
El técnico de Samertolameu reside en Boiro, trabaja en Ares y entrena en Moaña, sumando más de 400 kilómetros diarios
19 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Alberto Hermo, conocido como Eclise, cruza de punta a punta Galicia cada vez que tiene que entrenar a su equipo de traineras, el Club de Remo Samertolameu de Meira. Residente en Boiro, se levanta a diario a las cinco de la madrugada para estar a primera hora de la mañana trabajando en Ares, en la ría de Ferrol. Buzo recolector de oficio, pasa, aproximadamente, cuatro horas inmerso en el agua. Capturada la presa, cerca del mediodía, regresa del mar para llevar toda su caza a la lonja.
Finalizada su jornada de trabajo, y tras comer en su coche, llega el segundo desplazamiento de su día, que es, con diferencia, el más largo. Desde Ares viaja hasta Moaña con tiempo para preparar las sesiones de entrenamiento de su equipo, que mañana (12.00 horas) desde el puerto de Meira competirá en la undécima edición de la Bandeira Illa de Samertolameu-Concello de Moaña.
Otras dos horas en el agua después, y ya con la tareas deportivas hechas, recoge todo el arsenal y pone rumbo a su hogar para el último desplazamiento del día. Con casi quinientos kilómetros encima, Alberto Hermo entra por su casa para estar un tiempo con su familia, cenar y acostarse relativamente temprano para prepararse para volver a afrontar la rutina.
La odisea que, en origen, iba a ser de unos meses, se ha dilatado para todo el año. Un reto que, si ya de por sí era inmenso para un corto tiempo, se volvió mayúsculo de la noche a la mañana.
Lidiar con esa ajetreada vida, como es de esperar, es muy complicado, y el propio Hermo reconoce que solo es posible gracias a la ayuda incondicional de su esposa. «Mi mujer es la pieza clave de toda esta locura. Me hace todo superfácil», reconoce el boirense.
La vida social y familiar también se han visto reducidas al mínimo para Alberto. «Hay semanas que al entorno social y a mis padres, mi hermano y mis suegros no los veo», asegura apenado.
Restan muchos días de locura para Alberto Hermo a lo largo del año, y aunque es joven y se encuentra bien física y mentalmente, es consciente de que «no se puede mantener durante un período muy largo» y, de hecho, advierte que «ni a medio plazo es viable».