La cara b del Coliseum: cuando solo 500 fans quisieron ver a Jesús Vázquez en concierto
VIVIR A CORUÑA

El presentador de televisión probó suerte en la música con muy poca fortuna. El suyo fue el fracaso más estrepitoso del multiusos herculino
18 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Rinde homenaje a la maravilla que es el anfiteatro romano del siglo I, pero en alguna ocasión ha parecido más bien el Garufa. El Coliseum de A Coruña, con una capacidad actual que ronda las 9.000 personas, no siempre ha vivido días de gloria. Aunque en la actualidad visitan este recinto artistas internacionales que suelen colgar el cartel de «todo vendido», el multiusos también ha pinchado en hueso, y con celebridades de nivel... que erraron al cambiar de industria.
El contexto es importante. En los noventa podía pasar de todo. Y bastaba con encender la televisión para encontrarse a un torero ofreciendo una corrida solo para mujeres —«porque son lo más bonito que inventó Dios», dijo el protagonista del evento, Jesulín de Ubrique—, o cantando como invitado en el Festival de Benidorm (también fue el ex de Belén Esteban el que quiso probar las mieles de la música, spoiler: sin éxito). En los tiempos del «España va bien» querer era poder, o eso creían algunos. Por eso, estrellas de la pequeña pantalla como Jesús Vázquez, que arrasaba con el programa adolescente Hablando se entiende la basca, no se pusieron límites a la hora de triunfar. Pero resulta que, a veces, la realidad escribe su propio relato y supera a la ficción.
En septiembre de 1993 A Coruña se preparaba para el concierto de Juan Luis Guerra, que había batido todos los récords de asistencia dos años antes en el Coliseum —15.000 personas bailaron bachata en este recinto—. La actuación estaba prevista para el 6 de septiembre, solo dos días antes de que un jovencísimo Jesús Vázquez fuese llamado a calentar el ambiente. Lejos de lo que había previsto la organización, tan solo unos 500 fans se apuntaron a un concierto que se las prometía mediático por la fama alcanzada por el ferrolano en aquellos tiempos.
La decepción fue mayúscula para todos: asistentes, músicos, organizadores y el propio presentador venido a cantante. Habría sido mejor que la actuación se hubiese celebrado en una sala más modesta, donde por lo menos el público pudiese entrar en calor. La venta de entradas fue tan mal que es el concierto del Coliseum que ha registrado menos asistentes, aunque quien estuvo aquel día puede decir que disfrutó del recital.
Como explica la crónica publicada en La Voz, del total de fieles del ídolo juvenil, el 90 % eran chicas. A algunas las acompañaban sus progenitores, que se quedaban en las gradas contemplando, perplejos, el panorama. Vázquez lo dio todo, y como si hubiese llenado el Movistar Arena de Madrid se dirigió a su entregado público y gritó: «¡No sabéis las ganas que tenía de cantar en la ciudad más bonita de España, la mía!». Engominado, vestido de negro y luciendo su magnética sonrisa, el presentador y cantante tocó temas propios como Con el alma en un puño, o el más conocido: Y yo te besé.
Las fans aprovecharon cada ocasión para recordarle a Vázquez por qué estaban ahí: «¡Te queremos¡», «¡tío bueno!», y por supuesto «¡torero!» —el piropo da cuenta de la relevancia social de estas figuras en la sociedad de hace unos años—. Las lisonjas no hicieron más que ganar intensidad conforme avanzó la noche y aparecieron los ritmos de Chica de ayer o Escuela de calor, que permitieron el disfrute, también, de los padres de las criaturas.
De noches de más y menos gloria se hacen las carreras, también, de quienes se han convertido en artistas consagrados. Lo recordó el pasado sábado Leiva durante el concierto que ofreció en el Muelle de Batería. El madrileño no siempre ha sido un ídolo de masas que llena estadios. De hecho, mientras Jesús Vázquez se iba con la música a otra parte y volvía al ruedo televisivo, Leiva se subía al escenario de la Mardi Gras con Pereza, en un concierto íntimo que hoy sería histórico.
El Coliseum no ha sido el único recinto que ha sufrido estrepitosos fracasos. Para el recuerdo, o no, quedan aquellos cinco niños que pasaron por taquilla para ver la reaparición de los payasos coruñeses Pim, Pam, Pum en el Sporting Club Casino. El otrora emblemático Palacio de los Deportes, por su parte, recibió tan solo a diez asistentes en el concierto que Lucía, quien cantó aquel Él en Eurovisión, ofreció hace más de cuarenta años.