Dos testigos desmontan la versión del acusado de matar a Nerea Añel y dicen que él regresó solo al motel horas después de huir con la joven por un camino

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE

OURENSE CIUDAD

Julio González Sierra, en la Audiencia de Ourense el segundo día del juicio por el presunto homicidio de Nerea Añel
Julio González Sierra, en la Audiencia de Ourense el segundo día del juicio por el presunto homicidio de Nerea Añel Miguel Villar

Los conocidos de la pareja aseguraron en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Ourense que nunca se creyeron la versión del acusado, quien tras desaparecer su novia dijo que esta estaba en la cárcel

20 feb 2024 . Actualizado a las 17:39 h.

«Se fueron por el camino, estoy segura». Así de contundente se mostró este martes en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Ourense la encargada del motel de Barbadás en el que Julio González Sierra y Nerea Añel Vázquez fueron vistos juntos el 15 de enero del 2020. En el segundo día del juicio por la muerte violenta de la joven, de la que se acusa a su novio, la testigo hizo un minucioso relato al jurado de lo que presenció la última tarde en la que la joven de 26 años fue vista con vida.

Contó que la pareja acudía con frecuencia al establecimiento, si bien aquel día ella misma había ordenado que no se les dejara entrar si se presentaban. «Sabíamos que habían robado a un taxista», aseguró la mujer. Pero en aquella época se pedía a los clientes el DNI «de forma aleatoria» y cuando Julio y Nerea intentaron acceder nadie les solicitó identificación. Pagaron por adelantado y se instalaron en la habitación número 6. Horas después, pidieron un taxi. «Yo salí fuera para decirle al profesional que no los llevara porque habían robado a un compañero», aseguró la testigo.

Le pareció, pese a todo, que el conductor iba a hacer la carrera de todos modos e insistió en disuadirlo. «Dije que iba a llamar a la Guardia Civil y entonces ellos echaron a correr por el camino que va a dar a un pueblo abandonado; iban a toda prisa», dijo la testigo, que también recuerda que horas después Julio regresó solo al establecimiento. «Quería entrar en la habitación, pero no le dejamos». Otra empleada del motel declaró que «salieron corriendo hacia el monte en cuanto oyeron que se iba a llamar a la Guardia Civil» y una tercera trabajadora dijo que el acusado volvió al motel sin Nerea.

Estos testimonios avalarían la tesis de las acusaciones, desmontando la coartada del sospechoso. Julio sostiene que no ha estado nunca en el camino de tierra que conduce al arroyo en el que ocho meses después fue hallado el cuerpo de Nerea. Aseguró el primer día de juicio que tras el incidente con el taxista ambos regresaron a pie hacia Ourense por la carretera y vieron llegar un coche de la Guardia Civil. Entonces la joven habría decidido entregarse y se separaron. «Creí que la habían detenido», afirmó.

Esa fue también la explicación que Julio fue dando a todos los que conocían a Nerea y le preguntaban por su paradero. «Llegó diciendo que estaba en prisión, que él había visto como la arrestaban», relató uno de esos testigos. La pareja era consumidora de drogas y su vida, y la de sus amigos, giraba en torno al barrio de Covadonga, donde están activos varios puntos de venta. Uno de esos conocidos admitió que el sospechoso llegó a contarle que había ido a ver a la chica a la cárcel en un vis a vis. «Yo sabía que eso no podía ser, que no te conceden este tipo de visitas tan fácilmente», explicó al tribunal.

Los malos tratos

«Nerea y yo hablábamos a diario, me sorprendió no verla», afirmó otro de los testigos, que tampoco se creyó la versión que Julio ofrecía a la gente. «Estaba mintiendo», dijo, añadiendo que el acusado maltrataba a Nerea. «Un día le vi un ojo morado y me dijo que le había pegado él», afirmó. Quedó claro que no se lleva bien con el acusado, al que retó antes de abandonar la sala de vistas: «Algún día te veré, chavalín», le dijo. Más conocidos incidieron en su declaración en que el acusado pegaba a la víctima.

«Julio mintió desde el primer momento», dice la madre de la víctima

La última vez que vio a su hija fue la noche de Reyes del 2020. Siempre preparaba regalos para ella y su hermano y, a pesar de que la vida de Nerea se había vuelto complicada desde que dos años antes había empezado a consumir drogas, la relación entre las dos era buena. «Estábamos pendientes la una de la otra, si yo no la llamaba lo hacía ella», explicó Belén Vázquez ante el tribunal.

Demostrando toda la entereza que se puede tener en un momento tan duro, la progenitora relató que aquel 5 de enero Nerea fue a casa a por su regalo y luego las dos bajaron a la calle. Fue cuando ella le presentó a Julio, su novio. Diez días después contactó con uno de los amigos de la joven para saber de su paradero. «Me dijo que llevaba dos o tres días sin verla, pero no me preocupé porque no tenía un domicilio fijo», aseguró. Una semana más tarde este mismo chico se puso en contacto con ella para decirle que no sabía nada de Nerea y que el novio decía haberla visitado en la cárcel. Entonces saltaron sus alarmas. «Fui a comisaría a denunciar y cuando estaba con varios agentes Julio me llamó para decirme que estuviera tranquila, que él me juraba que estaba en la cárcel», dijo. Enseguida se comprobó que eso no era cierto y empezó una búsqueda que se paralizó en marzo, por el covid. «Siempre sospeché que mi hija no se había ido voluntariamente», afirmó la progenitora, que también contó que en varias ocasiones había intentado ayudar a su hija a desintoxicarse.

A la salida de la sala de vistas, insistió en su creencia de que las mentiras de Julio solo tenían como fin ocultar el crimen. «Yo siempre creí que esto era un homicidio porque él decía que ella estaba en la cárcel; mintió desde el primer momento».