Javier de Castro, oncólogo: «En el cáncer de pulmón, el impacto del tabaco es mayor en mujeres que en hombres»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El oncólogo Javier de Castro.
El oncólogo Javier de Castro. SEOM

El nuevo presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica explica el valor de la prevención en el desarrollo de los tumores y valora la reducción de la mortalidad en los últimos años

02 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El doctor Javier de Castro (Madrid, 1966), especializado en el cáncer de pulmón, es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Desde que tiene uso de razón, «prácticamente, desde los diez años», dice que tuvo la vocación de ser médico. «Me encantaba la medicina y me llamaba mucho la atención, en ese momento, todo lo que era el cáncer», recuerda. Un joven que sin saber mucho de la que después sería su especialidad soñaba con tratar a los pacientes, ofrecerles una curación y poder averiguar por qué se produce esta patología. «Desde luego si la medicina es vocacional, ser oncólogo lo es de forma añadida y satisfactoria», deja claro.

—La mortalidad por cáncer en España ha disminuido significativamente en las últimas décadas. ¿Cómo lo valoran desde la especialidad?

—La disminución de la mortalidad por cáncer en España es muy importante para la oncología médica porque es nuestro trabajo. Intentar que el cáncer sea cada vez más una enfermedad curable y que, cuando no se pueda curar, al menos aumente de forma significativa la supervivencia de los pacientes. Siempre buscando su mejor calidad de vida.

—¿Por qué ha mejorado?

—En primer lugar por aspectos como la prevención. Tenemos ya varios programas de detección precoz, como el de mama, de cuello uterino o de cáncer colorrectal, al cual se sumarán otros que ya están en vías de definir, como el cribado de cáncer de próstata o de pulmón. La prevención es muy importante y hay alguna que debería ser activa y en la que ya estamos trabajando, como es el ejercicio y la búsqueda de hábitos saludables, disminuyendo el consumo de alcohol o el tabaco. También está, por otra parte, un factor muy claro que es la innovación terapéutica, tanto por la llegada de nuevos fármacos —la inmunoterapia o las terapias dirigidas— como por los avances tecnológicos que hemos vivido en el tema del diagnóstico, con nuevas herramientas radiológicas como el PET-TAC. Y, desde luego, están los avances en el área quirúrgica y de la radioterapia. 

—Entiendo que ya pueden hablar con más esperanza. 

—Desde luego tenemos que seguir trabajando, pero estos datos nos abren una puerta a una esperanza que, además, comunicamos a los pacientes. Por ejemplo, en mi especialidad, que es el cáncer de pulmón, hace unos años podíamos atender a una supervivencia de apenas un año. Ahora hay muchos pacientes para los que estimamos una supervivencia que supera los cinco, a pesar de que tengan que convivir con la enfermedad.

—Disminuye la mortalidad pero crece el número absoluto de casos.

—La mortalidad la estamos controlando pero el número de la incidencia sube. El factor fundamental es el envejecimiento de la población. Si conseguimos controlar la mayoría de patologías, porque en los últimos años hemos avanzado mucho en el tema cardiológico y de infecciones, lógicamente la probabilidad de padecer un cáncer va a ser mayor. Evidentemente, hay otros factores que sabemos que tienen un impacto en su desarrollo como son los cambios en los hábitos de vida, que podían ser más saludables en el pasado, sobre todo desde el punto de vista dietético, pero no lo son actualmente. 

—Desde la SEOM, llevan varios años alertando del aumento de cáncer de pulmón en mujeres. ¿Cómo lo ha ido observando usted en primera línea de ese tipo de tumor?

