Eduardo López, el dermatólogo que busca frenar la calvicie: «Cada vez más jóvenes piden soluciones para la pérdida de pelo»

ENFERMEDADES

El especialista gallego, que ejerce desde hace años en Madrid, lideró un estudio exitoso que utilizó una combinación de células madre con trifosfato de adenosina para revertir la alopecia androgénica
12 jun 2025 . Actualizado a las 18:02 h.Un estudio español aproxima la medicina, cada vez más, al fin de la calvicie. Una investigación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, dirigida por el gallego Eduardo López Bran, jefe de departamento de Dermatología, ha demostrado en ratones que la alopecia androgénica, que se conoce como calvicie común, se puede revertir mediante una terapia con células madre. El tratamiento empleado combinó células madre derivadas del tejido adiposo y trifosfato de adenosina, una molécula energizante. Este hallazgo, que acaba de ser publicado en la revista científica Stem Cell Research&Therapy, abre la puerta a nuevas posibilidades en el tratamiento regenerativo del cabello.
—¿Por qué cree que cada vez hay más interés en este tipo de abordaje?
—Creo que hemos abierto una nueva era en la medicina en general. Se han depositado muchísimas esperanzas en las terapias avanzadas. Desde todos los equipos investigadores y los organismos públicos se está apostando por que este tipo de terapias puedan resolver y aportar luz y un tratamiento a aquellos pacientes que no tienen uno en el momento actual. En el área de la dermatología y en el tratamiento de la tricología, si los ensayos que hemos realizado en el modelo experimental en ratones son reproducidos con el mismo éxito en humanos, estaríamos ante una nueva era de tratamiento para la alopecia androgénica masculina y femenina en unos años.
—¿Qué es la alopecia androgénica?
—La alopecia androgénica es el tipo más frecuente de calvicie. Afecta a más de un 80 % de los hombres a lo largo de la vida y a un 50 % de las mujeres. Es una forma de pérdida de pelo que viene determinada por una predisposición genética a sufrirla y un factor hormonal añadido. Estas dos variables determinantes hacen que comience la pérdida de pelo. En los varones, generalmente, se inicia a nivel de la región frontotemporal, lo que se conoce como entradas, continuando con la coronilla; mientras que en las mujeres se produce a nivel de la línea media de la parte superior del cuero cabelludo.
—¿Cuáles son las causas?
—Son necesarios dos factores determinantes: una predisposición genética a sufrirla, una programación en nuestro genoma a consecuencia de nuestra herencia, y un factor hormonal representado fundamentalmente por un tipo de hormonas que son los andrógenos y, dentro de ellos, un tipo de hormona conocida con el nombre de dihidrotestosterona.
—¿Cuándo debe uno empezar a preocuparse por la caída de pelo?
—Cuando la pérdida de cabello supera lo que es el límite normal de renovación que tiene el pelo de acuerdo al ciclo del folículo piloso. Si en ese momento observamos una caída superior a lo que podríamos entender como normal deberíamos de acudir al dermatólogo para que establezca un diagnóstico correcto y, en función de eso, el tratamiento. Es verdad que estamos asistiendo a una enorme preocupación en los jóvenes, cada día es más frecuente que acudan a la consulta ante los primeros síntomas de calvicie y demanden soluciones para frenar esa pérdida de pelo, o para restaurarlo cuando se ha caído.
—Cuando se inicia la calvicie, ¿la velocidad de caída es mayor y repentina?
—Sí. Primero, se acelera el ritmo normal de caída del pelo, que está en constante renovación. En segundo lugar, se acorta la llamada fase anágeno, que es la de crecimiento del pelo. El pelo tiene un ciclo en el cual tiene una etapa de crecimiento, una de reposo y una de caída. Finalizado ese ciclo se inicia uno nuevo. Esa duración de la fase de crecimiento se acorta. Y, en tercer lugar, se produce una miniaturización del folículo que da lugar a que el pelo cada vez sea más fino, más débil, crezca menos y tenga menos pigmentación. El pelo grueso, fuerte y pigmentado que tenemos al inicio de nuestra vida, en los primeros años, en los pacientes que sufren de alopecia va siendo sustituido progresivamente por pelo cada vez más fino, que crece durante menos tiempo y, por lo tanto, alcanza menos longitud y por pelo menos pigmentado, que es el llamado pelo vello.
—¿Los varones jóvenes que tienen un padre calvo tienen asegurada la calvicie?
