Radiografía de los nacimientos en España en los últimos 50 años: «Ya no tenemos guardias de 25 partos como las de hace 20 años»
LA TRIBU
La web del INE permite ver información detallada de cada parto, si se aportan datos como la edad de los padres y el lugar donde ocurrió
23 nov 2025 . Actualizado a las 09:54 h.Hace tan solo medio siglo, el mundo en el que vivimos hoy era inimaginable. En el año 1975, la lista de éxitos musicales incluía himnos de Camilo Sesto o de Triana. Los alimentos que un día cualquiera del 2025 podemos conseguir pulsando un falso botón en la pantalla táctil del móvil —bandejas de sushi o cuencos de açaí— no figuraban en la carta de ningún establecimiento, mientras que otros, como las pizzas, comenzaban tímidamente a aparecer. Las familias, por supuesto, también eran diferentes. Impulsada por la modernización y sacudida por una crisis económica cuyas ramificaciones seguimos viendo a día de hoy, la población gallega se adaptó a las transformaciones externas optando por nuevos modelos familiares.
Si uno observa los datos de movimientos poblacionales recopilados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), puede llegar a descubrir incluso el registro de su propio nacimiento, si cuenta con ciertos datos clave: la edad de la madre al momento de nacer, la del padre y el lugar del parto. La estadística de nacimientos, recogida desde el año 1958, se elabora en colaboración con las comunidades autónomas y sus registros civiles. La información histórica que aporta el INE refleja los cambios de tendencias de las últimas cinco décadas: por dar solo una pincelada, un bebé que nace en España hoy tiene más de un 50 % de probabilidades de ser hijo de padres que no están casados, mientras que esa posibilidad no llegaba al 10 % hace apenas medio siglo.
Pero la caída sostenida de la natalidad, el retraso de la maternidad, los avances en la atención al parto y la consolidación de nuevos modelos familiares han redefinido no solo las estadísticas demográficas, sino también la experiencia íntima de traer hijos al mundo. De los nacimientos numerosos y los hogares tradicionales de los años setenta hemos pasado a una realidad diversa, en la que tienen lugar familias monoparentales, parejas del mismo sexo y reproducción asistida.
Madres más mayores
El retraso de la maternidad es el fenómeno más claro en los cambios poblacionales de los últimos cincuenta años. La evolución de la edad de las madres traza una clara curva ascendente: si en el año 1975 la edad media para tener el primer hijo se situaba en 24 años y medio, para el cambio de siglo ya estaba por encima de los 28 (un aumento en torno al 15 %) y hoy supera los 31. No se trata de una situación única de España: en gran parte del mundo es una tendencia creciente que impacta en la natalidad: al empezar más tarde a tener hijos, los años fértiles disminuyen. La inestabilidad económica y laboral, el priorizar otras experiencias o la carrera profesional han sido algunos de los motivos detrás de esta postergación.
Esta tendencia se observa a nivel de los centros sanitarios. «Ha habido grandes cambios tanto en el perfil de las embarazadas, con el retraso de la maternidad, como en la cantidad de partos. Ya no tenemos aquellas guardias de 20 o 25 partos que yo veía cuando empecé a trabajar, hace 20 años», señala la doctora Mariña Sánchez-Andrade Santiso, miembro del Servicio de Obstetricia del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (CHUS).
Si las mujeres han postergado el proyecto de tener hijos, los hombres no se quedan atrás. La edad media de los padres a lo largo de los años ha pasado de aproximadamente 31 años en 1975 a casi 36 años en el 2024. En el caso de ellos, el aumento de la edad es aún más pronunciado: en los últimos 15 años, el grupo de 40 a 45 años ha pasado de representar el 11,22 % al 17,52 %. La proporción de padres de entre 45 y 49 años se ha duplicado con respecto al año 2010 y lo mismo ha ocurrido con el grupo de entre 50 y 59 años.
La caída de la natalidad es el otro gran dato que sobresale: actualmente, estamos en mínimos históricos, con 318.005 nacimientos en toda España en el 2024 (13.350 en Galicia), frente a los 673.551 partos que hubo a nivel nacional en 1965, 44.596 de ellos, en territorio gallego. Tras el repunte de los nacimientos que se dio hacia el 2008, más moderado en Galicia que a nivel nacional, la cifra de partos retomó su tendencia descendente y continuó disminuyendo hasta la fecha.
Desde el año 1980, el número de hijos por mujer ha descendido de 2,06 a 1,10 en el 2024. A su vez, las familias numerosas se han transformado. Según los datos más recientes, de las madres nacidas en el extranjero, un 20 % ya habían tenido al menos dos hijos, mientras que solo un 10 % de las españolas tienen tres o más.
Cesáreas, prematuridad y partos múltiples
Con el aumento de la edad materna y paterna, crecen también, inevitablemente, las complicaciones. «Los partos son más laboriosos, tanto para las embarazadas, como para quienes los atendemos», observa Sánchez-Andrade Santiso. Más gestaciones de riesgo, con todo lo que eso implica. «Aumentan las patologías propias del embarazo, como los trastornos hipertensivos o la diabetes. Todo esto está vinculado a la edad de nuestras gestantes: en nuestro hospital, la edad media del primer parto está en torno a los 33 años y medio», coincide la ginecóloga Nuria Valiño, especialista en Medicina Materno-Fetal del Hospital Teresa Herrera de A Coruña. Sin embargo, «también tenemos más medios ahora para manejar estos riesgos que hace unos años», apunta Valiño.
