Primera radiografía de la salud pospandémica: la esperanza de vida crece, pero la mortalidad aumenta entre los jóvenes

ENFERMEDADES

El último informe de la «Carga Global de Enfermedades», publicado en «The Lancet», llama la atención sobre las «muertes por desesperación»
12 oct 2025 . Actualizado a las 17:45 h.Cada vez vivimos más. Es la conclusión principal del último informe de la Carga Global de Enfermedades, que publica este domingo la revista científica The Lancet, donde se hace el primer análisis del estado de salud del mundo después de la pandemia.
El análisis, que se presentó en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín, Alemania, destaca que la esperanza de vida mundial en el 2023 fue más de veinte años mayor que en 1950, y se sitúa, de media, en los 76 años para las mujeres y en los 71 para los hombres. Eso sí, con profundas desigualdades según el nivel socioeconómico de la zona: en los países del planeta con más ingresos, las mujeres mueren, de media, a los 80,5 años y los hombres a los 74,4 años, mientras que en África subsahariana, donde se concentra el 67 % de quienes viven en pobreza extrema —según el Banco Mundial—, la edad media de los fallecimientos en mujeres está en 37,1 años y en varones en 34,8.
Pese a que el riesgo de muerte es menor en todo el mundo, también hay notas negativas. El informe revela que las muertes en jóvenes se incrementaron en algunas regiones como América del Norte y América Latina, sobre todo, debido a suicidios y consumo de drogas, en la franja de edad de 20 a 39 años. El informe las describe como «muertes por desesperación», una categoría que engloba al suicidio, a las sobredosis por drogas y al alcoholismo, problemas impuslados por factores económicos, sociales y psicológicos.
Jesús Adrián Álvarez, doctor en Salud Pública, analiza en declaraciones a Science Media Centre España, los resultados: «El artículo ofrece una visión global sobre la salud y la mortalidad, destacando las persistentes desigualdades entre países y dentro de ellos». El experto, quien reconoce que las cifras no son completamente nuevas, «confirman las profundas diferencias en la esperanza de vida y las causas de muerte en todo el mundo».
El experto llama la atención sobre América Latina, donde existen desigualdades según la región: «Algunos países han alcanzado niveles de esperanza de vida comparables con los europeos, mientras que otros siguen rezagados». Además, apunta que las altas tasas de homicidios en adultos jóvenes latinoamericanos, revelan una paradoja: «A pesar de las grandes inversiones en salud pública y bienestar social, la violencia sigue acortando la vida de millones de personas en la región».
Por eso, el doctor en salud pública concluye que el progreso dependerá no solo de reducir las desigualdades, sino «de mantener los avances en el acceso a la salud y enfrentar las causas sociales y estructurales de la mortalidad prematura».
Primer informe de la salud pospandémica
La investigación, que aglutina datos de más de 200 países, refleja cómo la salud vuelve a su cauce habitual después del covid-19. De esta forma, la esperanza de vida vuelve a cifras prepandémicas, y las enfermedades relacionadas con la edad y estilo de vida vuelven a ocupar los primeros puestos en el ránking de causas de muerte. En concreto, el estudio sitúa la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes «a la cabeza a nivel global» de fallecimientos o enfermedades que afectan la calidad de vida. Es más, en España, en el 2023, la enfermedad coronaria fue la primera causa de mortalidad, como sucede también en Francia, Alemania, Reino Unido o Italia.
Después de que el covid fuese la principal causa de muerte en el 2021, en el 2023, descendió al vigésimo puesto. La cardiopatía isquémica y el ictus ocuparon el primero, seguidos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y los trastornos neonatales. Llama la atención, además, que desde 1990, las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica e ictus se hayan reducido (debido a un mejor tratamiento y mayor detección), pero lo contrario ha sucedido, en el mismo período, con la diabetes, la enfermedad renal crónica, la enfermedad de Alzhéimer y el VIH/sida.
Patologías no transmisibles y la salud mental
Esta conclusión viene a confirmar que las causas de muerte están pasando de ser las enfermedades infecciosas a las no transmisibles, lo que produce nuevos desafíos para la salud mundial, especialmente, en los países de bajos ingresos.
El informe también alerta de que muchas de estas muertes podrían haberse prevenido, ya que casi la mitad de la mortalidad y morbilidad en el 2023 se atribuyó a factores de riesgo modificables. Es el caso de la hipertensión arterial, del tabaquismo o el colesterol LDL alto, entre otros.
La salud mental cobra, cada vez, más importancia. Los trastornos relacionados con ella aumentan de manera considerable. En concreto, los trastornos de ansiedad crecieron un 63 % y los depresivos, un 26 %. Además, se encontró que el abuso sexual y la violencia de pareja contribuyen a la depresión, a la ansiedad y a la salud en general, cuando se pueden prevenir.
La contaminación sigue pasando factura a la salud. Los riesgos sensibles al clima, como la contaminación atmosférica y el calor, presentan un mayor impacto en el bienestar de las personas. Es más, en las superregiones de Asia Meridional, África Subsahariana, África del Norte y Oriente Medio, la contaminación del aire es responsable de una gran pérdida de años de vida saludable.
A su vez, el informe presta atención a los factores de riesgo con mayor importancia por franjas de edades. Así, en los niños menores de cinco años, los más importantes fueron la desnutrición infantil y materna, la contaminación del aire por material particulado y la falta de acceso a agua potable, saneamiento e higiene seguros.
En el caso de los niños y adolescentes de cinco a catorce años, la deficiencia de hierro se presentó como el riesgo principal, seguida de problemas relacionados con la falta de agua, saneamiento e higiene seguros y la desnutrición infantil y materna.
En el grupo de 15 a 49 años, los factores de riesgo más relevantes fueron las prácticas sexuales de riesgo y los accidentes laborales, seguidos del índice de masa corporal (IMC) alto, la presión arterial sistólica elevada y el tabaquismo.
Y, finalmente, en el grupo de edad de cincuenta a sesenta y nueve años, el riesgo más importante fue la presión arterial sistólica alta, seguida del tabaquismo, la hiperglucemia, el IMC alto, el colesterol LDL elevado y la disfunción renal.
Muertes pediátricas y de jóvenes
Durante todo el período de estudio, las muertes infantiles disminuyeron más que en cualquier otro grupo de edad. Entre el 2011 y el 2023, Asia Oriental registró la mayor reducción, con un descenso del 68 % en la tasa de mortalidad de menores de cinco años, gracias a mejoras en la nutrición, la vacunación y el fortalecimiento de los sistemas de salud.
Por otro lado, la mortalidad en niños de 5 a 14 años en África Subsahariana entre 1950 y 2021 fue más elevada de lo que se esperaba, debido principalmente a las tasas de infecciones respiratorias y tuberculosis, otras enfermedades infecciosas y lesiones accidentales.
Asimismo, los nuevos cálculos revelaron que la mortalidad en mujeres jóvenes de 15 a 29 años en África Subsahariana fue un 61 % mayor de lo estimado previamente, causada principalmente por la mortalidad materna, los accidentes de tránsito y la meningitis.