Son más de cien, sumando la tercera y la cuarta generación. La mayoría no son ricos. Hay de todo: bomberos, periodistas, actores... Pero ningún senador ni congresista. Los Kennedy, la 'realeza' de Estados Unidos, se desvanece del poder político. Desde que John Fitzgerald Kennedy ganó un escaño en las elecciones al Congreso por el Estado de Massachusetts en 1947 ha habido un Kennedy en algún cargo federal durante 65 años.
Pero ya no es así. No hay ahora ningún miembro de la ilustre dinastía con un cargo electo. Pero sí está en el Gobierno de Donald Trump Robert Fitzgerald Kennedy Jr., hijo del asesinado fiscal general del Estado Robert Kennedy, sobrino del asesinado presidente John Fitzgerald Kennedy.
Pero este 'Bobby' no es motivo de orgullo para el clan. Nunca lo fue. Desde niño –era el tercero de los 11 hijos de Robert F Kennedy– fue un imán de disgustos. Cuando estaba en el instituto lo arrestaron por posesión de marihuana. Y cuando su madre, Ethel, viuda del legendario Robert F. Kennedy, lo reprendió, se largó de casa. Era un melenudo rebelde, aficionado a las broncas, drogadicto y alcohólico que luego se desenganchó, se recompuso, se hizo abogado de asuntos mediomabientales… y dio un nuevo volantazo que soliviantó a su familia al anunciar que se presentaba como candidato independiente a las elecciones de Estados Unidos de 2024.
Luego se echó atrás. Pero apoyó con contundencia a Donald Trump en aquellas elecciones mientras que su familia era clara partidaria de Kamala Harris, del Partido Demócrata, el partido de los Kennedy de toda la vida.
Este Bobby disguta a la familia. Están furiosos porque es trumpista, antivacunas y partidario de los recortes en sanidad y ayuda social, asuntos por los que lucharon sus antepasados. Como apunta un artículo de The New York Times «John F. Kennedy había firmado la Ley de Asistencia para la Vacunación, la que garantizaba el acceso a vacunas contra enfermedades como la polio. Y Ted Kennedy (su hermano) dedicó gran parte de su carrera en el Senado a la atención médica, hasta la Ley de Cuidado de Salud Asequible».
Su tía Eunice (hermana de su padre) fundó los Juegos Paralímpicos y el Instituto Nacional de Salud Infantil Eunice Kennedy Shriver, al que Robert Junio ha metido la tijera. En tiempos de Trump los recortes han caído sobre instituciones que los Kennedy han creado o sostenido, como las agencias federales de ayuda humanitaria Peace Corps y USAID o Head Start, un programa federal de educación infantil.
Los primos se enzarzan
No es agradable que el primo Robert esté relacionado con el desmantelamiento de los pilares de la familia. Lo dejó claro su prima Maria Shriver (hija de Eunice y ex mujer de Arnold Schwarzenegger) en su poema I am Maria con estos versos dedicados a él: «Me rompe el corazón saber que tú y yo estamos en desacuerdo».
Más rotunda ha sido Kerry, hermana del Kennedy trumpista y veterana activista de derechos humanos, al proclamar: «Repudio completamente, me separo y me desvinculo de Robert Kennedy Jr y su flagrante e inexplicable esfuerzo por profanar, pisotear y prender fuergo a la memoria de mi padre».
«Me desvinculo de Robert Kennedy Jr y su flagrante e inexplicable esfuerzo por profanar, pisotear y prender fuergo a la memoria de mi padre», dice Kerry Kennedy sobre su hermano Robert
Otra que ha alzado la voz es Caroline (hija de JFK) en un vídeo en el que decía que su primo Robert no está cualificado, «tiene opiniones peligrosas y deliberadamente desinformadas» y «es un depredador».
Pero el más pertinaz en sus críitcas al ‘primo traidor’ y a Donald Trump, es Jack Sclossberg, hijo de Caroline, el único nieto varón de JFK.
Ahora es Jack el Kennedy que más farandulea por los medios. Está bien preparado: tiene un doble grado (en Derecho e Historia) en Yale, un MBA en Harvard y aprobó el examen de la abogacía a la primera y con notaza.
Pero no ejerce la abogacía; es una estrella de la redes sociales. Se dedica a compartir vídeos en los que se disfraza, baila y hace crítica política. «Todo lo que hago en las redes tiene un propósito: atraer la atención sobre los problemas serios a los que se enfrenta mi país con la Administraión de Trump», explica.
¿Será el proximo Kennedy congresista? La percha la tiene. Además lo ha dejado caer: «La política es lo que me interesa. Quién sabe, quizá en el futuro...», ha confesado.