
La dirección del centro, con dos centenares de alumnos con necesidades especiales, dimite en bloque; la madre de un niño avisa de las repercusiones
18 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.No ha empezado el nuevo curso y Paula Verde ya teme otra vez que su hijo Héctor, que tiene autismo, no tenga los apoyos necesarios para cursar como merece 4º de la ESO. Pasó lo mismo el año pasado. Ella y sus compañeras de la ANPA del IES Valadares, que cuenta con cerca de 200 alumnos con necesidades especiales, protestaron en la calle para reclamar a la consellería de Educación los apoyos y recursos para atenderlos como uno más. La presión consiguió que la Xunta incorporara más personal auxiliar para que acompañara a su hijo y a otros alumnos con necesidades específicas durante las clases. «Los contrataron a media jornada, por lo que estaban solo en algunas clases con él», lamenta Paula Verde, que insiste en que cuando este personal ayuda al profesorado en las aulas su hijo y otros estudiantes aprenden mucho mejor. «Sin ellos, estos alumnos no tienen garantizado su derecho a recibir una educación en igualdad», continúa.
Paula y sus compañeras de la ANPA han pasado todo el curso reivindicando más personal docente para el centro. Insisten en que los profesores asumen ratios que hacen imposible una educación inclusiva. La Valedora do Pobo les dio la razón y, paralelamente, el equipo docente del colegio también solicitó en reiteradas ocasiones este refuerzo.

La Consellería de Educación no las ha escuchado y, ayer, le notificó a la dirección que este año contarán con un docente menos, ya que para que el centro mantenga una segunda orientadora, «absolutamente necesaria nas nosas circunstancias», han prescindido de un puesto de docente. Esta decisión ha motivado que la dirección del IES Valadares dimitiera en bloque como protesta ante la falta de personal para atender al alumnado con necesidades específicas. «La consellería presume de su apuesta por la inclusión y no tenemos el personal suficiente para garantizarla», sentencia Verde.
«A realidade é que as nosas aulas son grupos de 30 alumnos con aproximadamente un terzo que require unha atención moi específica (síndrome de Down, TEA de diferentes graos, trastornos de conduta, discapacidade intelectual superior ao 33%, altas capacidades, discapacidade visual ou auditiva...)», indica el equipo directivo formado por Patricia Mena, Manuel Ángel Iglesias, Begoña Vázquez Domínguez y Carmen Boado Aguinaga. Además, recuerdan que tanto este alumnado como el resto tiene derecho «a unha atención educativa digna e de calidade».
Insisten en que no es posible para un docente atender de manera «realista e efectiva un aula como a descrita». Así se lo hicieron saber a las autoridades educativas en varias ocasiones, «unha Consellería de Educación que presume de ser un modelo de atención á diversidade, pero xuntar nunha aula a alumnado diverso non é suficiente; non podemos falar de inclusión sen medios humanos para levala adiante», continúan. Durante estos años la dirección se sumó a múltiples programas ofertados por la Xunta «coa intención de enriquecer a nosa oferta e mellorar a calidade educativa», pero ninguno venía acompañado de recursos humanos. «Nútrense do voluntarismo e vocación do profesorado e levan consigo unha importante carga de traballo extra: formación, programación, memorias, xestións, coordinacións», lamentan desde el equipo directivo.
La Consellería de Educación: «É unha decisión precipitada»
Un portavoz oficial de la consellería de Educación anunció ayer que les parece «precipitada» la decisión del equipo directivo. «Estamos a 17 de xullo (o curso comeza o 8 de setembro) e estanse analizando os apoios a maiores que precisan os centros en función das súas necesidades», indican. Además insisten en que el centro mantiene el mismo personal.