El sangrado de encías no es normal: «Nos debería preocupar igual que si nos sangra un ojo o un oído»

ENFERMEDADES

Este problema puede iniciarse con un diagnóstico de gingivitis y progresar hasta una periodontitis o piorrea
23 ago 2025 . Actualizado a las 18:22 h.Mucha gente afirma con rotundidad que tiene encías sensibles y que, de vez en cuando, sufre un ligero sangrado. Pese a que se haya normalizado, el sangrado de las encías no es algo normal e indica que algo puede ir mal. Es más, si se deja progresar puede evolucionar hasta convertirse en una periodontitis grave, con consecuencias demasiado severas.
La enfermedad de las encías es una inflamación que afecta a los tejidos que rodean y soportan los dientes. Al principio se produce una acumulación bacteriana en la línea de las encías y, a medida que crece en gravedad, se convierte en una infección mayor que, incluso, puede perjudicar los tejidos blandos y óseos que sujetan las piezas dentales.
Esta inflamación se divide en dos etapas. En una primera fase, se produce la gingivitis: «Se trata de una inflamación exclusivamente de la encía, del tejido blanco», destaca el doctor Andrés López Roldán, miembro de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) y especialista en odontología. Con todo, si no se le pone solución, puede avanzar hasta una periodontitis, también conocida como piorrea. «Es una enfermedad grave de las encías que supone la pérdida del hueso de soporte de los dientes, y que estos se vayan aflojando hasta el punto de que se pueden perder», añade el experto, quien precisa que en una amplia mayoría de ocasiones, esta última está precedida por la gingivitis. No se trata de algo que aparezca de la noche a la mañana.
Unas encías en mal estado comienzan a manifestarse mucho antes de la aparición de la periodontitis. Mientras que cuando están sanas tienen un color rosa pálido y son firmes al tacto, si están rojas, inflamadas o muy sensibles pueden indicar que la patología se encuentra en sus fases más iniciales. De hecho, indica la SEPA, «aunque el paciente no tenga molestias ni sangrado, esta señal ya es suficiente para ponernos en manos de un profesional».
El sangrado al cepillarse o usar el hilo dental es otro de los signos que deben hacer que la persona visite al dentista. Además, si hay un mal alimento persistente, causado por la acumulación de bacterias en las encías infectadas; o retracción de algunas zonas, que hacen que los dientes aparezcan más largos de lo normal, la consulta se vuelve todavía más necesaria.
Se suma el hecho de que hay etapas de la vida, como el embarazo o la adolescencia, donde los cambios hormonales pueden hacer que la encía sea más susceptible a inflamarse ante la presencia de placa y sangrar con mayor facilidad. Ahora bien, la causa sigue estando en las bacterias.
¿Se puede prevenir?
Para evitarlo, una limpieza correcta resulta clave. En ocasiones, hay personas que rechazan cepillarse las zonas más débiles de la boca porque, de esta forma, previenen el sangrando. Decisión equivocada. La mejor forma de evitarlo, o de solucionarlo llegado el momento de frenar la placa bacteriana, es tener una buena higiene dental todos los días. «Es por este motivo por el que hay que asegurarse de que durante el cepillado se recorren todas las zonas y huecos de la boca, haciendo especial hincapié en las zonas más complicadas de acceder sobre todo los espacios interdentales», señalan desde la SEPA.
En base a su experiencia en la consulta, López reconoce que este sangrado suele producirse en dos contextos. Un primer grupo al que se le produce al pasarse el hilo o con la maniobra de higiene; «y un segundo que tienen un sangrado espontáneo, sin necesidad de que haya un roce», comenta. Por ejemplo, son pacientes que, de repente, perciben un sabor a sangre en la boca o que, por la noche, manchan la almohada con sangre que cae con la saliva al dormir.
El especialista lamenta que este problema se haya normalizado. «Igual que nos preocupamos si nos sangra un ojo, la nariz o el oído constantemente, debería preocuparnos si eso mismo sucede con las encías», recuerda. Considera que es algo a lo que se ha ido restando importancia con el paso del tiempo, incluso en las consultas médicas. Si bien una consecuencia a nivel funcional y estética es, sin lugar a dudas, la pérdida de piezas dentales, el experto destaca las enfermedades con las que se relaciona la inflamación de las encías. «Se ha asociado con patologías sistémicas como las cardiovasculares o un mal control de la diabetes. Al final, si se produce el paso de estas bacterias al entorno circulatorio acaba influyendo en el resto del cuerpo», apunta. Por ello, la prevención y su control debería ser aún mayor.
Así, la recomendación general para evitar este problema es tener una correcta higiene bucal. La SEPA recomienda cepillarse los dientes, al menos, dos veces al día durante dos minutos; realizar higiene interproximal, con cepillos interdentales o seda, y utilizar pasta con flúor. Eso sí, no hay necesidad de que el cepillado sea muy fuerte. Esta mala costumbre puede dañar el diente, producir un desgaste y una retracción de la encía. De igual forma, la sociedad aconseja no emplear cepillos con cerdas duras, sino optar por los de dureza media o suaves en casos especiales, como encías finas o hipersensibilidad.
Además, la entidad recuerda que a la hora de escoger un colutorio, es mejor hacerlo con consejo profesional para enfocarlo a la situación de cada paciente.
El cuidado del cepillo también es importante. Si está muy desgastado, se pierde el final de las cercas o estas se abren, el cepillado será menos eficaz. Lo recomendable es cambiar los utensilios cada tres o cuatro meses. «En estos casos, es recomendable esperar una media hora para el cepillado, con el fin de dejar a la saliva que realice su efecto tampón», destaca.
Por último, desde la sociedad de expertos explican que cepillarse inmediatamente tras una ingesta es un error, especialmente, si la persona ha tomado alimentos o bebidas ácidas, ya esto aumentaría la sensibilidad dental.
El especialista de odontología reconoce que en redes sociales pueden salir cuyos supuestos remedios caseros, sin embargo, insiste en que lo que de verdad se ha demostrado que es efectivo es la eliminación mecánica de la placa bacteriana. «Este tipo de patones conviven y se protegen entre ellos, es una comunidad. Está adherida sobre la superficie el diente, que al final es la única parte del cuerpo que no cambia a lo largo de la vida», explica el miembro de la SEPA, que añade: «Cuando uno utiliza colutorios y no cepilla correctamente puede tener un efecto en la parte superficial de esa placa, pero será incapaz de penetrar dentro de ese complejo adherido a al superficie».