
Desquiciar a los dentistas
Desquiciar a los dentistas
Miércoles, 16 de Abril 2025, 15:08h
Tiempo de lectura: 4 min
Piensas toda tu vida que será imposible triunfar en el cine sin una dentadura perfecta y, de un día para otro, todo el mundo adora tu boca, de la que se han reído todos tus compañeros en el colegio. Le ha pasado a Aimee Lou Wood, la estrella que ha emergido de la última temporada de la serie The White Lotus, gracias a... sus dientes. Como lo oye.
Los de Wood sobresalen ligeramente y sus paletas están separadas, atributos que, en un mundo, el del cine, en que la mayoría de actores y actrices lucen radiantes e inmaculadas sonrisas –«de corta y pega», se las llama–, no importa que interpreten a trogloditas o pordioseros, la han convertido en un nuevo icono de la sencillez y la naturalidad.
La maniobra, de hecho, parece intencionada. El creador de la serie, Mike White, le dio a Wood el siguiente consejo al empezar el rodaje: «No tengas miedo de ser diferente a los demás. ¡Libera tu lado raro!». Y al inicio de la serie, su compañera de reparto, Charlotte Le Bon, canadiense de incisivos igualmente contestatarios para los patrones de Hollywood, le lanza un revelador: «Me encantan tus dientes». Los espectadores, por cierto, celebraron por todo lo alto el detalle, alabando en aluvión a Wood por haber mantenido su sonrisa natural pese a las presiones de la industria.
La actriz británica, de 31 años e hija de un vendedor de coches alcohólico y una empleada de la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños del Reino Unido, no usa carillas ni se ha sometido a un blanqueamiento ni a tratamientos de ortodoncia, pero todo el mundo habla de sus dientes. «Entiendo lo que esto representa –admite Wood–. Al verme, la gente se siente más segura de sus imperfecciones, pero es muy raro ver que aquello por lo que me acosaban en el colegio sea ahora lo que todos admiran. Por lo visto, sigue siendo lo que me define».
El impacto ha sido global, con dentistas y ortodoncistas lanzándose en TikTok a explicar conceptos como ‘diastema’ (la separación entre dientes adyacentes) y ‘labios incompetentes’ (separados en reposo, sin cubrir los dientes) dos características de la boca de Wood. Los artículos sobre el asunto han aparecido en todo tipo de publicaciones, incluidos los influyentes The New York Times, entregado a su «sonrisa natural» y Vanity Fair, que ha calificado los dientes de Wood de inspiradores. «Bajo su mirada de ojos saltones, entre sus delicados pómulos, los dientes naturales de Wood aportan una bienvenida autenticidad», celebra la revista.
Ella, sin embargo, sólo quiere poner fin al asunto. «Todo esto es genial, pero ahora quiero dejar de hablar de ello. ¿Puedo hablar de mi personaje? –replicó días atrás a un periodista, mostrando su hartazgo sobre el asunto–. Es como si ahora solo fuera un par de paletas».
Wood no es la única cansada de esta dictadura dental de los dientes blancos y alineados. Hace dos años, el diario The Washington Post publicó una queja sobre la extensión de la ‘sonrisa Hollywood’, el término que describe la perfección artificial en las sonrisas del cine norteamericano. Impulsada por series como Mujeres desesperadas y Las Kardashian, y retroalimentada por las legiones de influencers que promocionan productos cosméticos y dentales, la obsesión por lucir una dentadura modélica no ha parado de extenderse.
Tanto que, hoy, mucha gente considera que operarse los dientes para lucir como una estrella de Hollywood –Demi Moore, Johnny Depp, Zac Efron, Morgan Freeman, Tom Cruise, George Clooney...– es una inversión necesaria. Gracias a la cual los beneficios de la industria odontológica se han disparado. Según la revista Fortune, el mercado dental mundial facturará este año más de 41.000 millones de dólares, cifra que se duplicará en apenas ocho años. Ayuda, sin duda, que organismos como la Asociación Americana de Ortodoncistas recomienden hacer evaluaciones de ortodoncia a los niños alrededor de los siete años. Porque si en tu casa hay dinero, cada vez es más probable que te pongan una.
Así las cosas, el éxito social y el estatus parecen depender cada vez más de nuestros dientes. Hoy se antoja casi imposible ver a una persona persiguiendo una carrera pública con su sonrisa original. Además, muchas personas que nunca se habían avergonzado de sus dientes, empiezan a hacerlo. «Cuando todo el mundo empieza a hablar de ello, muchos se acomplejan, creando así un problema donde antes no lo había», señala Joyce Kahng, una dentista cosmética de California que, durante años, diseccionó las dentaduras de los famosos en TikTok. Y que, precisamente por ello, ha dejado de hacerlo.
Las carillas, en todo caso, no son algo nuevo, existen desde hace al menos cien años. En 1928, un dentista llamado Charles Pincus creó la primera para ‘mejorar’ la sonrisa de los actores de la época. Duraban apenas unas horas y el doctor tenía que trabajar en el set para reponerlas durante el rodaje. Dado su éxito, las fue perfeccionando y entre las estrellas que recurrieron a ellas figuran mitos del cine como Joan Crawford, James Dean, Shirley Temple o Judy Garland. Y hasta hoy. ¿Marcará el éxito de Aimee Lou Wood el fin de esta tendencia? Hay, desde luego, numerosas y poderosas fuerzas luchando para evitarlo.