—Desde luego los profesionales que trabajamos con pacientes de cáncer de pulmón lo hemos estado comentando desde hace muchos años, porque estamos viendo que, al igual que en los hombres desciende su incidencia, posiblemente por el control que hubo en el pasado con medidas para frenar el hábito tabáquico; en el caso de las mujeres, la incorporación más tardía al tabaquismo, que sucedió en las últimas décadas del siglo pasado, está influyendo de forma significativa. Pero también existen otros factores. Hemos visto un incremento de la incidencia en el cáncer de pulmón en mujeres que nunca han fumado, e incluso, en mujeres más jóvenes. La investigación es muy importante porque desde luego tienen que existir otros factores que pueden ser de tipo hormonal, relacionados con la contaminación, ya sea ambiental como el gas radón, como contaminación atmosférica. Pero también aquí hay que transmitir esperanza, porque a medida que el avance y la divulgación hacen que los diagnósticos sean más rápidos, que no se piense que el cáncer de pulmón es una enfermedad de hombres, y al mismo tiempo, que para muchas mujeres con cáncer de pulmón no asociados al tabaco se encuentren dianas prácticas por alteraciones moleculares, que permiten, con tratamientos dirigidos y sin necesidad de quimioterapia o inmunoterapia,que puedan vivir muchos años. 

—¿El cáncer, en general y no solo en el de pulmón, puede ser diferente entre la población masculina y femenina? 

—Aquí hay dos aspectos. En el caso de los tratamientos, hay diferencias de tipo hormonal en el metabolismo de los fármacos que hacen que la propia tolerabilidad que puede tener un hombre y mujer sea diferente. De hecho, en muchos casos, demandamos que los ensayos clínicos tengan un diseño especial para las mujeres, precisamente, porque estamos utilizando las mismas dosis en hombres y en mujeres. Y luego es verdad que cada vez estamos viendo en los cánceres que aparecen en ambos sexos, como sucede con el de pulmón o el colorrectal por citar dos de los más importantes, que posiblemente haya diferencias. En el cáncer de pulmón, se sabe que el impacto del tabaquismo es mayor en la mujer que en el hombre. Es decir, que fumando menos tiempo o consumiendo menos cantidad de tabaco, al cabo de los años, puede tener un mayor impacto en la población femenina que en la masculina. Sabemos que en el cáncer de colon, también puede haber diferencias. Las causas de todo esto no se conocen bien y hay que investigarlas.

—Uno de los retos que usted destacó como uno de los más importantes para su entidad es divulgar sobre el poder en la prevención del cáncer de la dieta y el ejercicio físico. ¿Por qué es tan importante su papel en la prevención y en el tratamiento?

—Con respecto al poder de una dieta saludable y ejercicio físico en la prevención está bien demostrado. Sabemos que ciertos cánceres, como el colorrectal o el de mama, se asocian con un consumo mayor de grasas, con sobrepeso, con dietas poco saludables y con presencia de ultraprocesados. Con lo cual, la prevención es clave. Lo que se ha visto, y ahora la SEOM lo está explorando a través de un estudio, es saber dos cosas. Primero, el impacto que puede tener la obesidad en el desarrollo de los pacientes que se someten a un tratamiento oncológico. Si estos pacientes pueden responder peor. Siempre ha existido la creencia de que el cáncer hacía adelgazar, pero sabemos que, en algunos cánceres como en el de mama, es posible que este grupo de pacientes con sobrepeso no sea un perfil positivo ni para la tolerancia de los tratamientos ni para la evolución de la enfermedad. Lo que sí se está viendo es la importancia del ejercicio físico durante el tratamiento, e incluso en momentos más avanzados de la enfermedad, en etapas metastásicas. Se ha demostrado que mantener el ejercicio físico no solo el aeróbico, sino de fuerza, permite mantener mucho más la masa muscular y evitar la sarcopenia; permite una mayor oxigenación de las células; una mayor tolerancia a los tratamientos y se está demostrando que puede impactar en la supervivencia de los pacientes. Además del beneficio propio de que los pacientes se sienten mejor, pueden tener más vida social y se sienten menos enfermos. Se podría decir que el ejercicio pasa a ser un tipo de tratamiento de la enfermedad, y en este caso, un tratamiento que puede ser accesible a todo el mundo, de escaso coste, muy versátil, y que debemos empezar a prescribir a nuestros pacientes. Los mecanismos que se relacionan en este sentido es porque la obesidad o la falta de ejercicio físico pueden favorecer todo lo que está detrás de un proceso inflamatorio crónico, que es el que puede ocasionar el cáncer y su perpetuación. Esto se relaciona con el llamado síndrome metabólico, que provoca este efecto de inflamación crónica, el cual puede estar detrás de muchas enfermedades autoinmunes, infecciosas o del cáncer. 