—Probablemente tengan una mayor disposición, aunque hoy sabemos que tanto el padre como la madre, los dos progenitores, tienen una influencia. También la tienen las generaciones anteriores. Es decir, puede ser que mi padre no sea calvo, pero sí mi abuelo, y que yo herede ese calvicie. Y también la madre. En otras palabras, que ambos progenitores, los abuelos y las generaciones anteriores pueden tener una carga genética que se ha transmitido y, aunque en una generación no tenga suficiente fuerza para expresarse clínicamente, en generaciones posteriores sí. A veces también ayudan factores de tipo ambiental a que esa carga genética se exprese.
—Me habla en masculino.
—Sí, la incidencia de la alopecia androgenética en los hombres puede llegar a ser del 30 % a los 30 años y, a partir de ahí, aumenta un 10 % a medida que pasamos cada década. Es decir, un 30 % a los 30, un 40 % a los 40, un 50 % a los 50. Más o menos estos serían los porcentajes de incidencia en los hombres que no se sometan a un tratamiento médico para intentar detener el proceso o ralentizar la pérdida.
—¿Con qué tratamientos contamos hoy en día para la alopecia?
—Contamos con tratamientos médicos desde hace ya muchos años. En 1987 se comercializó el minoxidil, que fue el primer tratamiento médico eficaz para el abordaje de la alopecia androgenética o calvicie común. Yo tuve la suerte de coordinar esos ensayos en España. Posteriormente, en el año 97, se comercializó el finasteride oral. Y a finales de la década anterior, del 2018 más o menos, se comercializó el finasteride tópico. Son fármacos que permiten detener el proceso en algunos casos. Sin embargo, es verdad que tienen la desventaja de la cronicidad, que se necesita mantener el tratamiento para mantener los resultados que se consigan. Existen otros tratamientos también, como el plasma rico en plaquetas (PRP), o el láser de baja intensidad, y por supuesto no podemos olvidar, porque está muy de moda y tiene una enorme demanda en el momento actual, los tratamientos quirúrgicos, los trasplantes de pelo, que hoy en día ya no son invasivos y permiten resultados definitivos, naturales e indetectables.
—Hemos escuchado a gente decir que uno es calvo porque quiere. ¿Es cierto?
—No del todo, porque los tratamientos médicos no son eficaces en todos los casos y los quirúrgicos no son realizables en todos los pacientes. Hace falta tener una zona donante de la que podamos extraer las unidades foliculares para trasplantarlas al área receptora o área calva. Sin eso no es posible realizarlo. Es decir, disponemos de tratamientos médicos cuya principal desventaja es la cronicidad y disponemos de tratamientos quirúrgicos muy eficaces que son demandados, cada día en mayor medida, por jóvenes de entre 25 y 35 años. En este segmento de edad la demanda crece mucho, y hace falta tener una zona donante suficiente, un pelo o unidades foliculares de buena calidad y un espesor del cuero cabelludo en donde vamos a implantar esas unidades suficientemente bueno para que esas unidades puedan crecer y desarrollarse con la longitud, el espesor y el grosor suficientes para tener una repoblación estética, agradable y confortable.
—¿Cuánto tiempo de intervención requiere un trasplante capilar?
—Un trasplante capilar depende de la zona a repoblar, pero en términos medios, en el momento actual somos capaces de trasplantar un gran número de unidades foliculares entre cuatro y seis horas, siempre y cuando el paciente tenga zona donante. En una cirugía segura, en un entorno clínico seguro, con un equipo profesional cualificado podemos lograr el mejor trasplante posible haciendo una extracción de las unidades correctas, sin estropear unidades a la hora de extraerlas e implantándolas adecuadamente. Todo ello después requerirá que esa siembra que hemos realizado tenga el abono correspondiente, el seguimiento correspondiente para lograr una buena cosecha. Porque hay casos, sobre todo en personas famosas, que a lo mejor dicen que se han sometido a un trasplante capilar y a lo mejor después no crece tanto el pelo como se espera el público general.
—¿Puede no tener el efecto esperado?
—Hay que estar muy agradecido a los personajes públicos del mundo de la política, del deporte o de la canción, y también a los medios de comunicación que han democratizado el trasplante y lo han llevado al conocimiento de la población en general. Son muchos los casos de éxito donde la gente presume de lucir una buena cabellera. Lamentablemente, no siempre es posible realizar un trasplante y, en algunos casos que se realiza no es la panacea del 100%, pero es necesaria una correcta planificación, una adecuada ejecución y un estricto seguimiento para lograr el mejor trasplante posible. Una inadecuada elección del paciente, una inadecuada elección de la zona donante, una inadecuada realización de la intervención o un inadecuado seguimiento puede conllevar que también algunos personajes, y en la cabeza de todos están algunos personajes públicos, que no han tenido el éxito que sería esperable. Con todo, creo que obedece a una de estas tres causas y que hay muchos pacientes que lucen un pelo que mucha gente no detecta porque han ido haciendo trasplantes a medida que avanzaba su alopecia y han evitado que sea perceptible la imagen de cabeza.
