Todo sobre los antihistamínicos para frenar las alergias de primavera: «Reducen los síntomas, pero no previenen»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Los síntomas de la alergia al polen se exacerban en primavera.
Los síntomas de la alergia al polen se exacerban en primavera. iStock

Este año, la época de mayores niveles de polen se ha adelantado, lo que significa que los síntomas serán más intensos para las personas alérgicas

18 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cerca de ocho millones de personas tienen alergia al polen en España, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). En una primavera adelantada, que llega tras uno de los inviernos menos fríos de la historia reciente, la temporada de alergias se ha adelantado en grandes regiones del país y se espera que los síntomas sean más intensos que en años anteriores para muchos de estos pacientes.

Frente a este panorama, los antihistamínicos que pueden adquirirse en la farmacia son una de las principales armas terapéuticas para aliviar molestias como el picor, la irritación de la garganta o los ojos, los estornudos, la secreción nasal (rinitis) o el lagrimeo. Explicamos cómo funcionan estos fármacos, cómo de seguros son y qué podemos hacer si dejan de hacer efecto.

Qué es la histamina

La histamina es una molécula que el cuerpo utiliza para enviar señales entre las células. «Es un mediador químico en diversos procesos, como la inflamación o la vasodilatación. Interviene también en la regulación gástrica y es además, un neurotransmisor en el ciclo de sueño y vigilia. Se libera frente a estímulos como una exposición a alérgenos, pero también a infecciones bacterianas o virales, o bien, frente a lesiones», explica la doctora Ángela Meijide Calderón, especialista en Alergología en el Complexo Hospitalario Universitario de Vigo y miembro del Comité de Comunicación de la Seaic.

Para llevar a cabo todas estas funciones, la histamina se une a receptores presentes en los tejidos de distintas partes del organismo. «En el estómago, por ejemplo, les indica a las células que dejen de producir ácido», ilustra la farmacéutica Blanca González Herrero, vocal del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña.

Cómo funcionan los antihistamínicos

Estos medicamentos se unen a los receptores de histamina, impidiendo que esta llegue a ellos. Al bloquear los receptores de la histamina, los antihistamínicos «evitan la cascada de reacciones que se produce con la alergia: el aumento de la irritación en determinadas zonas, la llegada de moléculas del sistema inmunitario que generan esas molestias como el picor, el lagrimeo de los ojos o los estornudos», detalla González. «Los alérgenos van a hacernos liberar esta histamina y nosotros al bloquear ese receptor, impedimos que haga su efecto, por lo tanto, evitamos que aparezca ese síntoma», explica la doctora Meijide.

Existen diferentes tipos de antihistamínicos. Se los divide, fundamentalmente, en dos grupos: los de primera y los de segunda generación. «La diferencia básica entre ambos grupos es su efecto de sedación», apunta la alergóloga. Desarrollados a principios del siglo XX, los antihistamínicos de primera generación tienen la capacidad de penetrar la barrera hematoencefálica, lo que hace que puedan interferir en el ritmo circadiano, produciendo «somnolencia, sedación o incluso aumento del apetito», destaca la especialista en alergología. Hoy, este tipo de fármacos se utilizan fundamentalmente «para náuseas y mareos asociados a viajes», resume González.

«En los de primera generación, aunque el pico de acción puede empezar a los 15 o 30 minutos, la duración de ese efecto es de unas cuatro a seis horas. Por eso, los utilizamos en reacciones alérgicas por vía parenteral, ya que su acción se nota rápido, pero su efecto dura poco», detalla Meijide.

En cambio, los antihistamínicos de segunda generación no son sedantes «porque su acción es más selectiva y no llegan a actuar sobre el sistema nervioso central. Son los que se usan actualmente para tratar la rinitis o la urticaria. Disponemos no solo de pastillas, sino de otras presentaciones en colirios e incluso en espray nasal, como la cetirizina, la ebastina, o la rupatadina», explica Meijide.