—El estrés es un factor de riesgo para sus compañeros de enfermedad cardiovascular. ¿Sabe si puede guardar relación con un tumor y que sea un factor de riesgo?

—Tal y como sabemos, el estrés aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. No es bueno para nada. Si bien no hay una relación directa entre el estrés y el desarrollo de un tumor, sí favorece otros aspectos contribuyentes como puede ser el sobrepeso, el consumo de hábitos no saludables, tanto dietéticos, como de tabaco o alcohol. Y posiblemente, puede estar detrás de un exceso de cortisol que desencadena este cuadro inflamatorio crónico que puede estar detrás de muchas enfermedades, incluidas, el cáncer. 

—El cribado de cáncer de mama tiene tasas de participación bastante altas, pero caen en el de colon o cérvix. ¿Por qué cree que esto sucede?

—Con respecto al cribado de cáncer de mama es verdad que tiene una mayor adherencia. Hay una relación clara con la mayor concienciación que hay de las mujeres frente a este tipo de tumor. En el caso del cáncer de colon, a pesar de tener los cribados a partir de los 50 años, la adherencia en muchas regiones todavía no supera el 50 o 60 % y esto merece más campañas de concienciación. Los oncólogos no solo estamos para tratar pacientes que han sido diagnosticados de cáncer, sino para concienciar a nuestra sociedad de la importancia de un diagnóstico lo más rápido posible y de que podemos prevenir el desarrollo de cáncer con hábitos saludables. Esto es fundamental. 

—Hoy en día, en España, ¿existen diferencias en cuanto al acceso a tratamiento según la comunidad en la que resida el paciente?

—En nuestro país no debería haber diferencias en cuanto al acceso al tratamiento según la comunidad autónoma donde se viva. Teóricamente es así, porque todo español tiene ese derecho constitucional. Cuando un fármaco es admitido por el sistema y tiene un reembolso público, debería ser accesible en cualquier lugar. Eso no significa que posiblemente pueda haber diferencias en regiones donde el acceso al hospital sea más complicado, menos pobladas o que no tengan grandes ciudades con hospitales de alto nivel. Esto puede influir en la accesibilidad. Los oncólogos siempre nos implicamos en generar las redes adecuadas para que el acceso al tratamiento, el mejor diagnóstico o la mejor cirugía, pueda ser realizado en cualquier parte con independencia de lo que muchas veces se dice del código postal. Si existen estas diferencias, que a veces son sociales o la propia edad —los pacientes ancianos tienen peor acceso por su propia movilidad o falta de información—, trabajaremos para que se reduzcan a lo mínimo posible. 

—Con el aumento de la supervivencia, llega el reto de los largos supervivientes. 

—Por suerte, estamos hablando de largos supervivientes, lo cual es una gran noticia, pero, al mismo tiempo, supone un reto nuevo asistencial, porque muchos pacientes superan la enfermedad. Unos lo hacen de manera definitiva y otros conviven durante muchos años con ella, pero eso no significa que no puedan volver a su vida, incluso laboral, y que tengan que seguir un cuidado determinado por parte de otras estamentos sanitarios, como puede ser la atención primaria, para hacer un seguimiento de las secuelas que hayan podido dejar los tratamientos oncológicos o la propia enfermedad tumoral, y luego para intentar restablecer la salud de los pacientes a todos los niveles: tanto física como mental. Por suerte vamos a tener cada vez más esta situación con largo supervivientes, y claro que tenemos que hacer procesos de seguimiento, derivación, guías de seguimiento o de control de síntomas a largo plazo. La calidad de vida del largo superviviente empieza desde el diagnóstico y desde la primera decisión del tratamiento. Con lo cual, cuanto mejor hagamos el tratamiento, más personalicemos y mejor utilicemos estos tratamientos pensando en el futuro del paciente, mejor va a ser su vida después del cáncer. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.