—Su más reciente estudio se centra en la terapia con células madre.
—Estamos muy orgullosos de este estudio. Después de haber sido coordinador de esos tres fármacos y de la investigación clínica, esta es una investigación básica clínica en la que conseguimos que la primera terapia avanzada con células madres mesenquimales, derivadas del tejido adiposo se haya realizado en España, en un hospital público español y por un gallego. Me siento muy orgulloso de eso.
—¿Cómo lo hicieron?
—Hemos obtenido un producto que combina células madres mesenquimales se han obtenido de la grasa, se han aislado, se han replicado y multiplicado por millones en la sala de terapia celular del hospital. Luego le hemos añadido una molécula energizante, que es el ATP, de manera que mejoramos la actividad de esas células madre. En ratones machos y hembras, utilizando más de 200 roedores con diferentes dosis de células madre y diferentes combinaciones con ATP, hemos conseguido que en algún grupo con una dosis baja de células y ATP haya un 100 % de recrecimiento del pelo y, en hembras un porcentaje un poquito menor, nueve de cada diez, con una dosis media de células madre y ATP.
—¿Se pueden extrapolar los resultados de ratones a humanos?
—Estos resultados nos animan a seguir trabajando, pero es cierto que hay que tener prudencia, porque no todos los resultados y modelos experimentales en ratones se reproducen en humanos. Hay muchos casos de fármacos, incluido terapias avanzadas, que se han estudiado en ratones y después se han podido reproducir en humanos. Pero, al mismo tiempo, debemos de ser honrados y hay otros casos en que los resultados tienen limitaciones fisiológicas, ambientales y no se pueden reproducir en humanos. Empezaremos los ensayos clínicos en el 2026 o en el 2027, y esperamos que si esto va bien podamos volver a tenerme el pelo a aquellos que lo hemos perdido.
—¿Cuánto cree que le queda?
—Hemos solicitado la asesoría científica de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y, a partir de recibir el informe que esperamos tener como muy tarde en octubre, continuaremos con los ensayos de seguridad que finalizarán aproximadamente en el primer trimestre del 2026. A lo largo de ese año, haremos los primeros ensayos clínicos en humanos y si todo va bien, calculamos que en cuatro o cinco años podríamos tener el producto a disposición de los pacientes afectados de alopecia para ofrecerles una alternativa segura, eficaz y mejorar sus condiciones y su bienestar.
—¿Se puede evitar la caída del pelo?
—Se puede pelear, como todo, con un diagnóstico correcto y una planificación terapéutica adecuada. Es algo que peleamos. Yo quiero homenajear al minoxidil, que en el año 87 nos trajo el primer fármaco aprobado por las agencias reguladoras para el tratamiento de alopecia androgenética. Hasta esa fecha, si bien en la historia, a través de la escritura, encontramos referencias a múltiples potingues para hacer crecer el pelo, lo cierto es que no había nada realmente eficaz.
—¿A sus pacientes le causa curiosidad que usted, con tanto tiempo que lleva estudiando la tricología, no tenga mucho pelo?
—Recuerdo una vez que me entrevistaron para un medio, me llamó la periodista y me preguntó si me parecía mal que titulasen por una frase donde yo decía que no todo el mundo se puede trasplantar. A mí me parece que eso es fundamental que lo digáis porque primero, evitáis que yo tenga que responder en otras ocasiones por qué razón, si yo he investigado tanto este tema, tengo alopecia. Los tratamientos médicos no son exitosos en todos los pacientes y, en mi caso, que he tenido una pérdida de pelo precoz, ya estaba lo suficientemente avanzada para que el tratamiento médico no fuese la mejor opción. Y no puedo realizarme un trasplante porque mi pelo es muy finito, mi cuero cabelludo es muy delgadito, y no prosperaría. Sería un caso de esos a los que tú te refieres que no han tenido éxito. Eso sí, sí que me podría beneficiar de este estudio que hemos presentando en el futuro. Cuando llegue el momento, le voy a escribir a todos mis amigos y les voy a decir que en la próxima xuntanza que hagamos todos los del colegio tenemos una opción [se ríe].