo cursos de verano sobre el tema de alimentación y cáncer desde el año 2012, pero ya en el año 2002 el codirector del curso, Salvador Ramos, hizo un trabajo fin de carrera que trataba de hacer un estudio sobre el patrón de alimentación de un grupo de supervivientes de cáncer para, en base a los resultados, ver si era interesante o no establecer un programa de educación nutricional. En aquel momento las conclusiones que sacamos de ese trabajo fueron clarísimas. Una amplia mayoría, más del 80 % de los pacientes tenían por lo menos tres factores de riesgo, que era un sobrepeso o una obesidad, no llevar una dieta adecuada y no realizar ningún ejercicio físico. Es más, ninguno de ellos había recibido en la consulta de oncología ningún tipo de recomendación sobre la alimentación. Alrededor de un 20 % de los mismos habían decidido cambiar su tipo de alimentación. Es cierto que hoy en día hay mucha información, pero como siempre digo, tú te puedes mal informar de muchas maneras. Si no te da una persona con conocimiento la información, vas a buscarla tú, y muchas veces llegas a la errónea, y es cuando se crean esos mitos y preocupaciones. La importancia de la nutrición se conoce desde hace mucho tiempo.

Lucía Cancela
Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.