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Calentamiento global

Algas tóxicas: el chapapote verde que amenaza las costas

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El calentamiento global ha despertado a otro 'monstruo' de las profundidades: las algas tóxicas. Aunque su tamaño es muy pequeño, su inesperada proliferación masiva las ha convertido en una amenaza en playas y lagos de medio mundo. Un grupo de científicos intenta resolver el enigma de estos poco conocidos seres que ya diezman la pesca y que si son ingeridas por humanos pueden causar hasta la muerte.  

Por Isa Espín

Miércoles, 07 de Septiembre 2022

Tiempo de lectura: 5 min

El agua empieza a ponerse verde, invade el fondo marino, contamina a su paso a cuantas especies encuentra y si no fuese suficiente su impacto en la fauna, amenaza a los humanos que se adentran en las costas infectadas. Son las algas tóxicas, un chapapote verde formado por cianobacterias microscópicas que contienen clorofila. De un tamaño mínimo, de unos 90 micrómetros, son imperceptibles sin la ayuda de un microscopio, pero cuando proliferan de forma masiva, el agua adquiere esa apariencia verde y viscosa que han llegado a comparar con el guacamole.

Si se ingieren directamente, pueden provocar problemas graves de hígado, irritaciones respiratorias y hasta párkinson.

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Pesadilla en California. Este año las algas tóxicas han hecho estragos en California. Así ha estado el lago Elsinore en agosto, lo que motivó que se paralizase toda actividad en sus aguas, desde las inmersiones hasta los traslados en barco.GETTY IMAGES

Los expertos han acuñado un término para este fenómeno: HAB, siglas de Harmful Algal Bloom, floración algal nociva. De los miles de especies que forman este plancton vegetal, varios cientos generan unas sustancias tóxicas que, en caso de una explosión descontrolada de las algas, se convierten en un verdadero problema. La ingesta de seres marinos contaminados puede provocar la muerte de peces, aves y hasta ballenas.

Los investigadores atestiguan la presencia de esta plaga en todos los rincones del planeta, incluidos el mar del Norte y el Mediterráneo. Aunque algunas adquieren diferente coloración. En Alemania se han vuelto célebres las alfombras de algas azules que cubren zonas del Báltico y numerosos lagos del país.

Es un fenómeno que se produce cada vez con mayor frecuencia. A pesar de ello, la ciencia todavía no sabe gran cosa sobre sus causas.

De las diez mil especies de algas que existen en el mundo, unas 300 generan toxinas. Pero el calentamiento global las ha activado

Irene Schloss trabaja en el Centro Austral de Investigaciones Científicas, en Ushuaia (Argentina), a 50 kilómetros al oeste de Puerto Almanza, un pueblo de pescadores al sur de la Patagonia. Pocos lugares, asegura, son tan propicios para estudiar las alfombras tóxicas como el canal de Beagle, que une el Atlántico con el Pacífico. Aquí hacen aparición con especial frecuencia.

La multiplicación masiva de las microalgas es un misterio. Se produce normalmente en verano, pero resulta imposible predecir con exactitud en qué parte de la costa aparecerán sus alfombras y el nivel de toxicidad que alcanzarán. Esta temporada,  Schloss está centrando sus investigaciones en una especie marcadamente tóxica, la Alexandrium catenella, responsable de que la vida económica de Puerto Almanza esté paralizada. Esta diminuta criatura pertenece al grupo de los dinoflagelados, entre los que se encuentran algunos de los responsables de las invasiones de algas más tóxicas del mundo.

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Letales. Las algas tóxicas causaron hace cuatro años una 'masacre' entre los peces de las costas de Florida. Pero, además, se detectaron problemas respiratorios en niños que habían ingerido incluso una mínima parte de estas algas.

Los dinoflagelados son capaces de multiplicarse a gran velocidad. Los moluscos filtran el agua marina para alimentarse de las algas. Las toxinas que contienen se acumulan en sus tejidos sin que el molusco se vea afectado por ellas. Sin embargo, si una persona consume moluscos contaminados empieza a sentirse mal en unos pocos minutos.

La toxina no tarda en causar estragos en el organismo: sensación de cosquilleo, entumecimiento y ardor en la boca son algunos de los primeros síntomas, a los que se van uniendo otros como mareos, trastornos de la movilidad, fiebre… la lista es larga. Las intoxicaciones más severas pueden llevar a una parada respiratoria en 24 horas. El vértice del Cono Sur americano no es la única región del mundo que se enfrenta a este problema, el número de casos observados ha aumentado drásticamente en todo el planeta.

La toxina no tarda en causar estragos en humanos: cosquilleo, entumecimiento y ardor en la boca son los primeros síntomas. En caso extremo, puede provocar una parada respiratoria en 24 horas

La NOAA, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, prevé un incremento de estos fenómenos para la próxima década. Este equipo impulsa varios programas de investigación con el objetivo de proteger a las criaderos de moluscos de posibles daños económicos y a los seres humanos de posibles intoxicaciones. En 2018, dos invasiones de algas provocaron más de 300 millones de dólares en pérdidas a las industrias pesquera y turística de Florida. En los últimos años, la muerte masiva de peces les costó a los pescadores noruegos unos 100 millones de dólares y en Chile los daños alcanzaron los 800 millones.

En los países industrializados apenas se producen fallecimientos, pero cree que en zonas peor controladas, en países de Asia y Africa, podría haber un número elevado de víctimas de intoxicaciones que escapan a la detección. Y es que la única forma de comprobar su toxicidad es analizar el agua o los moluscos de forma regular.

¿Quién tiene la culpa?

En un primer momento, los científicos pensaron que la causa podría ser la temperatura inusualmente alta del agua; pero un aporte elevado de nitratos o fosfatos procedentes de la agricultura también puede disparar su reproducción.

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Francia asediada. Las costas francesas fueron atacadas por 'el monstruo verde' en 2018. En realidad, estas algas aparecen cada cierto tiempo en las playas del noroeste francés, pero ahora lo hacen con más frecuencia.GETTY IMAGES

Los datos recogidos por Irene Schloss durante su investigación son inequívocos: los efectos del cambio climático favorecen el crecimiento de las algas. «Si se reduce la cubierta de hielo, el sol alcanza la superficie del agua, estimula la fotosíntesis del fitoplancton y de esta forma también de las microalgas», explica la bióloga.

Las microalgas son mucho más antiguas que la humanidad y que la mayoría de las criaturas marinas. Lo que es nuevo es su velocidad de proliferación. De los alrededor de 10.000 especies de algas que existen en el mundo, unas 300 generan toxinas. Y nadie sabe todavía por qué lo hacen. «Normalmente, los seres vivos desarrollan toxinas para defenderse o para capturar a sus presas, pero en el caso de las algas no conocemos el significado biológico de su veneno», sostiene la investigadora.

De hecho, lo que reclaman los biólogos son más medios para su investigación. El biólogo Bernd Krock reconoce que las algas tóxicas lo tienen a la vez entusiasmado y frustrado: «Son los seres más fascinantes que conozco, pero sabemos tan poco de ellos…».

Etiquetas: Cambio climático
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