El alcalde de Santiago pretende cobrar una tasa a los turistas que duerman en la ciudad

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Atlas

La idea de Noriega suscita un rechazo masivo en el resto de los regidores de concellos turísticos

18 ene 2017 . Actualizado a las 18:28 h.

El alcalde de Santiago, Martiño Noriega, considera que los turistas deben de colaborar económicamente de forma directa con el mantenimiento de ciudades como la capital de Galicia. El regidor ha abierto personalmente el debate sobre la imposición de una tasa a los visitantes, «para que acheguen recursos para a mellora da calidade de vida da veciñanza, co mantemento dos espazos e os barrios da cidade». Su propuesta se traduce en la aplicación de un impuesto a cada turista por día de pernoctación, que su equipo valora entre un euro y euro y medio, en función del nivel de su hotel. Noriega, que da por descontadas «as reticencias que pode haber diante desta taxa», aboga por reflexionar sobre la conveniencia de que el Ayuntamiento, el sector turístico y la Xunta estudien la imposición del citado impuesto.

Preguntados por La Voz, los alcaldes de los 46 concellos que cuentan con la declaración oficial de municipio turístico y los de las ciudades sobre si impondrían la tasa al turismo, solo cuatro, además del compostelano, se decantan a favor: Fisterra (PSOE) ya ha empezado a estudiarla incluso; Cedeira (PSOE) la apoya si es para destinarla al patrimonio; Palas de Rei (PP), si sirve para que los pequeños concellos reciban más fondos, y Quiroga (PP), si es moderada.

Los regidores de Chantada, A Guarda y A Pobra optan por no definirse al no haberlo debatido sus gobiernos, y los de Vigo, Monforte, Sarria y Celanova no se pronuncian.

Los demás se mueven entre el no y el rechazo radical, por considerar que la tasa podría disuadir al turismo. «Que Noriega venga aquí y le enseño cómo se atiende al turismo», dice José Antonio Lorenzo, alcalde de Mondariz Balneario, el concello más pequeño de Galicia. «Ser municipio turístico é sinónimo de creación de emprego, de dinamización económica», apunta Gonzalo Pita, alcalde de Sanxenxo, que reclama más apoyo económico de las demás Administraciones a los enclaves turísticos. «Nós triplicamos no verán o gasto en Sogama», desvela el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, que prefiere una financiación especial a la citada tasa.

Francisco García, primer edil de Allariz, es de los que piensan que el turismo ya paga en museos y eventos y el sector terciario tributa en función de sus ingresos, por lo que se opone a la tasa.

Formaciones integradas en En Marea, como la de Noriega, no secundan tampoco su propuesta. No la contempla Xulio Ferreiro en A Coruña, ni tampoco Ferrol. «É un xeito de desincentivar o turismo en cidades sobresaturadas, e non é o caso de Ferrol», expone Jorge Suárez. Pontevedra no se plantea ni debatirlo. «Nós buscamos incrementar turistas e Santiago xa é destino fixo», explica la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez para rechazar la tasa.

«En Ourense, rotundamente non. Non serviría para animar a chegada de turistas, senón todo o contrario», advierte el regidor, Jesús Vázquez. Su homólogo de Baiona también lo rechaza al señalar que sería discriminatorio porque lo pagarían los turistas que se alojasen en hoteles, pero lo eludirían otros muchos.

Adolfo Muiños, alcalde de Rianxo, añade al debate que los visitantes de su municipio son mayoritariamente gallegos, «polo que non sería adecuado poñerlles trabas». Otra vertiente es abierta por el regidor de Foz, Javier Jorge Castiñeira, que no secunda la tasa, pero sí que los dueños de segunda residencia compartan el pago de impuestos donde tengan ese tipo de propiedades y donde estén empadronados.

Rechazan la tasa también la alcaldesa de Viveiro; el de Ribadeo, que solo la entiende en casos excepcionales; el de Pontedeume; el de Laxe; el de Corcubión; tampoco apoyan encarecer al turismo los de Tui, Samos, Sober, Padrón, Nigrán, Mondoñedo, Muros, Betanzos, Miño, Cambados, Monterrei, A Veiga, Ribadavia, Leiro, Parada de Sil, Nogueira de Ramuín, Vilagarcía, O Grove, Poio, Carballiño o Pobra de Trives, y el de Ribeira estima que ya dio mal resultado en Barcelona y Mallorca. «Si no los quiere, que pongan una cancela a la entrada de Santiago para desviarlos a otros sitios», se suma el regidor de Portomarín, Juan Serrano, como presidente de la Mancomunidad de Concellos del Camiño Francés en Galicia.

No de la Xunta

La propuesta de Noriega tampoco obtiene respaldo en la Xunta, la Administración que sería la encargada de regular la implantación de la tasa. «Non procede a implantación dunha taxa turística, estamos abertos a calquera debate, pero cremos que agora non é o momento», apunta Nava Castro, directora de Turismo de Galicia. Su prioridad es «aumentar o número de visitantes e incrementar a rendibilidade das empresas turísticas», concluye.

Información elaborada con las aportaciones de M. Gago, X. R. Penoucos, A. Gerpe, C. Elías, A. Martínez, S. Barral, M. Ascón, B. Capelada, A. Silva, S. González, F. Albo, R. Martínez, M. Cobas, E. Eiroa, M. C. López. U. López, J. Alonso, J. Varela y J. M. Cambeiro.

Baleares retomó el tributo y Cataluña recauda 43 millones

Al abonar la factura del hotel en Roma, desde la recepción del establecimiento se advierte que deben cobrar en metálico seis euros por día y persona, la misma cantidad que hay pagar en Florencia por apartamento cada jornada. En Lisboa la tasa turística supone un euro por viajero al día; en Estados Unidos, 10 para la promoción turística y entre el 5 y 7,25 % del precio de la habitación por el mismo concepto según el estado. Ámsterdam, Maldivas, Berlín, Dubái, Milán o Venecia se han sumado a la misma vía impositiva, pero en España, donde la captación de turismo sigue siendo uno de sus principales objetivos económicos y vía de creación de empleo, tan solo Cataluña y Baleares se arriesgan a hacer tributar a quienes recalan en sus establecimientos.

Cataluña la ingresa desde el 2012 bajo la denominación de tasa de pernoctación, que oscila entre 0,45 y 2,25 euros por cada viajero por día en hoteles, apartamentos, cámpings, casas rurales, albergues y embarcaciones. En Barcelona el impuesto es ligeramente superior al del resto de la comunidad, y en todo caso no se paga a partir del séptimo día de estancia. La recaudación en el 2015, el último año contabilizado, ascendió a 43,5 millones de euros y es destinada a fomentar el turismo sostenible y la protección de los enclaves de interés. El 30 % de lo recaudado se deriva a los ayuntamientos, algo más en el caso de Barcelona, que recibió por ello en la segunda mitad del año pasado 1,78 millones de euros.

La pionera en la aplicación del impuesto al turismo fue Baleares, que la implantó en el 2002 como una ecotasa. Con un valor medio de un euro al día por turista, la Administración balear ingresó 84 millones en los dos años que estuvo vigente, pero la mala imagen que generó acabó con su supervivencia hasta el pasado 1 de julio, que fue rescatada con un precio de entre 0,50 y 2 euros.