Los fármacos de esta segunda generación, ampliamente utilizados para estos síntomas estacionales de alergia que afectan a las vías respiratorias o a nivel ocular, «tienen una efectividad muy alta y pocos efectos secundarios, por lo que su uso supone un riesgo bajo», apunta González en este sentido. Al no tener efectos sobre el sistema nervioso central, «no van a interferir en el rendimiento escolar o en actividades como la conducción», detalla la farmacéutica, aunque sugiere que, para una máxima seguridad, se pueden tomar por la noche, antes de dormir, dado que su acción es rápida y dura unas 24 horas.

Sin embargo, cada caso puede variar y es necesario individualizar el tratamiento para obtener los mejores resultados. En ocasiones, los médicos pueden prescribir antihistamínicos sedantes para controlar el picor u otros síntomas. «Pacientes con muchísimo picor corporal que no descansan por la noche se pueden beneficiar de un antihistamínico sedante de uso nocturno para reducir tanto el picor como las dificultades para dormir y favorecer así el descanso nocturno», ejemplifica la experta de la Seaic.

Hay que tener en cuenta que, en todos los casos, se trata de medicamentos que tienen un efecto sintomático, lo que significa, en palabras de la doctora Meijide, que «hacen que los síntomas sean menores, pero no curan la enfermedad ni la previenen. Para eso tenemos la inmunoterapia. Las vacunas de la alergia sí que van a hacer que los síntomas dejen de aparecer».

Las recomendaciones de la Seaic para personas alérgicas:

  • Evitar las salidas al campo y las actividades al aire libre en días pico
  • Consultar los niveles de polen en la web www.polenes.com
  • Cerrar las ventanas de la casa, ventilar la vivienda al mediodía y durante unos minutos
  • Utilizar gafas de sol en exterior y mascarilla qu cubra nariz y boca en días de alta polinización
  • Viajar con las ventanillas del coche subidas
  • Ducharse y cambiarse de ropa al llegar a casa
  • Usar filtro antipolen en el coche y purificadores de aire en casa
  • No cortar el césped ni podar en días de alta polinización

¿Qué pasa si tomo antihistamínicos todos los días?

Los antihistamínicos son fármacos seguros que se pueden tomar durante períodos prolongados en caso de ser necesario. «De hecho, los pacientes con urticaria crónica toman antihistamínicos todos los días y en ocasiones el doble o el triple de la dosis habitual. Toman tres o incluso cuatro comprimidos al día y no ocurre nada. Pero es cierto que si estamos tomando antihistamínicos todos los días de la primavera, a lo mejor tenemos que plantearnos hacer una visita al alergólogo y pensar en otros tratamientos como las vacunas frente al polen o para epitelios de animales como perros o gatos», señala Meijide.

¿Pueden provocar tolerancia?

Aunque no existe una evidencia clara que muestre que estos medicamentos generan tolerancia, en muchos casos los pacientes reportan una disminución del efecto de alivio que les proporcionaba inicialmente un antihistamínico. Esto puede deberse a diferentes factores. «Lo más probable es que nuestra alergia con el tiempo vaya a más, porque cuanto más estemos en contacto con el alérgeno, mayores serán los síntomas. Si alguien trabaja en una floristería y tiene alergia al polen, esa alergia va a aumentar. En esos casos es interesante hacer tratamiento con inmunoterapia», indica González.

«Algo que se ve en la práctica clínica habitual es que a algunos pacientes, si utilizan el mismo antihistamínico durante mucho tiempo, notan que pierden el efecto. Entonces, debido a que tenemos gran cantidad de antihistamínicos en el mercado, hacemos un cambio de fármaco y no ocurre nada. Sin embargo, hay otros pacientes que llevan tomando el mismo antihistamínico a demanda desde hace siete años y no tienen problema ninguno. Esto es muy individual y no hay nada que diga que el cuerpo va a producir tolerancia, igual que no nos acostumbramos a la pastilla de la presión», apunta Meijide.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.