El rechazo a la píldora anticonceptiva: «Hay un aumento de mujeres jóvenes que no la toman por miedo»
EL BOTIQUÍN
Los expertos destacan que el fenómeno de la «hormonofobia» crece, en parte, a raíz de las redes sociales
10 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las redes sociales están llenas de vídeos de mujeres jóvenes contando por qué motivos dejaron de tomar la píldora anticonceptiva y qué sintieron después. Lo hacen tras ser preguntadas por otra usuarias y, en ocasiones, cayendo en algún que otro mito. «Decidí dejar la píldora después de cinco años. Al principio iba todo perfecto, pero con el tiempo, empezaron a salir muchos efectos secundarios. Fatiga constante sin hacer nada, sequedad de la piel y falta de libido. Nunca pensé que fuera la píldora, hasta que empecé a escuchar testimonios de otras chicas», cuenta una de ellas a cámara. Otras reconocen que, mientras la tomaban, no sentían ningún tipo de síntoma, pero que, una vez dejaban de lado su prescripción, se notaban «totalmente nuevas y diferentes».
Las consultas de ginecología no son exentas a esta tendencia, creciente desde hace unos años, que describen con un nombre: hormonofobia. Observan, con frecuencia, «un aumento de mujeres jóvenes que rechazan anticonceptivos hormonales por miedo. También se ha extendido la preferencia por métodos que ellas describen como naturales, o aplicaciones, a menudo sin comprender sus limitaciones», lamenta Ana Boldó, tesorera de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), quien apunta a que existe una confusión entre el término de natural y «más seguro», lo cual no siempre es cierto. «Como consecuencia tenemos tres efectos: fallos anticonceptivos no deseados, un empeoramiento de los síntomas ginecológicos que podrían haberse tratado como el acné, la amenorrea o el ovario poliquístico, y una mayor necesidad de educación sanitaria», enumera la experta.
La ginecóloga María Ángeles Gómez, miembro de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y especialista en el Centro de Salud Sexual y Reproductiva en el departamento de Sant Joan de Alicante, describe esta situación como un problema porque la mayoría de miedos se relacionan con falsas ideas. Con muchos años de carrera a sus espaldas, cuenta que está preocupada por los mitos que aparecen en su especialidad: «Esto no pasaba antes, nadie te decía que las hormonas son químicos, son antinaturales, que alteran el equilibrio natural o que quieren dejar que su cuerpo respire», menciona.
Ideas, todas ellas, presentes en redes sociales pero también en el boca a boca. «Es algo multifactorial. A lo mejor lo ven en Instagram, y luego también le influye la experiencia que haya tenido un familiar o una amiga», cuenta la experta de la SEC, que describe este rechazo como un «retroceso»: «Tenemos comercializada la píldora desde la década de los sesenta, y supuso una liberación para las mujeres. Y ahora hemos pasado de la liberación a pensar que es malísimo para nosotras», precisa. La especialista llama al sentido común y a la individualización, pues se debe adecuar el método anticonceptivo a cada persona, a cada etapa de la vida y a cada momento.
Los datos
Una amplia mayoría —el 78,5 %— de las mujeres españolas en edad fértil utiliza algún método anticonceptivo, según la Encuesta de Anticoncepción en España 2024, de la SEC. Por el contrario, el 19,7 % no utiliza ninguno, aunque este porcentaje engloba a aquellas que no mantienen relaciones sexuales en el momento de la encuesta.
Por edades, las mujeres más jóvenes, de entre 15 y 19 años, son las que, con mayor frecuencia, carecen del uso de algún método; situación que se reduce en la veintena y vuelve a crecer a partir de los 30.
De todos los métodos, el preservativo es el más usado, que aparece con primera opción en el 36,5 % de las participantes. El 18 % utiliza la píldora, el 5 % el DIU hormonal y un 3 %, el DIU de cobre. Un 3,6 % de las mujeres afirma que su pareja se hizo la vasectomía, mientras que un 2 % indica que se ha sometido a una ligadura de trompas.
Entre las que escogen los métodos hormonales, un 37 % refiere a la estabilidad de sus relaciones, un 31,8 % a la comodidad, un 28,3 % a una indicación médica y un 24,7 % al hecho de que le ayuda a que le regula el ciclo menstrual.
Con la perspectiva contraria, un 31,8 % de las encuestadas prefieren no utilizar la píldora anticonceptiva por los efectos secundarios, por incompatibilidades o problemas de salud; mientras que un 18,4 % dice que se debe a la percepción de riesgo que suponen las hormonas.
¿Qué tienen de cierto estos efectos secundarios?
Para la doctora Boldó, el rechazo es «infundado o desproporcionado a los tratamientos hormonales» y se mueve entre las aguas de la desinformación, la confusión entre anticoncepción y terapia hormonal «con el miedo heredado de la THS tras estudos antiguos como el WHI», así como con una creciente desconfianza hacia la industria farmacéutica.
Mala fama aparte, las expertas consultadas no dudan en reafirmarse en una idea: los anticonceptivos hormonales actuales son seguros, eficaces y están entre los medicamentos más estudiados del mundo. «Más de cien millones de mujeres los usan en el mundo», añade la especialista de la SEGO.
Pablo Caballero, farmacéutico del área de Divulgación Científica del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, recuerda que la píldora es segura, presenta pocos efectos adversos y siempre debe estar prescrita por un médico. «Son medicamentos bien tolerados. Pueden provocar molestias gastrointestinales, y a veces estos síntomas no están relacionados con ellas, así como dolor de cabeza, fatiga o somnolencia», señala el experto.
