Chuparse los dedos

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

Oscar Vazquez

26 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Chuparse los dedos aparece en dos contextos muy distintos. La locución para chuparse los dedos expresa que algo está delicioso. Pero si se prescinde del para nos quedamos en chuparse los dedos, acción solo disculpable en niños pequeños. En los mayores es una práctica que suscita el rechazo de la gente educada, que suele tacharla de grosería, sustantivo que alterna con algunos otros, tras varios de los cuales está un elemento estrella de la cocina, el cerdo. En esa lista figuran marranada y marranería, de marrano, en cuyo origen aparece una voz árabe que significa ‘anatema'. De cocho, otro de los nombres del animalito, viene su sinónimo cochino, y de este, cochinada. Y de gorrino, gorrinada. Cerdada no necesita información complementaria. Y el enésimo nombre del bicho, guarro, enriquece el léxico especializado con guarrería y guarrindongada.

Chuparse los dedos choca más cuando quien lo hace es un profesional de las cosas de comer y lo hace en público. No hace mucho vimos en televisión cómo un cocinero montaba en una fuente un plato con varias capas. La última la formaba con pequeñas placas de algo comestible que sujetaba con la mano izquierda y que iba untando de una pasta con una espátula que manejaba con la derecha. En cada operación se le pringaban los dedos, que se limpiaba chupándolos cuidadosamente antes de pasar a la siguiente. Por ser un programa grabado, y por ello apto para la enmienda, sus responsables tienen menos disculpa que alguien a quien vimos en televisión en directo chupar el dedo que acababa de meter en una pasta para rellenar huevos.

Una de las etiquetas ya mencionadas de estas acciones, guarrindongada, ha adquirido una segunda acepción, que es con la que se está usando más. Además de ser lo guarrindongo o guarro, da nombre a las mezclas disparatadas de alimentos. Un ejemplo es el bocadillo de leche condensada con anchoas de lata. Uno de los impulsores de estas mezcolanzas, el cocinero David de Jorge, define la guarrindongada como «esa cochinada que se come uno con nocturnidad y alevosía cuando no hay moros en la costa: bocadillos imposibles o mierdecillas infectas que jamamos a manos llenas...».

Para gustos...