Comida para llevar en un día de calor: «Van a crecer los microorganismos como si no hubiese un mañana»

Macarena Poblete / U.R.

VIDA SALUDABLE

Es importante conservar bien los alimentos al sol para evitar intoxicaciones.
Es importante conservar bien los alimentos al sol para evitar intoxicaciones. Freepik

Los consejos de los expertos para que las excursiones en verano no terminen en intoxicación

23 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada verano se repiten los mismos errores al preparar comida para llevar a una excursión o un día de playa: el calor acelera el deterioro de los alimentos, sobre todo cuando no se conservan adecuadamente. Preparaciones con huevo, salsas caseras, fruta cortada o sobras del día anterior pueden parecer inofensivas, pero son focos frecuentes de bacterias peligrosas. Expertos en nutrición explican qué errores evitar, qué alimentos escoger y cómo proteger tu salud en cada comida al aire libre.

«Muchas veces se rompe la cadena de frío. Se lleva tortilla sin refrigerar y no se pasa lo suficiente. El huevo tiene el riesgo de acabar en una salmonelosis», advierte Almudena Seijido, dietista-nutricionista y secretaria del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Galicia (Codinugal). Lo peor es que estos descuidos son frecuentes: «Cogemos el bocata por el camino, no llevamos bolsa ni nevera con hielos para conservarlo, y lo dejamos allí al calor», agrega.

Según Marcos Izquierdo, tecnólogo de los alimentos y especialista en seguridad alimentaria, el principal fallo es fácil de evitar: «Normalmente cuando te vas a un picnic o a la playa, metes todo directamente en una bolsa y no lo mantienes frío. Al mantener la comida a temperatura ambiente, van a crecer los microorganismos como si no hubiese un mañana», asegura el experto.

Ese «descuido inocente» es terreno fértil para que bacterias causen una intoxicación alimentaria, sobre todo si los alimentos han pasado varias horas fuera del refrigerador: «Como mucho, hay que comerlos dentro de dos horas. Si llevan huevo, mejor una. Cuanto antes los refrigeres, mejor», indica el tecnólogo de alimentos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), bacterias como la Salmonella, Campylobacter y Escherichia coli enterohemorrágica son causantes frecuentes de enfermedades transmitidas por alimentos. Cada año, estas bacterias afectan a millones de personas, y en ocasiones, las consecuencias pueden ser graves o incluso mortales. Los síntomas más comunes que pueden provocar incluyen fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, cólicos abdominales y diarrea. En el caso específico de la salmonelosis, los brotes suelen estar asociados con el consumo de huevos, carne de ave y otros productos de origen animal.

Qué sí llevar

Izquierdo señala que mientras se sigan las condiciones adecuadas de elaboración, almacenamiento en frío y transporte en recipientes apropiados, llevar comida preparada es igual de seguro que consumir snacks envasados. De todas maneras, si la planificación y el transporte de la comida casera resultan complicados, también existen opciones seguras, prácticas y que pueden formar parte de un menú equilibrado: «Una buena opción siempre son las ensaladas. Podemos echarle huevo cocido, atún, queso fresco, pollo bien cocido, o incluso una vinagreta de garbanzos», propone Seijido.

Con respecto a la hidratación, la nutricionista recomienda siempre agua, o alternativas saludables, como infusiones frías, café con hielo, o una limonada natural. Se enfatiza la importancia de evitar las bebidas azucaradas, ya que pueden contribuir a la deshidratación.

En el caso del transporte de alimentos, las bolsas térmicas no siempre son suficientes: «Depende del calor y del tiempo que vayamos a estar. Si llegas a la playa a las doce del medio día y vas a comer a las tres con 30 grados, necesitas una nevera más grande, rígida, con hielo dentro», recomienda Seijido.

Izquierdo también insiste en la importancia de usar acumuladores de frío y proteger la comida del sol: «Antes que llevarlo en una mochila, es mejor en una nevera. Pero si no metes hielos o acumuladores congelados, no va a mantener la temperatura», explica.

Con respecto a los recipientes, cualquier material que sea apto para el contacto alimentario es considerado seguro, lo más importante es asegurarse de que el envase esté completamente cerrado y limpio antes de su uso. El tecnólogo de alimentos enfatiza en la importancia de no dejar los recipientes destapados, en lugares donde puedan estar expuestos a insectos o en contacto directo con el suelo.

Qué alimentos evitar

La tortilla es uno de los platos más populares en España para salidas al aire libre. Pero, para los expertos, también es uno de los más problemáticos: «No pasa nada si realmente ha alcanzado una buena temperatura y la consumes rápido. Pero si pasan cinco horas, siempre vas a correr el riesgo», aclara Izquierdo.

Seijido es tajante: «Es importante que, si vas a pedir una tortilla para la playa, pidas que esté bastante pasada. Que no te la hagan medio cruda, porque el riesgo de salmonelosis crece muchísimo», advierte.

Ambos expertos coinciden en un grupo especialmente delicado: todo lo que contenga huevo crudo o poco cocinado; no solo las tortillas, si no que también las mayonesas caseras, por ejemplo. Productos que necesitan refrigeración, como salmorejo, gazpacho, o batidos lácteos, tampoco son la opción más óptima para este tipo de planes. 

También hay que tener cuidado con la fruta ya cortada, como el melón o la sandía: «Si la tengo en casa cortada en táperes varios días y luego la expongo al calor de la playa, también puede tener sus riesgos», señala Seijido. «Siempre es mejor evitar frutas ya abiertas o que lleven mucho tiempo almacenadas», agrega la especialista.

Un cambio de olor o color puede indicar que la comida ya no es segura, pero no siempre hay señales evidentes. «Muchas veces no se llega a ver ni a oler. Por eso, si ha pasado demasiado tiempo o no estás seguro, es mejor no arriesgarse», afirma Izquierdo. Su consejo profesional: aunque tenga buen aspecto, no comer comida que haya estado varias horas a temperatura ambiente.

La comida al aire libre no tiene por qué ser un riesgo. Con planificación y cuidado, puede ser tan segura como comerla en el hogar. Seijido resume en tres claves lo que nunca debemos olvidar: «Uno, conservar la cadena de frío. Dos, pensar bien qué comidas son las más adecuadas. Y tres, cuidar al máximo la elaboración e higiene en casa».

¿Una última recomendación? No te olvides del gel de manos. «Nos parece que no, pero al final las manos están constantemente tocando cosas. Llevar uno en el bolso o en el neceser siempre ayuda», recuerda la experta.