Por esta razón, en los últimos años se han tomado medidas como el cribado generalizado de preeclampsia en el primer trimestre del embarazo, así como pruebas para detectar alteraciones cromosómicas fetales conocidas como aneuploidías, asociadas a condiciones como el síndrome de Down o el síndrome de Turner. «Gracias a la introducción de este cribado hemos podido introducir medidas preventivas que disminuyen los resultados adversos maternos y perinatales en este grupo de mayor riesgo», señala Nuria Valiño.
Disminuir el número de cesáreas ha sido uno de los grandes retos para la sanidad española en las últimas décadas. La OMS recomienda unas tasas de entre el 10 y el 15 % para esta intervención quirúrgica en el parto; sin embargo, España se ha mantenido en un rango de entre el 18 % y el 27 %. Entre el 2007 y el 2024, la media ha sido del 25,5 % y este tipo de partos supuso un 26,4 % de todos los nacimientos del año pasado.
En esto también influyen las características de las pacientes, sobre todo en territorio gallego. «Si tengo mujeres de más edad, con patologías, con cesáreas o intervenciones previas, mi tasa va a ser un poco más alta que en un hospital de baja complejidad donde se atiende a mujeres a priori sin patologías previas», señala la experta del Chuac.
Si bien en determinados casos hay una indicación clara de cesárea por patologías graves u otras complicaciones, existen otras pacientes en las que se pueden aplicar estrategias para reducir la tasa de cesáreas, favoreciendo una recuperación más rápida de la madre en el posparto. «Por ejemplo, con las mujeres que tienen una presentación del bebé de nalgas intentamos disminuir la tasa de cesáreas realizando maniobras para ayudar a voltear al bebé. En caso de haber cesáreas anteriores, si no hay ninguna contraindicación para el parto, recomendamos siempre intentar un parto vaginal y en más del 50 % de los casos somos exitosos», asegura Valiño.
Los partos múltiples —en los que nacen gemelos, mellizos o trillizos, por ejemplo— registran un aumento sostenido desde el año 1975 y hasta el 2006, pasando del 1,7 % al 3,6 % en tres décadas. Un incremento vinculado a las técnicas de reproducción asistida, «aunque hoy en día han cambiado mucho las prácticas», observa Sánchez-Andrade Santiso. Actualmente se prioriza la transferencia de un embrión único. Ya no es frecuente transferir dos, como lo era hace 15 años, lo que llevó a una tasa de gestación múltiple muy alta», explica la experta del CHUS.
También en relación con la edad materna ha crecido la tasa de prematuridad. Un nacimiento se considera prematuro cuando se produce antes de las 37 semanas de gestación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nacimiento prematuro es la causa directa de mortalidad más frecuente en este grupo de población. Hace cincuenta años, este tipo de partos representaban el 2,1 % del total, mientras que hoy suponen más del 6 %. Si bien esta cifra triplica la tasa de prematuridad del año 1975, no es la más alta de la serie: durante las dos primeras décadas de este siglo, el porcentaje de prematuros se situó por encima del 7 % de todos los nacimientos, con un pico del 8,2 % en el año 2007. Estos datos se asocian «a las gestaciones múltiples, pero también a otros factores de riesgo como la edad o la obesidad materna», señala Sánchez-Andrade Santiso.
Menos partos en casa
Los avances de las últimas décadas en el acceso a la sanidad han supuesto un salto en la atención al embarazo y el parto. No solo contamos hoy con más y mejor tecnología a la hora de detectar enfermedades durante la gestación. También se ha conseguido una mejora significativa en el apoyo a las mujeres en el posparto, con servicios como los talleres de lactancia materna que se ofrecen a las mujeres puérperas en centros como el CHUS.
«A pesar de los retos que suponen la edad materna avanzada y la disminución de la natalidad, creo que estamos en un momento emocionante en la atención al parto, donde priorizamos la humanización y los cuidados centrados en la madre y el bebé gracias a prácticas como el piel con piel, el parto y cesárea acompañados y la ayuda profesional a la lactancia materna. Esto, con las múltiples mejoras técnicas y profesionales en la sanidad, nos permiten ofrecer un parto y atención al embarazo más seguro, más personalizado y más humano a las familias», asegura Sánchez-Andrade Santiso. Estas mejoras en la atención sanitaria se reflejan en el número de partos que se producen fuera del hospital: en el último medio siglo han pasado de ser casi el 18 % de la totalidad de los nacimientos a estar por debajo del 1 %.
Los desafíos a futuro pasan por mejorar las tasas de bajo peso al nacer. La OMS lo define como una cifra inferior a los dos kilos y medio, y señala que «algunos países de ingresos elevados se enfrentan a tasas que resultan altas para su contexto», citando entre ellos a España, donde el año pasado, los bebés de menos de 2.500 gramos fueron el 7,58 % del total.