¿Qué tienen en común Frank Sinatra, Pablo López y Quevedo? La respuesta está en A Coruña

VIVIR A CORUÑA

El Coliseum se adaptó en dos ocasiones a un formato 360 en el que el público pudo ver desde todos los ángulos al cantante de «My Way» y al artista malagueño. Quevedo usará también esta fórmula en sus conciertos del 26 y 27 de septiembre
09 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Síntome coma as fans de Alejandro Sanz, cando miraba para o público estaba convencido de que me miraba a min». En 1992 el cantante madrileño levantaba pasiones entre las adolescentes con la canción Pisando fuerte. Por eso, uno de los asistentes al concierto que Frank Sinatra ofreció el 5 de junio de aquel año en el Coliseum de A Coruña consideró pertinente esta comparación. Además, en su caso la declaración cobraba un especial sentido, ya que la Voz tenía muchos frentes a los que atender: esta fue la primera vez que el recinto herculino cambiaba su disposición para adaptarse a un formato 360. De este modo, los fans ocupaban el espacio de forma circular, sumando así la capacidad del anfiteatro y la mitad del tendido bajo, es decir, la que se encuentra detrás del escenario.
Pese a la ristra de estrellas que han pasado por el Coliseum, hubo que esperar 33 años para que se repitiera esta fórmula. El pasado sábado, el artista malagueño Pablo López abrazó al público coruñés en su fin de gira con un recital íntimo —aun teniendo en cuenta que despachó 4.500 localidades— que también pudo verse desde todos los ángulos con sillas dispuestas alrededor del escenario. Que esta manera de acercarse a los asistentes está de moda lo confirman los conciertos que ofrecerá Quevedo el 26 y 27 de septiembre también en el Coliseum. El cantante de Quédate se suma a este formato.

La forma de ejecutar los espectáculos es lo único que tienen en común estos tres artistas. Sobra decir que sus estilos musicales están bien lejos entre sí, pero también hay grandes diferencias si se pone el ojo en los recitales, aunque los tres tengan en común el Coliseum.
El de Frank Sinatra se vislumbraba como uno de los grandes eventos del año en A Coruña. A principios de los noventa los conciertos, y sobre todo los de esta talla, no eran ni mucho menos habituales en la ciudad. A la cita acudieron personalidades del mundo de la música como Pablo Abraira, pero también reputados periodistas como el presentador de televisión Pedro Piqueras. Visto con distancia, tendría sentido inferir que aquella actuación había nacido para llenar el Coliseum, pero nada más lejos de la realidad. Por aquel entonces casi nadie se rascaba el bolsillo para acudir a un concierto, así que ni el mismísimo Sinatra consiguió que más de 3.000 se gastaran entre 6.000 y 15.000 pesetas por verlo; unos precios que al cambio equivaldrían a 36 y 90 euros.
Llamó la atención la escasez de público porque solo un año antes Juan Luis Guerra había atraído a 15.000 asistentes a su concierto en este multiusos. De este modo, el artista de Nueva Jersey se quedaba más cerca del total de fieles que pagaron por ver a Jesús Vázquez en el Coliseum al año siguiente —tan solo 500 personas— que de los que quisieron bailar bachata rosa. Con todo, los que allí estuvieron recuerdan el evento como una cita única no solo por la figura imponente y el repertorio impecable de Sinatra, sino por la atmósfera que ayudó a crear la orquesta, dirigida por el hijo del cantante, y formada por sesenta músicos.
Tanto han cambiado las cosas en tres decenios que para el concierto de Pablo López llegaron a salir a la venta entradas por 421 euros. Y Quevedo, faltando más de dos meses para que cante en A Coruña, ya ha liquidado más de 17.000 entradas de cara a su doblete en el Coliseum. La música en directo vive su punto más álgido; lo confirma la oleada de conciertos que irán sucediéndose los próximos días en la ciudad. Solo esta semana actúan Alanis Morissette, Miguel Bosé, Leiva y Marc Anthony.