Caballero precisa que, además, es una molestia transitoria, de intensidad leve o moderada y «no interfieren en la vida de la mujer». Y, si en alguna ocasión aparecen síntomas intensos, se deben poner en contacto con el médico o farmacéutico.
Uno de los principales motivos que llevan al rechazo es, según la doctora Gómez, la ganancia de peso. Una idea lejos de ser cierta. Por el momento, la SEC expresa que ningún estudio ha demostrado la asociación de la píldora con el aumento de peso. «Algunas mujeres pueden experimentar, al principio del uso de cualquier anticonceptivo hormonal, un período de adaptación —de unos tres meses— en el que ellas se puedan notar más hinchadas, con más retención de agua o un sangrado irregular», señala. En cualquier caso, si la usuaria observarse un incremento de peso debería consultarlo con su médico para ver alternativas.
Otro motivo para abordarla es que puede reducir el deseo sexual. Esto sí ocurre en un pequeño porcentaje de mujeres, y de nuevo, a estas, se les recomienda buscar otras opciones de la mano de su ginecólogo. Sin embargo, de manera general, la píldora permite vivir la sexualidad con mayor tranquilidad y libertad.
Siguiente razón. Una supuesta pérdida o reducción de la fertilidad. La píldora es un método anticonceptivo reversible, por lo que no puede estar detrás de este problema. El embarazo depende tanto de la fertilidad de la mujer como del varón. Según la SEC, al momento de dejar de tomar la píldora, el ovario inicia su funcionamiento de forma normal. Es decir, si la mujer menstruaba regularmente, el ciclo volverá a ser regular, pero si este era irregular, se descontrolará en ese sentido. «Hay mujeres que dicen que han tomado la píldora durante muchos años y no se quedan embarazadas. Sin embargo, tienen 36, 37 o más años, y realmente, lo que más disminuye la fertilidad es la edad. La píldora aquí no tiene nada que ver», explica la ginecóloga del centro alicantino. Tampoco aumenta el riesgo de aborto y malformaciones fetales.
Otras dicen que se deben hacer descansos, lo cual no es cierto y solo conlleva mayor riesgo de un embarazo no deseado o la pérdida de los beneficios hormonales y, otras, que los métodos anticonceptivos hormonales les hacen estar más tristes. Sobre ello, «no hay suficiente evidencia y habría que verlo con cada mujer. Desde luego, no es algo extenso, porque son cientos de millones las que lo toman», responde la experta de la SEC.
Los riesgos cardiovasculares asociados y reconocidos suelen estar muy controlados «y se minimizan con una correcta indicación médica mediante el cribado de factores de riesgo», señala la doctora Boldo.
Al contrario de lo que se suele pensar, cuanto más tiempo se consume la píldora, más se reduce la posibilidad de que aparezca cáncer de endometrio y de ovario, porque el endometrio se mantiene sin crecer y los ovarios están en reposo. En concreto, después de diez años tomando la píldora, el riesgo de padecer un tumor de endometrio u ovario se reduce hasta un 80 %. «Es más, en estos se vio que una vez se suspende la prescripción de la píldora, esa protección se prolonga, por lo menos, diez años. Por lo que incluso, a lo mejor, tendríamos que tomarla durante una época de nuestra vida solo para prevenir», apunta la miembro de la SEC. También se ve una disminución de riesgo en el cáncer colorrectal y en la enfermedad inflamatoria pélvica.
Más allá de la pura anticoncepción, muchas usuarias recurren a la píldora anticonceptiva como parte de un tratamiento. Es el caso de las mujeres con acné, con anemia crónica, con una dismenorrea muy incapacitante y con migraña catamenial. En estos casos, abandonar su consumo actúa como un perjuicio para quien así lo desea.
La doctora Gómez lamenta que el miedo solo aparezca referido a las hormonas sexuales: «Si a alguien con hipotiroidismo le recetan la hormona tiroidea, nadie se la deja de tomar. Las hormonas son seguras», insiste la experta, quien sabe que, por mucho que lo repita, todavía le queda mucho camino por recorrer. «Muchas veces, es más importante lo que dicen las influencers que los médicos. Y creo que, a veces, nosotros tenemos la culpa, porque en ocasiones lo único que hacemos en consulta es explicar las casas malas sin decir las buenas», añade.
No es rechazo, es búsqueda de conocimiento
Silvia Alvaro, miembro de la Asociación Galega de Matronas y matrona en el Centro de Orientación Familiar de Orillamar, en A Coruña, no considera que detrás de este rechazo se encuentre el miedo, sino un mayor de deseo de conocimiento. «Pienso que hay mujeres que reflexionan más sobre los efectos secundarios en ellas y que quieren conocer sus propios ciclos», apunta. Eso sí, con diferencias según la edad. Por un lado están las chicas más jóvenes, que todavía no han llegado a la veintena, quienes siempre buscan regular su menstruación, «donde hay mucho diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico y mucho tratamiento generalizado con píldora combinada», cuenta. En estas, observa mucho desconocimiento en cuanto a cómo funciona la regla.
Y, una vez entrada la veintena, se encuentra con un mayor número de mujeres que después de tomar la píldora durante unos años, prefieren «reencontrarse con sus ciclos de una manera más informada».
La especialista explica que, pese a vivir en la era de la información, todavía hay mucho desconocimiento acerca de las hormonas y el ciclo menstrual. «Siempre les invitamos a que perciban las diferencias en su cuerpo, porque al final, pasan de estar con unas hormonas mantenidas todo el tiempo a que estas varíen», concluye la matrona.